El Hércules saboreó durante más de 45 minutos el triunfo al todopoderoso Real Madrid de Jose Mourinho, pero un gol de Di María al comienzo de la segunda mitad y dos de Cristiano Ronaldo dejó a los de Esteban Vigo sin premio en un partido que no mereció perder. A la derrota se sumó también la lesión de Nelson Valdez en el minuto 79.
Comenzó de forma inmejorable el partido más esperado de la temporada. El Hércules recibía en su reformado Rico Pérez al todopoderoso Real Madrid de Mourinho con un estadio repleto como no se veía desde el último ascenso del conjunto blanquiazul a Primera División. Casi 30.000 aficionados acogía con aplausos a sus jugadores, con Olivier Thomert en el once inicial como sorpresa, que tuvo que salir al comienzo de la segunda mitad por lesión, y con pitos al once de gala blanco, sobre todo a su gran estrella, Cristiano Ronaldo.
No dio tiempo ni a que los asistentes se acomodaran en sus asientos. Corría el minuto tres cuando David Cortés pone un centro desde la banda derecha que Trézéguet, pichichi del equipo con cinco tantos, se encarga de rematar de cabeza dentro de la red. El Rico Pérez era una fiesta.
Ese gol tempranero descolocó los planes de José Mourinho y el Real Madrid se convirtió en un saco de pases imprecisos y pérdidas de balones poco corrientes en sus jugadores. Al área blanquiazul no llegó ni un solo balón en el primer cuarto de hora de partido. Fritzler, Tiago Gomes y David Cortés sobre todo se desgastaron físicamente para cortar cada pelota que pudiese llevar peligro.
La primera ocasión blanca llegó en el minuto 16 con un centro de Di María, pero Carvalho no llegó por poco a rematar. Pero, sin duda, la ocasión más clara para los madrileños vino en el minuto 23, pero en la portería está Juan Calatayud y al malagueño no es tan fácil superarle. Cristiano chutó desde la banda izquierda y el malagueño metió las manos. El despeje le llegó a Higuaín, que tiró con pierna derecha para encontrarse con el pie del salvador blanquiazul. Calatayud volvió a demostrar porqué está considerado uno de los mejores porteros de la categoría.
Pero la segunda mitad comenzó con la suerte cambiada. Esta vez fueron los de Mou los que marcaron rápido. Fue Di María el encargado de firmar el empate en el marcador tras un despeje de Calatayud a un chute de Cristiano Ronaldo, que dejó al argentino rematar a placer en el minuto siete.
El Hércules ya no dominaba como antes, cuando en los primeros 45 minutos se hizo dueño y señor del balón. Y ya se sabe que el Madrid no perdona y no suele fallar sus ocasiones, aunque sean pocas. Los del “Boquerón” pudieron volver a adelantarse minutos después del empate, pero la pelota de paseó por delante de Casillas sin que Valdez ni David Trézéguet llegaran a meter el pie.
A partir de ahí, el Madrid se adueñó del balón y, como dicen que tanto va el cántaro a la fuente…Pues eso ocurrió. Cristiano Ronaldo aprovechó un muy buen despeje de Juan Calatayud a un chute de Benzema para poner por delante a su equipo. El segundo gol del portugués y, por tanto, el tercero del equipo visitante, estuvo de más. Aunque más sobró la forma de celebrarlo.
Sin duda, la peor noticia para los blanquiazules tras el primer gol fue la salida obligada de Nelson Valdez en el minuto 34 de la segunda parte, que tuvo que abandonar el terreno de juego lesionado tras una dura entrada del astro portugués. Su puesto lo ocupó Portillo, que entró con más ganas que nunca por ver puerta en un escenario inmejorable, ante su ex equipo. Al Hércules no se le pudo pedir más. Lo dieron todo. Y más.
30 de octubre de 2010
27 de octubre de 2010
Hércules 0-0 Málaga (CR 2010/2011)
Hércules y Málaga dejaron para el partido de vuelta la solución a la eliminatoria de Copa del Rey después de empatar sin goles en un partido en el que la ocasión más clara fue un penalti fallado por Portillo para el conjunto alicantino.
