El Hércules se ha despedido hoy de la Primera División con un empate frente al Sporting de Gijón (0-0) en el estadio Rico Pérez, en un partido que estuvo marcado por las protestas de los aficionados locales contra su directiva.
El Sporting presentó una alineación plagada de jugadores poco habituales, desde la portería hasta el ataque, mientras que la del Hércules se parecía mucho más a la de las últimas jornadas, salvo en la meta, donde Unai Alba tuvo la oportunidad de despedirse de la afición.
El Hércules se hizo con las riendas del choque desde los primeros instantes y tuvo en Javier García Portillo al futbolista que más lo intentó de cara a la meta rival, especialmente en los primeros minutos, aunque sin mucha fortuna.
Hasta en cuatro oportunidades llegó a buscar el gol el delantero de Aranjuez, mientras que el Sporting apenas tuvo el balón en sus pies y mucho menos llegó al área alicantina. Un disparo de falta de Ayoze, en el minuto 29, que se fue por encima de la portería herculana fue la mejor opción del conjunto asturiano para marcar.
Mientras, el Hércules llegó a marcar a los 33 minutos, pero el colegiado anuló el tanto por un teórico fuera de juego de Trezeguet, quien remató un preciso centro de Kiko.
El partido, en realidad, se jugaba más en la grada, donde se sucedían las protestas de los aficionados herculanos contra la directiva del club.
En la segunda mitad el Sporting estuvo algo más ambicioso, aunque casi más por errores del propio Hércules que por aciertos suyos. Y es que tras un clamoroso fallo de Pamarot, David Barral se quedó solo ante el meta Unai Alba, quien evitó que la mejor ocasión de la tarde acabara en gol.
El Hércules seguía llevando el peso del encuentro, pero el conjunto asturiano le generaba más problemas en defensa. El conjunto alicantino lo intentaba, pero sin encontrar rematador.
Un disparo de Portillo mediado el segundo periodo y otro de Tiago Gomes a cinco minutos del final volvieron a ser lo más peligroso de un Hércules con intención pero sin opciones realmente claras de marcar.
El Sporting era un mero convidado que sólo aparecía en ataque cuando el Hércules cometía algún error de bulto, porque no es que se acercara a la meta de Unai Alba en muchas ocasiones por méritos propios.
21 de mayo de 2011
17 de mayo de 2011
Atlético 2-1 Hércules (2010/2011)
¿Qué hacer cuando se encaja un gol en el minuto uno de partido? Difícil remontar y más aún cuando se juega lejos de Alicante. Así comenzó la última actuación del Hércules como visitante en una temporada negra que sólo ha tenido el tímido rayo de luz del pasado once de septiembre en el Camp Nou. Aquello fue un espejismo. En el Calderón, el equipo blanquiazul certificó su descalabro. Firmó su derrota 14 a domicilio y certificó que ha sido el peor equipo de la categoría fuera de casa. Otro capítulo más para el olvido. No fue posible tampoco recuperar cierta parte de la autoestima perdida frente a un Atlético que le sobró con ir a medio gas.
De poco le sirvió a Djukic su apuesta por una defensa de cinco. Un error en cadena habilitó a Domínguez, que pronto mostró el camino a los colchoneros. El técnico serbio dejó a Fritzler en el banquillo como único profesional acompañando a los cinco canteranos del Hércules.
Tan negado está el conjunto blanquiazul en su despedida de la élite que hasta Trezeguet erró un penalti para igualar a uno. De Gea acertó la trayectoria del esférico y frustró el intento de equilibrar la contienda. Después, el delantero francés marcó el 1-1 a la salida de un córner, aunque el Atlético todavía tendría que decir su última palabra. Celebró una victoria clave en la despedida del Calderón de Quique Sánchez Flores.
El conjunto rojiblanco cerró su billete para la Liga Europa de la próxima temporada con un triunfo sin brillantez, a medio gas, en un duelo que encarriló muy pronto, que se complicó en la segunda parte y que solucionó en cuanto apretó el acelerador.
Álvaro Domínguez, nada más comenzar el choque, y José Antonio Reyes, a falta de veinte minutos, sellaron el triunfo, más sufrido de lo esperado por el exceso de confianza del equipo rojiblanco con el 1-0 ante un Hércules que desperdició un penalti en la primera mitad, detenido por David de Gea, y que asustó al bloque local con el 1-1.
Los acontecimientos de la última semana, con el enfrentamiento entre Quique Sánchez Flores y el uruguayo Diego Forlán, el martes, la confirmación del técnico de que no seguirá la próxima campaña y la decisión de descartar al ariete charrúa de la convocatoria habían restado protagonismo a un partido fundamental para las opciones europeas del Atlético de Madrid.
No lo notó de inicio el conjunto rojiblanco, que en menos de dos minutos ya mandaba en el marcador. Una jugada ensayada en un córner que terminó con un disparo desde fuera del área de Mario Suárez y un rechace en el área la aprovechó Álvaro Domínguez para batir a Velthuizen y poner en ventaja a su equipo de inmediato (1-0, minuto. 2).
Ese tanto simplificó el comienzo de partido del Atlético, que se encontró con un rival descendido, endeble en tareas defensivas, a pesar de alinear cinco jugadores en su retaguardia, y sometido al comienzo del choque al control y las ocasiones locales, las más claras del argentino Kun Agüero y Juanfran Torres.
El encuentro viajaba por un camino cómodo para el conjunto rojiblanco, entre la división de opiniones de la grada en el apoyo a Quique Sánchez Flores, en su despedida del Calderón, o Forlán y sin sobresaltos para David de Gea hasta que el árbitro Iturralde González sancionó penalti en un agarrón de Pulido dentro del área.
