25 de octubre de 2010

Almería 1-1 Hércules (2010/11)

Salva Lillo el puesto de milagro. Por un gol en minuto 83 de Ulloa, en una jugada desesperada, tras dos rechaces de Calatayud... El fútbol le sigue dando oportunidades al filósofo que, efectivamente, no es Einstein. Su afición no es tan condescendiente. Pitos al técnico y a los jugadores desde el minuto 25 hasta el final, paréntesis del tanto de Ulloa aparte. Además, es un gol de injusticia, porque el Hércules fue mejor, en lo colectivo y en lo individual.

A falta de Trezeguet, hubo Valdez. El paraguayo fue el mejor. Ya no por su gol, sino por su trascendencia en el juego de su equipo y por su despliegue. Comparte un trozo de podio con Juan Calatayud. El antequerano está de dulce. Aquel chiquillo que Florentino quiso fichar del Málaga y luego estuvo años desaparecido, es otro portero. Sus acciones valen puntos para el Hércules. El Boquerón Esteban ha construido un bloque sólido, que es capaz de rendir sin Trezeguet y Drenthe. Pero le faltan un par de malos ratos en Primera para atar duelos como el de ayer. En la anarquía del tramo final del partido el Almería supo desenvolverse mejor.

Son extraños los partidos en el Mediterráneo, un campo que vive en un estado de nervios preocupante. Demasiados silbidos y desde muy pronto. El Almería quiso el balón desde el arranque. Y lo tuvo, como también sensación de peligro. Calatayud frustró un cabezazo de Uche y un buen chut lejano de Piatti. Así, el meta antequerano mantuvo al Hércules en el contexto que más le convenía. Un chispazo de Rufete, que a veces parece un chaval, sirvió para que Valdez lograse su cuarto tanto en Liga. El paraguayo es un fenómeno y no notó la ausencia de su socio francés.

El 0-1 desesperó al Mediterráneo y desarmó al Almería, ansioso y desnortado desde ese instante. El descanso fue un alivio para los locales.

Tras la reanudación el partido entró en un estado de confusión. En el caos táctico sabe moverse mejor el Almería que el Hércules. Apareció Alves, que abortó la única aparición con veneno de Portillo. Eso mantuvo vivo a los rojiblancos, emulando a Calatayud. Lillo movió el árbol para ver si caía algo y le salió bien. Porque en tardes extrañas, gente como Crusat y Piatti valen un potosí. Parece que también Ulloa es de ese club.

Esteban Vigo lamenta que el Hércules no supiera matar el partido. Y tiene razón. Porque un marcador estrecho permite que el primero que pase por el área se convierta en héroe. Ulloa lo hace por segunda vez. El argentino arrebata al Hércules dos puntos y rescata del averno a Lillo.

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