La primera mitad del encuentro estuvo falta de intensidad. El control del balón correspondió durante más tiempo al Hércules, pero los acercamiento al área del Málaga fueron escasos y sin apenas suponer una amenaza de gol para la portería defendida por Arnau.
Si el Hércules creo poco peligro, el Málaga aún lo hizo menos. Sólo en un par de lanzamientos de falta que salieron muy altos tuvo opciones reales de batir al guardameta Velthuizen. Los de Jesualdo Ferreira tuvieron alguna opción de salir al contragolpe con velocidad, pero sin criterio ni acierto.
Así las cosas, únicamente los pequeños detalles podían desequilibrar el choque y uno de ellos fue la triangulación entre Cristian, Portillo y Tote que terminó con éste último en el suelo dentro del área, tras caer ante Mtiliga.
El colegiado pitó el correspondiente penalti, pero Portillo no estuvo acertado en el lanzamiento y estrelló el balón en el larguero.
Tras el descanso, el Hércules intensificó su dominio y buscó con algo más de ahínco la portería visitante. De ahí llegó un disparo al larguero de Cristian, que estuvo muy cerca de convertirse en el primer gol.
Drenthe, en un lanzamiento de esquina directo, y en un remate desde dentro del área que salió junto al palo, también acercó el gol al partido antes de que el Málaga, con la entrada de Quincy y Jesús Gámez en el partido volviera a equilibrar el choque.
Tanto fue así que el Málaga fue el que con más peligro se acercó al área rival, en un cabezazo de Fernando y en un par de faltas colgadas al área en las que no salió con excesivo acierto el portero Velthuizen.
La primera mitad del encuentro estuvo falta de intensidad. El control del balón correspondió durante más tiempo al Hércules, pero los acercamiento al área del Málaga fueron escasos y sin apenas suponer una amenaza de gol para la portería defendida por Arnau.
Si el Hércules creo poco peligro, el Málaga aún lo hizo menos. Sólo en un par de lanzamientos de falta que salieron muy altos tuvo opciones reales de batir al guardameta Velthuizen. Los de Jesualdo Ferreira tuvieron alguna opción de salir al contragolpe con velocidad, pero sin criterio ni acierto.
Así las cosas, únicamente los pequeños detalles podían desequilibrar el choque y uno de ellos fue la triangulación entre Cristian, Portillo y Tote que terminó con éste último en el suelo dentro del área, tras caer ante Mtiliga.
El colegiado pitó el correspondiente penalti, pero Portillo no estuvo acertado en el lanzamiento y estrelló el balón en el larguero.
Tras el descanso, el Hércules intensificó su dominio y buscó con algo más de ahínco la portería visitante. De ahí llegó un disparo al larguero de Cristian, que estuvo muy cerca de convertirse en el primer gol.
Drenthe, en un lanzamiento de esquina directo, y en un remate desde dentro del área que salió junto al palo, también acercó el gol al partido antes de que el Málaga, con la entrada de Quincy y Jesús Gámez en el partido volviera a equilibrar el choque.
Tanto fue así que el Málaga fue el que con más peligro se acercó al área rival, en un cabezazo de Fernando y en un par de faltas colgadas al área en las que no salió con excesivo acierto el portero Velthuizen.
25 de octubre de 2010
Almería 1-1 Hércules (2010/11)
Salva Lillo el puesto de milagro. Por un gol en minuto 83 de Ulloa, en una jugada desesperada, tras dos rechaces de Calatayud... El fútbol le sigue dando oportunidades al filósofo que, efectivamente, no es Einstein. Su afición no es tan condescendiente. Pitos al técnico y a los jugadores desde el minuto 25 hasta el final, paréntesis del tanto de Ulloa aparte. Además, es un gol de injusticia, porque el Hércules fue mejor, en lo colectivo y en lo individual.
A falta de Trezeguet, hubo Valdez. El paraguayo fue el mejor. Ya no por su gol, sino por su trascendencia en el juego de su equipo y por su despliegue. Comparte un trozo de podio con Juan Calatayud. El antequerano está de dulce. Aquel chiquillo que Florentino quiso fichar del Málaga y luego estuvo años desaparecido, es otro portero. Sus acciones valen puntos para el Hércules. El Boquerón Esteban ha construido un bloque sólido, que es capaz de rendir sin Trezeguet y Drenthe. Pero le faltan un par de malos ratos en Primera para atar duelos como el de ayer. En la anarquía del tramo final del partido el Almería supo desenvolverse mejor.