Lo lanzó el francés David Trezeguet, lo detuvo con una estirada magnífica el guardameta del Atlético, salvador de su equipo en un momento difícil, en el que el Hércules había minimizado las oportunidades sobre su portería y amagaba, en los alrededores del área rival, con complicar el encuentro al confiado bloque madrileño.
Esa jugada espabiló un rato al Atlético, que retomó su ritmo de ocasiones con una jugada de Agüero, un disparo a la escuadra de Koke y un tiro al lateral de la red de Mario Suárez, y que despidió la primera parte con 1-0 en el marcador, pero con la necesidad de pisar algo más el acelerador para asegurar un triunfo con sabor europeo.
No lo hizo en el inicio de la segunda parte, en la que, sin excesiva intensidad ni continuidad en sus apariciones sobre la portería contraria, mantenía el duelo en su poder, pero cada vez con más inquietud en los ataques del Hércules , que llegaba con facilidad al área local, y con un conformismo peligroso con el 1-0 a su favor.
Y lo pagó. Un aviso muy serio del conjunto alicantino, un lanzamiento de falta de Javier Portillo a la cruceta, tuvo continuación minutos después en el 1-1, en un saque de esquina peinado en el primer palo y en un remate raso de Trezeguet solo en el segundo, un castigo previsible ante la relajación del Atlético. No concedió más el equipo rojiblanco, alertado de que a medio gas es muy difícil ganar a cualquier rival de Primera División y al que le bastó la siguiente ocasión, una internada de Agüero salvada por Velthuizen, para firmar el 2-1.
De poco le sirvió a Djukic su apuesta por una defensa de cinco. Un error en cadena habilitó a Domínguez, que pronto mostró el camino a los colchoneros. El técnico serbio dejó a Fritzler en el banquillo como único profesional acompañando a los cinco canteranos del Hércules.
Tan negado está el conjunto blanquiazul en su despedida de la élite que hasta Trezeguet erró un penalti para igualar a uno. De Gea acertó la trayectoria del esférico y frustró el intento de equilibrar la contienda. Después, el delantero francés marcó el 1-1 a la salida de un córner, aunque el Atlético todavía tendría que decir su última palabra. Celebró una victoria clave en la despedida del Calderón de Quique Sánchez Flores.
El conjunto rojiblanco cerró su billete para la Liga Europa de la próxima temporada con un triunfo sin brillantez, a medio gas, en un duelo que encarriló muy pronto, que se complicó en la segunda parte y que solucionó en cuanto apretó el acelerador.
Álvaro Domínguez, nada más comenzar el choque, y José Antonio Reyes, a falta de veinte minutos, sellaron el triunfo, más sufrido de lo esperado por el exceso de confianza del equipo rojiblanco con el 1-0 ante un Hércules que desperdició un penalti en la primera mitad, detenido por David de Gea, y que asustó al bloque local con el 1-1.
Los acontecimientos de la última semana, con el enfrentamiento entre Quique Sánchez Flores y el uruguayo Diego Forlán, el martes, la confirmación del técnico de que no seguirá la próxima campaña y la decisión de descartar al ariete charrúa de la convocatoria habían restado protagonismo a un partido fundamental para las opciones europeas del Atlético de Madrid.
No lo notó de inicio el conjunto rojiblanco, que en menos de dos minutos ya mandaba en el marcador. Una jugada ensayada en un córner que terminó con un disparo desde fuera del área de Mario Suárez y un rechace en el área la aprovechó Álvaro Domínguez para batir a Velthuizen y poner en ventaja a su equipo de inmediato (1-0, minuto. 2).
Ese tanto simplificó el comienzo de partido del Atlético, que se encontró con un rival descendido, endeble en tareas defensivas, a pesar de alinear cinco jugadores en su retaguardia, y sometido al comienzo del choque al control y las ocasiones locales, las más claras del argentino Kun Agüero y Juanfran Torres.
El encuentro viajaba por un camino cómodo para el conjunto rojiblanco, entre la división de opiniones de la grada en el apoyo a Quique Sánchez Flores, en su despedida del Calderón, o Forlán y sin sobresaltos para David de Gea hasta que el árbitro Iturralde González sancionó penalti en un agarrón de Pulido dentro del área.
Lo lanzó el francés David Trezeguet, lo detuvo con una estirada magnífica el guardameta del Atlético, salvador de su equipo en un momento difícil, en el que el Hércules había minimizado las oportunidades sobre su portería y amagaba, en los alrededores del área rival, con complicar el encuentro al confiado bloque madrileño.
Esa jugada espabiló un rato al Atlético, que retomó su ritmo de ocasiones con una jugada de Agüero, un disparo a la escuadra de Koke y un tiro al lateral de la red de Mario Suárez, y que despidió la primera parte con 1-0 en el marcador, pero con la necesidad de pisar algo más el acelerador para asegurar un triunfo con sabor europeo.
No lo hizo en el inicio de la segunda parte, en la que, sin excesiva intensidad ni continuidad en sus apariciones sobre la portería contraria, mantenía el duelo en su poder, pero cada vez con más inquietud en los ataques del Hércules , que llegaba con facilidad al área local, y con un conformismo peligroso con el 1-0 a su favor.