Son extraños los partidos en el Mediterráneo, un campo que vive en un estado de nervios preocupante. Demasiados silbidos y desde muy pronto. El Almería quiso el balón desde el arranque. Y lo tuvo, como también sensación de peligro. Calatayud frustró un cabezazo de Uche y un buen chut lejano de Piatti. Así, el meta antequerano mantuvo al Hércules en el contexto que más le convenía. Un chispazo de Rufete, que a veces parece un chaval, sirvió para que Valdez lograse su cuarto tanto en Liga. El paraguayo es un fenómeno y no notó la ausencia de su socio francés.
El 0-1 desesperó al Mediterráneo y desarmó al Almería, ansioso y desnortado desde ese instante. El descanso fue un alivio para los locales.
Tras la reanudación el partido entró en un estado de confusión. En el caos táctico sabe moverse mejor el Almería que el Hércules. Apareció Alves, que abortó la única aparición con veneno de Portillo. Eso mantuvo vivo a los rojiblancos, emulando a Calatayud. Lillo movió el árbol para ver si caía algo y le salió bien. Porque en tardes extrañas, gente como Crusat y Piatti valen un potosí. Parece que también Ulloa es de ese club.
Esteban Vigo lamenta que el Hércules no supiera matar el partido. Y tiene razón. Porque un marcador estrecho permite que el primero que pase por el área se convierta en héroe. Ulloa lo hace por segunda vez. El argentino arrebata al Hércules dos puntos y rescata del averno a Lillo.
A falta de Trezeguet, hubo Valdez. El paraguayo fue el mejor. Ya no por su gol, sino por su trascendencia en el juego de su equipo y por su despliegue. Comparte un trozo de podio con Juan Calatayud. El antequerano está de dulce. Aquel chiquillo que Florentino quiso fichar del Málaga y luego estuvo años desaparecido, es otro portero. Sus acciones valen puntos para el Hércules. El Boquerón Esteban ha construido un bloque sólido, que es capaz de rendir sin Trezeguet y Drenthe. Pero le faltan un par de malos ratos en Primera para atar duelos como el de ayer. En la anarquía del tramo final del partido el Almería supo desenvolverse mejor.
Son extraños los partidos en el Mediterráneo, un campo que vive en un estado de nervios preocupante. Demasiados silbidos y desde muy pronto. El Almería quiso el balón desde el arranque. Y lo tuvo, como también sensación de peligro. Calatayud frustró un cabezazo de Uche y un buen chut lejano de Piatti. Así, el meta antequerano mantuvo al Hércules en el contexto que más le convenía. Un chispazo de Rufete, que a veces parece un chaval, sirvió para que Valdez lograse su cuarto tanto en Liga. El paraguayo es un fenómeno y no notó la ausencia de su socio francés.
El 0-1 desesperó al Mediterráneo y desarmó al Almería, ansioso y desnortado desde ese instante. El descanso fue un alivio para los locales.
Tras la reanudación el partido entró en un estado de confusión. En el caos táctico sabe moverse mejor el Almería que el Hércules. Apareció Alves, que abortó la única aparición con veneno de Portillo. Eso mantuvo vivo a los rojiblancos, emulando a Calatayud. Lillo movió el árbol para ver si caía algo y le salió bien. Porque en tardes extrañas, gente como Crusat y Piatti valen un potosí. Parece que también Ulloa es de ese club.
Esteban Vigo lamenta que el Hércules no supiera matar el partido. Y tiene razón. Porque un marcador estrecho permite que el primero que pase por el área se convierta en héroe. Ulloa lo hace por segunda vez. El argentino arrebata al Hércules dos puntos y rescata del averno a Lillo.
18 de octubre de 2010
Hércules 2-2 Villarreal (2010/2011)
El Hércules dejó al Villarreal sin liderato de Primera División al impedir la victoria del conjunto castellonense, que sólo pudo arrancar un empate (2-2) en un partido en el que hubo tres expulsados y en el que el equipo alicantino se adelantó por dos veces en el marcador.
El encuentro arrancó con dos equipos que parecían jugar con el freno de mano puesto. El Hércules sabía que para hacer daño al Villarreal debía quitarle el balón e intentó hacerlo, aunque sin la profundidad y mordiente ofensiva como para crear ningún tipo de peligro sobre la meta defendida por Diego López.
El Villarreal, por su parte, se encontraba cómodo con el ritmo que llevaba el choque, sobre todo porque sí que veía que sí que se aproximaba con opciones de marcar.
A los 23 minutos, Nilmar estrellaba un balón en el larguero que pudo poner por delante en el marcador a los visitantes, pero sólo dos minutos más tarde, el paraguayo Nelson Valdez rompía el fuera de juego en una jugada a balón parado y avanzaba a los alicantinos.
La alegría sólo le duró tres minutos a un Hércules que falló estrepitosamente en defensa y dejó que Capdevila estuviera solo dentro del área pequeña para empujar a la red el empate tras un pase de Cazorla.
El partido volvía a sus orígenes y Rossi volvió a encontrarse con el meta Calatayud y el palo antes de que el Hércules volviera a echar mano de la efectividad de Trezeguet en sus llegadas para aprovechar un centro de Drenthe y marcar el dos a uno.
Fue prácticamente lo último que pudo hacer el delantero francés del Hércules en el campo, puesto que el colegiado le expulsó antes del descanso presuntamente por sus protestas, cuando era el propio equipo alicantino el que se disponía a lanzar una falta en la que pidió la que podía haber sido la segunda amarilla para el visitante Borja Valero.
Con un hombre más sobre el terreno de juego, el Villarreal puso asedio al área herculana. Nilmar y Rossi se encontraron con el buen hacer del portero Calatayud, pero la sensación era que el gol terminaría por llegar.
Y fue Borja Valero el que acabó por devolver las tablas al marcador, tras cazar un balón dentro del área y disparar fuerte y cruzado. Apenas se había superado el cuarto de hora de la segunda mitad y el Villarreal tenía media hora para dar la vuelta al resultado.
La velocidad y habilidad de Drenthe se convirtieron en el mejor arma de los locales y el holandés estuvo a punto de conseguir el tercero tras una larga carrera. Diego López lo evitó.
El partido cambió tanto que hasta el Villarreal se quedó en inferioridad numérica, con sólo nueve jugadores, por las expulsiones consecutivas de Borja Valero y Musacchio, por doble amonestación y una presunta agresión a Drenthe, respectivamente.
Sin embargo, el marcador ya no se movería ante el acierto de Diego López a remates de Drenthe y Pamarot.
El encuentro arrancó con dos equipos que parecían jugar con el freno de mano puesto. El Hércules sabía que para hacer daño al Villarreal debía quitarle el balón e intentó hacerlo, aunque sin la profundidad y mordiente ofensiva como para crear ningún tipo de peligro sobre la meta defendida por Diego López.
El Villarreal, por su parte, se encontraba cómodo con el ritmo que llevaba el choque, sobre todo porque sí que veía que sí que se aproximaba con opciones de marcar.
A los 23 minutos, Nilmar estrellaba un balón en el larguero que pudo poner por delante en el marcador a los visitantes, pero sólo dos minutos más tarde, el paraguayo Nelson Valdez rompía el fuera de juego en una jugada a balón parado y avanzaba a los alicantinos.
La alegría sólo le duró tres minutos a un Hércules que falló estrepitosamente en defensa y dejó que Capdevila estuviera solo dentro del área pequeña para empujar a la red el empate tras un pase de Cazorla.
El partido volvía a sus orígenes y Rossi volvió a encontrarse con el meta Calatayud y el palo antes de que el Hércules volviera a echar mano de la efectividad de Trezeguet en sus llegadas para aprovechar un centro de Drenthe y marcar el dos a uno.
Fue prácticamente lo último que pudo hacer el delantero francés del Hércules en el campo, puesto que el colegiado le expulsó antes del descanso presuntamente por sus protestas, cuando era el propio equipo alicantino el que se disponía a lanzar una falta en la que pidió la que podía haber sido la segunda amarilla para el visitante Borja Valero.
Con un hombre más sobre el terreno de juego, el Villarreal puso asedio al área herculana. Nilmar y Rossi se encontraron con el buen hacer del portero Calatayud, pero la sensación era que el gol terminaría por llegar.