Y lo pagó. Un aviso muy serio del conjunto alicantino, un lanzamiento de falta de Javier Portillo a la cruceta, tuvo continuación minutos después en el 1-1, en un saque de esquina peinado en el primer palo y en un remate raso de Trezeguet solo en el segundo, un castigo previsible ante la relajación del Atlético. No concedió más el equipo rojiblanco, alertado de que a medio gas es muy difícil ganar a cualquier rival de Primera División y al que le bastó la siguiente ocasión, una internada de Agüero salvada por Velthuizen, para firmar el 2-1.
12 de mayo de 2011
Hércules 2-2 Mallorca (2010/2011)
El Hércules descendió ayer matemáticamente a Segunda División 326 días después de celebrar el ascenso a Primera en Irún. El paso por la elite del equipo alicantino ha sido efímero pero por la cantidad de incidencias que han acaecido en este curso parece que han pasado siglos. Y fiel a su estilo esta temporada, el Hércules ni siquiera eligió una manera digna de descender. Lo podía haber hecho. Con la victoria que tenía en el bolsillo ayer y luchando, al menos, en el Calderón y en el último partido de la temporada ante el Sporting. Pero no. El Hércules entregó la cuchara de la forma más inocente posible. Por su parte, el Mallorca que, durante la mayor parte del partido ya se vio luchando en las dos últimas jornadas por amarrar la permanencia, sale del Rico Pérez aliviado. Casi sin querer, marcó dos goles en el tramo final que le alejan lo suficiente del descenso como para pensar que seguirán un año más en Primera. Su primera parte fue penosa. Pero tras la entrada de Víctor en el descanso dio la cara lo suficiente para derrumbar a un Hércules que se desparramó sobre el césped en cuanto le hicieron el 2-1.
El conjunto blanquiazul casi tenía asumido que iba a bajar a Segunda División. Pero hacerlo como lo hizo ayer duele todavía más. El equipo alicantino ganaba 2-0 tras cuajar uno de los mejores y más tranquilos partidos en casa. Incluso Trezeguet estuvo a punto de matar el partido con un disparo al palo ya entrada la segunda mitad. Pero entonces, en una jugada sin peligro, Víctor enganchó un disparo que sorprendió a Velthuizen. En ese momento, al Hércules empezó a temblarle el pulso y la posibilidad del descenso matemático atenazó las piernas y nubló las mentes de los blanquiazules. Cuatro minutos después del gol de Webó llegó la puntilla. Fue una jugada de patio de colegio en la que tres jugadores se quedaron mirando cómo el Mallorca sacaba una falta rápido y en largo. Webó le ganó la espalda a Pamarot y marcó de vaselina.
El equipo de Djukic salió dispuesto a aferrarse a cualquier clavo ardiendo que le dejara con posibilidades de salvarse a falta de dos jornadas para el final. Trezeguet, nada más comenzar, avisó de las intenciones alicantinas. Enseguida llegó el primero de Sendoa. Una buena apertura de Tiago a la derecha, un gran centro de Peña y un espectacular control orientado y volea de Sendoa. El vasco se ha enchufado en el tramo final de competición. Pero en el destino no estaba escrito que el extremo pasara a la historia blanquiazul como un héroe.
El Hércules estaba con ganas y con intensidad en las segundas jugadas. Y el Mallorca parecía que pasaba por allí, sin más intención que algún balón aéreo colgado hacia Webó. En esas, llegó el segundo. Kiko mandó un balón al corazón del área, Trezeguet no llegó por poco pero en el segundo palo apareció otra vez Sendoa que, con un espectacular zurdazo, de volea, ampliaba la ventaja alicantina.
Tras el paso por los vestuarios, todo parecía encaminado a que el Hércules seguiría en la lucha. Más aún, cuando el descanso coincidía con la derrota del Zaragoza ante la Real que daba alguna esperanza más de salvación al Hércules. Laudrup se la jugó e introdujo otro delantero al campo. Y Víctor empezó a agitar el árbol de la zaga blanquiazul. Con él, Webó empezó a generar algo de peligro pero fue Trezeguet el que erró dos de las que nunca falla. Primero, cabeceó fuera un buen servicio de Cortés. La jugada, calcada a la que le metió al Real Madrid pero con final distinto. Y luego, tras controlar con el pecho y disparar al poste con Lux ya batido.
El partido parecía muerto pero todo dio un vuelco en cuatro minutos. Velthuizen salió mal, Pereira la puso y Víctor Casadesús empaló al fondo de la red. El Hércules enloqueció y se ahogó en un vaso de agua. Sin jugadores en el campo para detener la hemorragia, el Mallorca se fue a por el empate. Y lo logró tras una jugada de picardía y calidad a partes iguales.
El conjunto blanquiazul casi tenía asumido que iba a bajar a Segunda División. Pero hacerlo como lo hizo ayer duele todavía más. El equipo alicantino ganaba 2-0 tras cuajar uno de los mejores y más tranquilos partidos en casa. Incluso Trezeguet estuvo a punto de matar el partido con un disparo al palo ya entrada la segunda mitad. Pero entonces, en una jugada sin peligro, Víctor enganchó un disparo que sorprendió a Velthuizen. En ese momento, al Hércules empezó a temblarle el pulso y la posibilidad del descenso matemático atenazó las piernas y nubló las mentes de los blanquiazules. Cuatro minutos después del gol de Webó llegó la puntilla. Fue una jugada de patio de colegio en la que tres jugadores se quedaron mirando cómo el Mallorca sacaba una falta rápido y en largo. Webó le ganó la espalda a Pamarot y marcó de vaselina.
El equipo de Djukic salió dispuesto a aferrarse a cualquier clavo ardiendo que le dejara con posibilidades de salvarse a falta de dos jornadas para el final. Trezeguet, nada más comenzar, avisó de las intenciones alicantinas. Enseguida llegó el primero de Sendoa. Una buena apertura de Tiago a la derecha, un gran centro de Peña y un espectacular control orientado y volea de Sendoa. El vasco se ha enchufado en el tramo final de competición. Pero en el destino no estaba escrito que el extremo pasara a la historia blanquiazul como un héroe.
El Hércules estaba con ganas y con intensidad en las segundas jugadas. Y el Mallorca parecía que pasaba por allí, sin más intención que algún balón aéreo colgado hacia Webó. En esas, llegó el segundo. Kiko mandó un balón al corazón del área, Trezeguet no llegó por poco pero en el segundo palo apareció otra vez Sendoa que, con un espectacular zurdazo, de volea, ampliaba la ventaja alicantina.
Tras el paso por los vestuarios, todo parecía encaminado a que el Hércules seguiría en la lucha. Más aún, cuando el descanso coincidía con la derrota del Zaragoza ante la Real que daba alguna esperanza más de salvación al Hércules. Laudrup se la jugó e introdujo otro delantero al campo. Y Víctor empezó a agitar el árbol de la zaga blanquiazul. Con él, Webó empezó a generar algo de peligro pero fue Trezeguet el que erró dos de las que nunca falla. Primero, cabeceó fuera un buen servicio de Cortés. La jugada, calcada a la que le metió al Real Madrid pero con final distinto. Y luego, tras controlar con el pecho y disparar al poste con Lux ya batido.
El partido parecía muerto pero todo dio un vuelco en cuatro minutos. Velthuizen salió mal, Pereira la puso y Víctor Casadesús empaló al fondo de la red. El Hércules enloqueció y se ahogó en un vaso de agua. Sin jugadores en el campo para detener la hemorragia, el Mallorca se fue a por el empate. Y lo logró tras una jugada de picardía y calidad a partes iguales.
11 de mayo de 2011
Hércules 2-3 Racing (2010/2011)
El Hércules dio un paso casi definitivo a la Liga Adelante tras perder por 2-3 ante el Racing de Santander. Los alicantinos se encuentran a seis puntos de la salvación cuando sólo quedan nueve en juego. Sólo un milagro puede evitar ya el descenso de los alicantinos.
Gran parte de las opciones de salvación del Hércules pasaban por ganar los tres partidos que restaban en el Rico Pérez. Se perdió el del Racing y ahora la situación se ha complicado demasiado.
Se salió con la actitud adecuada, aunque quizás con demasiada candidez en defensa. Jugando a la contra, el Racing demostró que es un equipo al que le hace falta muy poco para marcar un gol. Eso se debe en gran medida a la habilidad de Dos Santos.
Los dos equipos se jugaban mucho y eso propició errores atrás y decisiones precipitadas. En ese toma y daca la efectividad de los cántabros prevaleció. Giovani adelantó a los suyos de cabeza y Toño evitó que las tablas se restablecieran demasiado pronto.
No obstante, no pudo evitar el gol de Sendoa, que aprovechó un centro de Tiago. La alegría no duró demasiado porque inmediatamente Giovani volvió a adelantar al Racing con una vaselina sobre Calatayud.
Como si se hubieran puesto de acuerdo en marcar todos los goles a la vez, todavía cayeron otros dos antes del descanso. Tiago volvió a empatar al aprovechar un balón dentro del área y Henrique puso el 2-3 final. El central racinguista dejó en evidencia a Calatayud, que no estuvo fino en la salida.
La segunda parte fue un acoso y derribo del Hércules en campo del Racing, aunque sin fortuna. Por si no tenía suficientes dificultades, Pérez Lasa dejó a los alicantinos con diez con la expulsión de Valdez. El colegiado vasco se equivocó al señalar una agresión del paraguayo sobre Cisma. No existió.
Aún así los de Djukic arrinconaron al Racing. No les bastó porque el tanto nunca llegó. De hecho, los de Marcelino pudieron ampliar la ventaja en alguna contra aislada.
Así las cosas, parece que la permanencia del Hércules en la elite se antoja complicada. Si algún aficionado herculano cree en los milagros, éste es el momento de pedirlos.
Gran parte de las opciones de salvación del Hércules pasaban por ganar los tres partidos que restaban en el Rico Pérez. Se perdió el del Racing y ahora la situación se ha complicado demasiado.
Se salió con la actitud adecuada, aunque quizás con demasiada candidez en defensa. Jugando a la contra, el Racing demostró que es un equipo al que le hace falta muy poco para marcar un gol. Eso se debe en gran medida a la habilidad de Dos Santos.
Los dos equipos se jugaban mucho y eso propició errores atrás y decisiones precipitadas. En ese toma y daca la efectividad de los cántabros prevaleció. Giovani adelantó a los suyos de cabeza y Toño evitó que las tablas se restablecieran demasiado pronto.
No obstante, no pudo evitar el gol de Sendoa, que aprovechó un centro de Tiago. La alegría no duró demasiado porque inmediatamente Giovani volvió a adelantar al Racing con una vaselina sobre Calatayud.
Como si se hubieran puesto de acuerdo en marcar todos los goles a la vez, todavía cayeron otros dos antes del descanso. Tiago volvió a empatar al aprovechar un balón dentro del área y Henrique puso el 2-3 final. El central racinguista dejó en evidencia a Calatayud, que no estuvo fino en la salida.
La segunda parte fue un acoso y derribo del Hércules en campo del Racing, aunque sin fortuna. Por si no tenía suficientes dificultades, Pérez Lasa dejó a los alicantinos con diez con la expulsión de Valdez. El colegiado vasco se equivocó al señalar una agresión del paraguayo sobre Cisma. No existió.