Y fue Borja Valero el que acabó por devolver las tablas al marcador, tras cazar un balón dentro del área y disparar fuerte y cruzado. Apenas se había superado el cuarto de hora de la segunda mitad y el Villarreal tenía media hora para dar la vuelta al resultado.
La velocidad y habilidad de Drenthe se convirtieron en el mejor arma de los locales y el holandés estuvo a punto de conseguir el tercero tras una larga carrera. Diego López lo evitó.
El partido cambió tanto que hasta el Villarreal se quedó en inferioridad numérica, con sólo nueve jugadores, por las expulsiones consecutivas de Borja Valero y Musacchio, por doble amonestación y una presunta agresión a Drenthe, respectivamente.
Sin embargo, el marcador ya no se movería ante el acierto de Diego López a remates de Drenthe y Pamarot.
5 de octubre de 2010
Getafe 3-0 Hércules (2010/2011)
Un baño en toda regla, una derrota inapelable. El Hércules salió humillado del Coliseum Alfonso Pérez Muñoz por un Getafe que mostró mejores armas, más altura y un sinfín de argumentos claros y prácticos que le proporcionaron un victoria clarísima, de las que no admiten discusión. Con una velocidad por debajo, con muchísima menos intensidad y sin saber nunca lo que debía o podía hacer, al cuadro alicantino no le quedó otra que agachar la cabeza frente a un rival con hechuras para convivir en otro cesto.
Dubitativo, tembloroso y destemplado frente a un enemigo que le saca una cabeza, el conjunto de Esteban Vigo solo estuvo en el terreno de juego para encajar golpes, hasta caer noqueado con un contundente 3-0. Y la derrota no fue mayor porque la madera y Calatayud pusieron de su parte.
El Hércules caminó sin guión, engullido por un centro del campo que eligió a Boateng como propietario, martirizado por la rapidez de ideas de Parejo, inquietado por Victor y desbordado por la verticalidad de Pedro Ríos y Manu del Moral. Todo ese saldo que aporta el Getafe encontró enfrente a una defensa dubitativa, desconocida hasta ahora. Abofeteado a las primeras de cambio con un peligroso lanzamiento de Manu y un disparo a la cruceta de Parejo, el equipo alicantino tardó en templar los nervios. Amagó tímidamente con una ocasión malograda por Kiko y una incursión con "bicicleta" de Drenthe, pero pronto quedó plasmado que circula con una marcha menos que el "Eurogeta".
Esteban Vigo dio continuidad al plan que le fue bien ante el Sevilla, a pesar de que para ello había que dejar en el banquillo a Nelson Haedo Valdez. Kiko Femenía se ocupó de la banda y Tiago Gomes actuó como segundo punta por detrás de Trezeguet. El resultado, ni de lejos, se asemejó a lo sucedido en el choque contra los sevillistas. Más bien al contrario. Trezeguet fue una isla; Tiago, Abel y Fritzler no actuaron de pantalla frente a las acometidas rivales y la zaga mostró fisuras hasta ahora desconocidas.
El primer arañazo en el rostro herculano apareció a los veinte minutos, con un centro al corazón del área de Pedro Ríos que Parejo remató plácidamente a la red llegando desde atrás (1-0).
Poco después, Colunga pudo dejar la cosa ya totalmente despejada si hubiera aprovechado un error de Pamarot en el área herculana.
Casi mecánicamente, el equipo madrileño iba llegando a los dominios de Calatayud a base de precisión y velocidad. Sabiéndose mejor que su adversario, el Getafe ponía contra las cuerdas a un Hércules incapaz de sobrepasar la línea de tres cuartos.
El segundo gol mostró de forma aumentada las vergüenzas del Hércules de ayer. Pasivo y mal ubicado, Pamarot solo pudo observar con impotencia cómo se colaba Manu del Moral entre líneas para ejecutar a Calatayud aprovechando una cesión medida de Parejo. (2-0, m.42).