Aún así los de Djukic arrinconaron al Racing. No les bastó porque el tanto nunca llegó. De hecho, los de Marcelino pudieron ampliar la ventaja en alguna contra aislada.
Así las cosas, parece que la permanencia del Hércules en la elite se antoja complicada. Si algún aficionado herculano cree en los milagros, éste es el momento de pedirlos.
1 de mayo de 2011
Málaga 3-1 Hércules (2010/2011)
El Málaga logró una decisiva victoria ante el Hércules (3-1) en la lucha directa entre ambos por la permanencia que permite a los malacitanos respirar en la clasificación, mientras que la derrota deja muy tocados a los alicantinos y minimiza sus opciones de salvación.
El partido sorprendió a todos en su comienzo porque en apenas cuatro minutos hubo dos goles, uno para cada equipo. El Hércules no vino a encerrarse como dijo su técnico, el serbio Miroslav Djukic, y el primer centro por la derecha fue rematado de cabeza por el delantero paraguayo Nelson Valdez para adelantar a su equipo.
La alegría sólo le duró un instante, porque en la siguiente jugada el centro por la izquierda de Duda fue cabeceado por el delantero brasileño Julio Baptista para establecer el empate.
El Hércules no se amilanó y bien situado, defendía y atacaba ante un Málaga, que no estaba tan preciso como en anteriores encuentros.
Los locales tenían muchos problemas para mover el balón con rapidez y acusaban sus pocas ideas debido al gran planteamiento del conjunto alicantino, que pudo adelantarse de nuevo, pero Sendoa no supo definir ante Caballero.
El delantero venezolano del Málaga José Rondón, negado en los últimos partidos, tuvo la oportunidad más clara antes del descanso para adelantar a su equipo, mientras que el Hércules buscaba el contraataque que terminaban con la intervención de Caballero.
Tras el descanso, el Hércules estuvo muy bien situado sobre el césped, presionando y sin dejar tocar y recibir al Málaga, que cambió con la entrada de Camacho por Recio.
El dominio era del Málaga y se materializó en un penalti decretado por Undiano Mallenco a instancias de su asistente que dejó al Hércules con diez por la expulsión del argentino Matías Fritzler, aunque Apoño estrelló la pena máxima en el poste.
El encuentro seguía favorable a los intereses locales y se decantó definitivamente a falta de veinte minutos para el final, cuando el venezolano Salomón Rondón enganchó un remate de cabeza para darle oxígeno al Málaga.
En ese momento, el equipo alicantino se vino abajo, lo que aprovechó el Málaga para sentenciar el partido dos minutos después y de nuevo con un gol de cabeza de Baptista, doble goleador en el día de hoy para acercar la permanencia de los malacitanos.
El partido sorprendió a todos en su comienzo porque en apenas cuatro minutos hubo dos goles, uno para cada equipo. El Hércules no vino a encerrarse como dijo su técnico, el serbio Miroslav Djukic, y el primer centro por la derecha fue rematado de cabeza por el delantero paraguayo Nelson Valdez para adelantar a su equipo.
La alegría sólo le duró un instante, porque en la siguiente jugada el centro por la izquierda de Duda fue cabeceado por el delantero brasileño Julio Baptista para establecer el empate.
El Hércules no se amilanó y bien situado, defendía y atacaba ante un Málaga, que no estaba tan preciso como en anteriores encuentros.
Los locales tenían muchos problemas para mover el balón con rapidez y acusaban sus pocas ideas debido al gran planteamiento del conjunto alicantino, que pudo adelantarse de nuevo, pero Sendoa no supo definir ante Caballero.
El delantero venezolano del Málaga José Rondón, negado en los últimos partidos, tuvo la oportunidad más clara antes del descanso para adelantar a su equipo, mientras que el Hércules buscaba el contraataque que terminaban con la intervención de Caballero.
Tras el descanso, el Hércules estuvo muy bien situado sobre el césped, presionando y sin dejar tocar y recibir al Málaga, que cambió con la entrada de Camacho por Recio.
El dominio era del Málaga y se materializó en un penalti decretado por Undiano Mallenco a instancias de su asistente que dejó al Hércules con diez por la expulsión del argentino Matías Fritzler, aunque Apoño estrelló la pena máxima en el poste.
El encuentro seguía favorable a los intereses locales y se decantó definitivamente a falta de veinte minutos para el final, cuando el venezolano Salomón Rondón enganchó un remate de cabeza para darle oxígeno al Málaga.
En ese momento, el equipo alicantino se vino abajo, lo que aprovechó el Málaga para sentenciar el partido dos minutos después y de nuevo con un gol de cabeza de Baptista, doble goleador en el día de hoy para acercar la permanencia de los malacitanos.
25 de abril de 2011
Hércules 0-1 Deportivo (2010/2011)
El Hércules consiguió una agónica victoria (1-0) que le permite mantener el sueño de la permanencia en Primera División frente a un Deportivo que sólo buscó con ahínco la meta local en los últimos instantes, en los que pudo lograr el empate.
El triunfo alicantino estropeó el partido cuatrocientos de Miguel Ángel Lotina, técnico del Deportivo, como entrenador en Primera División y complica un poco al conjunto gallego en la clasificación.
El Deportivo arrancó el partido más entonado que un Hércules atenazado por los nervios, pero que mejoró con el paso de los minutos hasta pasar a controlar el choque.
No obstante, salvo un cabezazo de Xisco que obligó a intervenir al meta Calatayud en una falta lateral y una internada de Peña en el área visitante que cortó Lopo, las ocasiones brillaron por su ausencia.
Lo que sí que hubo fue mucha polémica en la primera mitad. A los 33 minutos, Drenthe superó a Manuel Pablo y cayó en el área. Los jugadores del Hércules pidieron penalti y los del Deportivo una tarjeta amarilla al holandés, que habría sido la segunda y, por lo tanto, la expulsión. El colegiado no pitó ni una ni otra cosa.
Tras el descanso, el Hércules incrementó su dominio ante un rival que se limitaba a esperar un contragolpe que no encontraba. Así, el conjunto alicantino se hizo el dueño del balón y buscaba con paciencia e insistencia el camino del gol.
Éste acabó por llegar al cuarto de hora de la reanudación. El internacional español sub''21 Kiko Femenia, el jugador más incisivo de los alicantinos, se coló en el área, llegó hasta la línea de fondo y centró para que Tiago Gomes cabeceara el 1-0.
Tras el tanto, el Deportivo intentó tener más el balón en su poder, pero sin excesiva mordiente ya que, cuando llegaba a las inmediaciones del área no tenía ideas para superar la línea defensiva local.
A falta de un cuarto de hora para la conclusión, Lotina dio entrada a Adrián por Rubén Pérez y el delantero probó fortuna nada más entrar con un remate de volea que se le fue fuera.
Sin embargo, el que estuvo realmente cerca fue el segundo tanto alicantino. Cuando más dominaba el Deportivo, el Hércules malogró la oportunidad más clara del choque. Trezeguet remató a las nubes un balón de Rufete cuando estaba solo dentro del área.
Aunque el conjunto gallego no bajó los brazos. En un par de oportunidades subió el portero Aranzubia en busca de un cabezazo salvador, Lassad tuvo el suyo que también pudo ser gol y Calatayud evitó un tanto desde la larga distancia ya con el tiempo cumplido.
El triunfo alicantino estropeó el partido cuatrocientos de Miguel Ángel Lotina, técnico del Deportivo, como entrenador en Primera División y complica un poco al conjunto gallego en la clasificación.
El Deportivo arrancó el partido más entonado que un Hércules atenazado por los nervios, pero que mejoró con el paso de los minutos hasta pasar a controlar el choque.
No obstante, salvo un cabezazo de Xisco que obligó a intervenir al meta Calatayud en una falta lateral y una internada de Peña en el área visitante que cortó Lopo, las ocasiones brillaron por su ausencia.
Lo que sí que hubo fue mucha polémica en la primera mitad. A los 33 minutos, Drenthe superó a Manuel Pablo y cayó en el área. Los jugadores del Hércules pidieron penalti y los del Deportivo una tarjeta amarilla al holandés, que habría sido la segunda y, por lo tanto, la expulsión. El colegiado no pitó ni una ni otra cosa.
Tras el descanso, el Hércules incrementó su dominio ante un rival que se limitaba a esperar un contragolpe que no encontraba. Así, el conjunto alicantino se hizo el dueño del balón y buscaba con paciencia e insistencia el camino del gol.
Éste acabó por llegar al cuarto de hora de la reanudación. El internacional español sub''21 Kiko Femenia, el jugador más incisivo de los alicantinos, se coló en el área, llegó hasta la línea de fondo y centró para que Tiago Gomes cabeceara el 1-0.
Tras el tanto, el Deportivo intentó tener más el balón en su poder, pero sin excesiva mordiente ya que, cuando llegaba a las inmediaciones del área no tenía ideas para superar la línea defensiva local.
A falta de un cuarto de hora para la conclusión, Lotina dio entrada a Adrián por Rubén Pérez y el delantero probó fortuna nada más entrar con un remate de volea que se le fue fuera.
Sin embargo, el que estuvo realmente cerca fue el segundo tanto alicantino. Cuando más dominaba el Deportivo, el Hércules malogró la oportunidad más clara del choque. Trezeguet remató a las nubes un balón de Rufete cuando estaba solo dentro del área.
Aunque el conjunto gallego no bajó los brazos. En un par de oportunidades subió el portero Aranzubia en busca de un cabezazo salvador, Lassad tuvo el suyo que también pudo ser gol y Calatayud evitó un tanto desde la larga distancia ya con el tiempo cumplido.
18 de abril de 2011
Levante 2-1 Hércules (2010/2011)
Dijo Djukic que el Hércules iba al Ciutat de València con el cuchillo entre los dientes. Y al final resultó que lo utilizó para arrancarse las entrañas a sí mismo. Se hizo el harakiri el equipo alicantino casi de manera inexplicable en una jornada que puede resultar condenatoria.
El horizonte se oscurece. Cada vez es más negro. Y no parece que pueda haber vuelta
atrás. Otra vez el equipo alicantino ofreció una paupérrima imagen a domicilio. Antes de alcanzar el minuto cinco, ya perdía y después, nunca tuvo opciones para remontar. Ni siquiera el tanto de Trezeguet, cuando buena parte de la afición blanquiazul abandonaba el Ciutat de València a diez minutos del final, hizo al conjunto blanquiazul creer en sus posibilidades. Ni rastro de aquel bloque que ganó en Anoeta. La derrota contra el Levante deja detalles que sólo invitan a la preocupación. El margen de maniobra se reduce a cero. Quedan 18 puntos por disputar y Djukic necesita que su equipo sume doce para obrar el milagro de la permanencia, cada vez más lejano.