El Getafe solo precisaba de cuatro toques saliendo desde atrás para poner nervioso a Calatayud mientras que el Hércules no encontraba camino alguno para llegar. Ante ello, se esperaba que en la reanudación Esteban Vigo moviera el banquillo dando entrada, en primer lugar, a Valdez. Pero el técnico del Hércules debió ser de los pocos que preferían esperar para mover ficha. De hecho, hubo que aguardar hasta el minuto 57 del encuentro para ver al paraguayo en el campo como apuesta fresca para intentar cambiar lo que, sin duda alguna, necesitaba un cambio.
Estático y continuamente superado, un Hércules desconocido adoptó el papel de cordero, incapaz de dañar a un rival que colocó a su portero la etiqueta de espectador.
Otra etiqueta distinta cabe colocar a Parejo, un futbolista nacido en la cantera del Real Madrid que ayer dio un recital de fútbol, colocación, verticalidad y buen gusto. El madrileño pidió para sí la batuta para completar una exquisita actuación. También es cierto que no caminó solo. Boateng le cubrió la espalda, Pedro Ríos y Manu le arroparon por las alas y Colunga, ese jugador que se mantuvo durante mucho tiempo en la cartera herculana el pasado verano, le abrió paso por delante. Por el contrario, el Hércules no dio nunca señales de vida.
Tras la salida de Valdez, Vigo apostó por dar entrada a Tote, que ha perdido ritmo desde que fue relegado a la suplencia en la segunda jornada de Liga. El madrileño lo intentó en alguna acción aislada, pero el partido de ayer no admitía más lecturas que las de Parejo y compañía. Cuando se quiso poner el despertador, el equipo herculano ya lo tenía todo perdido.
El marcador pudo registrar más movimiento a favor del Getafe. Perdido de vista el centro del campo, únicamente una buena combinación entre Valdez y Trezeguet alteró el temple de la defensa getafense. Poca cosa para variar el guión de una historia que quedó marcada desde bien pronto.
Calatayud tuvo que volar en el minuto 73 para desviar un balón lanzado por Parejo que entraba junto al poste. Lo que ya no pudo evitar el portero malagueño fue el contragolpe que cogió desnuda a la retaguardia herculana, circunstancia que le obligó a salir a la desesperada en clara desventaja con el rápido Miku, que le sorteó y marcó a puerta vacía (3-0, m.81). Por si no bastara, Albín, recién salido al terreno de juego, envió otro balón a la madera. Para colmo, Abel Aguilar vio la roja directa en una acción innecesaria y, quizá, excesivamente castigada. Fue el acento definitivo a una tarde aciaga.
Arrítmico y plomizo, el equipo alicantino quedó hecho cenizas. Nada donde agarrarse, nada donde justificarse, ni siquiera fogueo. Nada de nada.
Rivales del calado del Getafe y partidos como el de ayer subrayan que en esta Primera División no hay margen para sestear, no hay margen para las dudas. Bajar la guardia resulta letal. Y ayer se bajó. El resultado fue elocuente. El Hércules acabó aplastado en el Coliseum.
Dubitativo, tembloroso y destemplado frente a un enemigo que le saca una cabeza, el conjunto de Esteban Vigo solo estuvo en el terreno de juego para encajar golpes, hasta caer noqueado con un contundente 3-0. Y la derrota no fue mayor porque la madera y Calatayud pusieron de su parte.
El Hércules caminó sin guión, engullido por un centro del campo que eligió a Boateng como propietario, martirizado por la rapidez de ideas de Parejo, inquietado por Victor y desbordado por la verticalidad de Pedro Ríos y Manu del Moral. Todo ese saldo que aporta el Getafe encontró enfrente a una defensa dubitativa, desconocida hasta ahora. Abofeteado a las primeras de cambio con un peligroso lanzamiento de Manu y un disparo a la cruceta de Parejo, el equipo alicantino tardó en templar los nervios. Amagó tímidamente con una ocasión malograda por Kiko y una incursión con "bicicleta" de Drenthe, pero pronto quedó plasmado que circula con una marcha menos que el "Eurogeta".
Esteban Vigo dio continuidad al plan que le fue bien ante el Sevilla, a pesar de que para ello había que dejar en el banquillo a Nelson Haedo Valdez. Kiko Femenía se ocupó de la banda y Tiago Gomes actuó como segundo punta por detrás de Trezeguet. El resultado, ni de lejos, se asemejó a lo sucedido en el choque contra los sevillistas. Más bien al contrario. Trezeguet fue una isla; Tiago, Abel y Fritzler no actuaron de pantalla frente a las acometidas rivales y la zaga mostró fisuras hasta ahora desconocidas.