El técnico serbio sorprendió a propios y extraños con la inclusión en el once de Pulhac. Dejó a Peña en el banquillo por decisión técnica. Como era de prever, Fritzler ocupó la medular con Abel Aguilar sin demasiada fortuna. No funcionó la máquina. Aparecieron los fantasmas del pasado más reciente. Drenthe no compareció y Kiko apenas pudo prodigarse. Nadie asumió la responsabilidad; nadie quiso el balón ni supo cómo hacer jugar al equipo. El resultado fue que el Levante campó a sus anchas y bailó al son que le apeteció durante casi los noventa minutos.
El Hércules regaló el partido; se le olvidó competir. No inquietó ni una sola vez la meta de Munúa, que vivió como si fuera un espectador más. Sólo un intento de remate de cabeza de Abel Aguilar, dentro del área, acabó con las protestas por un supuesto empujón de Ballesteros. Pidió penalti el colombiano, pero González González no dudó ni un instante.
Y menos mal que Calatayud se empleó con acierto, sobre todo en el primer acto, para evitar un castigo mayor. El gol de Rubén Suárez no hizo más que confirmar la superioridad granota. Porque en apenas cuatro minutos el portero blanquiazul ya había despejado un balón a córner. Después, evitó el segundo con una mano milagrosa que mandó a saque de esquina otro disparo de Rubén. La presencia del ex del Elche fue una auténtica pesadilla para Calatayud. No marcó él, pero sí lo hizo Juanlu, tras una buena combinación con Valdo, aprovechando el desconcierto defensivo del Hércules.
Los goles obligaron a los alicantinos a tener que buscar la épica en la reanudación.
Sin embargo, el técnico Miroslav Djukic no varió el planteamiento de su equipo. La segunda mitad empezó con la misma dinámica de la primera y sin que el Hércules diera la impresión en los primeros diez minutos de necesitar marcar para no perder. Al
partido le faltó intensidad.
El conjunto blanquiazul no se mostró ofensivo y el Levante alzó el pie del acelerador. Entonces llegaron los cambios con la entrada de Caicedo en el equipo valenciano y Trezeguet por el lado visitante. Sólo un gol del equipo alicantino podía dar emoción al partido, pero le faltó ambición y también cordura para saber cómo hacer daño a los granotas.
La primera permuta llegó casi al cuarto de hora de la segunda mitad. Portillo, que no tuvo ni una opción para marcar, dejó su lugar a Trezeguet. Media hora tuvo el campeón de mundo francés y la aprovechó. Aunque su tanto no sirvió finalmente para nada, cambió por unos minutos las sensaciones. El equipo de Djukic buscó la meta de
Munúa. Eso sí, más por inercia que por convencimiento. Metió el miedo en el cuerpo a la grada e hizo enfurecer a García Plaza.
Pero no llegó el tanto de empate. El meta granota frustró un remate de Thomert, que aguardaba en el segundo palo un centro desde la derecha, y después atrapó sin problemas el disparo demasiado flojo de Fritzler desde la frontal. Imposible enmendar tantos despropósitos en apenas diez minutos. Cuando se encendió la bombilla, ya no hubo tiempo para más.
El tiempo corre en contra de los blanquiazules. El Hércules perdió la solidez defensiva, la ambición y todo lo que le permitió ganar a la Real en el debut del serbio. Ahora se encomienda a un milagro con la vista puesta en lo que pueda hacer esta noche el Zaragoza en El Madrigal. Sólo quedan seis jornadas y la permanencia esta a tres puntos, pero puede ponerse a cuatro o seis -en el peor de los casos- si los maños consiguen puntuar o ganar al Villarreal.
El horizonte se oscurece. Cada vez es más negro. Y no parece que pueda haber vuelta
atrás. Otra vez el equipo alicantino ofreció una paupérrima imagen a domicilio. Antes de alcanzar el minuto cinco, ya perdía y después, nunca tuvo opciones para remontar. Ni siquiera el tanto de Trezeguet, cuando buena parte de la afición blanquiazul abandonaba el Ciutat de València a diez minutos del final, hizo al conjunto blanquiazul creer en sus posibilidades. Ni rastro de aquel bloque que ganó en Anoeta. La derrota contra el Levante deja detalles que sólo invitan a la preocupación. El margen de maniobra se reduce a cero. Quedan 18 puntos por disputar y Djukic necesita que su equipo sume doce para obrar el milagro de la permanencia, cada vez más lejano.
El técnico serbio sorprendió a propios y extraños con la inclusión en el once de Pulhac. Dejó a Peña en el banquillo por decisión técnica. Como era de prever, Fritzler ocupó la medular con Abel Aguilar sin demasiada fortuna. No funcionó la máquina. Aparecieron los fantasmas del pasado más reciente. Drenthe no compareció y Kiko apenas pudo prodigarse. Nadie asumió la responsabilidad; nadie quiso el balón ni supo cómo hacer jugar al equipo. El resultado fue que el Levante campó a sus anchas y bailó al son que le apeteció durante casi los noventa minutos.
El Hércules regaló el partido; se le olvidó competir. No inquietó ni una sola vez la meta de Munúa, que vivió como si fuera un espectador más. Sólo un intento de remate de cabeza de Abel Aguilar, dentro del área, acabó con las protestas por un supuesto empujón de Ballesteros. Pidió penalti el colombiano, pero González González no dudó ni un instante.
Y menos mal que Calatayud se empleó con acierto, sobre todo en el primer acto, para evitar un castigo mayor. El gol de Rubén Suárez no hizo más que confirmar la superioridad granota. Porque en apenas cuatro minutos el portero blanquiazul ya había despejado un balón a córner. Después, evitó el segundo con una mano milagrosa que mandó a saque de esquina otro disparo de Rubén. La presencia del ex del Elche fue una auténtica pesadilla para Calatayud. No marcó él, pero sí lo hizo Juanlu, tras una buena combinación con Valdo, aprovechando el desconcierto defensivo del Hércules.