El primer arañazo en el rostro herculano apareció a los veinte minutos, con un centro al corazón del área de Pedro Ríos que Parejo remató plácidamente a la red llegando desde atrás (1-0).
Poco después, Colunga pudo dejar la cosa ya totalmente despejada si hubiera aprovechado un error de Pamarot en el área herculana.
Casi mecánicamente, el equipo madrileño iba llegando a los dominios de Calatayud a base de precisión y velocidad. Sabiéndose mejor que su adversario, el Getafe ponía contra las cuerdas a un Hércules incapaz de sobrepasar la línea de tres cuartos.
El segundo gol mostró de forma aumentada las vergüenzas del Hércules de ayer. Pasivo y mal ubicado, Pamarot solo pudo observar con impotencia cómo se colaba Manu del Moral entre líneas para ejecutar a Calatayud aprovechando una cesión medida de Parejo. (2-0, m.42).
El Getafe solo precisaba de cuatro toques saliendo desde atrás para poner nervioso a Calatayud mientras que el Hércules no encontraba camino alguno para llegar. Ante ello, se esperaba que en la reanudación Esteban Vigo moviera el banquillo dando entrada, en primer lugar, a Valdez. Pero el técnico del Hércules debió ser de los pocos que preferían esperar para mover ficha. De hecho, hubo que aguardar hasta el minuto 57 del encuentro para ver al paraguayo en el campo como apuesta fresca para intentar cambiar lo que, sin duda alguna, necesitaba un cambio.
Estático y continuamente superado, un Hércules desconocido adoptó el papel de cordero, incapaz de dañar a un rival que colocó a su portero la etiqueta de espectador.
Otra etiqueta distinta cabe colocar a Parejo, un futbolista nacido en la cantera del Real Madrid que ayer dio un recital de fútbol, colocación, verticalidad y buen gusto. El madrileño pidió para sí la batuta para completar una exquisita actuación. También es cierto que no caminó solo. Boateng le cubrió la espalda, Pedro Ríos y Manu le arroparon por las alas y Colunga, ese jugador que se mantuvo durante mucho tiempo en la cartera herculana el pasado verano, le abrió paso por delante. Por el contrario, el Hércules no dio nunca señales de vida.
Tras la salida de Valdez, Vigo apostó por dar entrada a Tote, que ha perdido ritmo desde que fue relegado a la suplencia en la segunda jornada de Liga. El madrileño lo intentó en alguna acción aislada, pero el partido de ayer no admitía más lecturas que las de Parejo y compañía. Cuando se quiso poner el despertador, el equipo herculano ya lo tenía todo perdido.
El marcador pudo registrar más movimiento a favor del Getafe. Perdido de vista el centro del campo, únicamente una buena combinación entre Valdez y Trezeguet alteró el temple de la defensa getafense. Poca cosa para variar el guión de una historia que quedó marcada desde bien pronto.
Calatayud tuvo que volar en el minuto 73 para desviar un balón lanzado por Parejo que entraba junto al poste. Lo que ya no pudo evitar el portero malagueño fue el contragolpe que cogió desnuda a la retaguardia herculana, circunstancia que le obligó a salir a la desesperada en clara desventaja con el rápido Miku, que le sorteó y marcó a puerta vacía (3-0, m.81). Por si no bastara, Albín, recién salido al terreno de juego, envió otro balón a la madera. Para colmo, Abel Aguilar vio la roja directa en una acción innecesaria y, quizá, excesivamente castigada. Fue el acento definitivo a una tarde aciaga.
Arrítmico y plomizo, el equipo alicantino quedó hecho cenizas. Nada donde agarrarse, nada donde justificarse, ni siquiera fogueo. Nada de nada.
Rivales del calado del Getafe y partidos como el de ayer subrayan que en esta Primera División no hay margen para sestear, no hay margen para las dudas. Bajar la guardia resulta letal. Y ayer se bajó. El resultado fue elocuente. El Hércules acabó aplastado en el Coliseum.
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