Los goles obligaron a los alicantinos a tener que buscar la épica en la reanudación.
Sin embargo, el técnico Miroslav Djukic no varió el planteamiento de su equipo. La segunda mitad empezó con la misma dinámica de la primera y sin que el Hércules diera la impresión en los primeros diez minutos de necesitar marcar para no perder. Al
partido le faltó intensidad.
El conjunto blanquiazul no se mostró ofensivo y el Levante alzó el pie del acelerador. Entonces llegaron los cambios con la entrada de Caicedo en el equipo valenciano y Trezeguet por el lado visitante. Sólo un gol del equipo alicantino podía dar emoción al partido, pero le faltó ambición y también cordura para saber cómo hacer daño a los granotas.
La primera permuta llegó casi al cuarto de hora de la segunda mitad. Portillo, que no tuvo ni una opción para marcar, dejó su lugar a Trezeguet. Media hora tuvo el campeón de mundo francés y la aprovechó. Aunque su tanto no sirvió finalmente para nada, cambió por unos minutos las sensaciones. El equipo de Djukic buscó la meta de
Munúa. Eso sí, más por inercia que por convencimiento. Metió el miedo en el cuerpo a la grada e hizo enfurecer a García Plaza.
Pero no llegó el tanto de empate. El meta granota frustró un remate de Thomert, que aguardaba en el segundo palo un centro desde la derecha, y después atrapó sin problemas el disparo demasiado flojo de Fritzler desde la frontal. Imposible enmendar tantos despropósitos en apenas diez minutos. Cuando se encendió la bombilla, ya no hubo tiempo para más.
El tiempo corre en contra de los blanquiazules. El Hércules perdió la solidez defensiva, la ambición y todo lo que le permitió ganar a la Real en el debut del serbio. Ahora se encomienda a un milagro con la vista puesta en lo que pueda hacer esta noche el Zaragoza en El Madrigal. Sólo quedan seis jornadas y la permanencia esta a tres puntos, pero puede ponerse a cuatro o seis -en el peor de los casos- si los maños consiguen puntuar o ganar al Villarreal.
11 de abril de 2011
Hércules 0-0 Espanyol (2010/2011)
Hércules y Espanyol empataron sin goles esta tarde en el estadio Rico Pérez y sumaron a su casillero un punto que parece insuficiente para alcanzar el objetivo de la permanencia, en el caso de los alicantinos, y de conseguir una plaza europea, en el de los barceloneses. El Espanyol arrancó el partido mejor que el Hércules y fue el que tuvo el control del balón los primeros minutos, aunque su dominio no se transformaba en ocasiones de gol ante la portería de Calatayud.
Al Hércules le costó un cuarto de hora disparar por primera vez sobre la meta de Kameni -un tiro flojo de Kiko-, pero sí que se quitó un poco el dominio del equipo de Mauricio Pochettino. Eso sí, de forma directamente proporcional al mayor control del Hércules, el Espanyol empezó a encontrar más huecos en la línea defensiva local. Especialmente por la banda derecha del ataque, desde donde, a los 25 minutos, Galán puso un preciso centro que Osvaldo remató de tacón y no se convirtió en gol porque Calatayud lo impidió con una gran estirada.
La parada de su portero espoleó a un Hércules que, instantes después, tuvo en las botas de Portillo un par de ocasiones, una de las cuales la evitó con una gran intervención el meta Kameni. El partido se equilibró, al mismo tiempo que también surgieron los nervios y pequeñas fricciones entre jugadores. Pero justo antes del pitido del final de la primera parte, tuvo lugar una jugada para la polémica, en una caída de Drenthe ante Galán que el colegiado no consideró penalti favorable al Hércules. La siguiente jugada para la polémica llegó en el arranque de la segunda mitad y en esta oportunidad el damnificado fue el Espanyol, que vio cómo le anulaban un gol a Osvaldo por un supuesto fuera de juego del argentino, que había batido con habilidad a Calatayud tras un preciso pase de Verdú.
Pero en la segunda mitad el dominio correspondía al Hércules, que probaba a Kameni con cierta insistencia y se encontró a los 65 minutos con un remate de Valdez al larguero, tras un buen centro de un incisivo Drenthe. El conjunto de Djukic dominaba, pero fue perdiendo fuelle en ataque y ni siquiera la entrada de David Trezeguet en el campo le reavivó. Lo del equipo alicantino se convirtió en un querer y no poder ante un Espanyol que apenas creaba ocasiones pero, cuando merodeaba el área local, lo hacía con sensación de peligro.
El Hércules no tenía fuerzas para llegar al área de Kameni y el Espanyol daba por bueno el empate a cero, como lo confirmó Pochettino con sus cambios en los últimos minutos del choque. Finalmente, el partido murió sin más ocasiones y con un reparto de puntos que debe saber a poco a los dos conjuntos.
Al Hércules le costó un cuarto de hora disparar por primera vez sobre la meta de Kameni -un tiro flojo de Kiko-, pero sí que se quitó un poco el dominio del equipo de Mauricio Pochettino. Eso sí, de forma directamente proporcional al mayor control del Hércules, el Espanyol empezó a encontrar más huecos en la línea defensiva local. Especialmente por la banda derecha del ataque, desde donde, a los 25 minutos, Galán puso un preciso centro que Osvaldo remató de tacón y no se convirtió en gol porque Calatayud lo impidió con una gran estirada.
La parada de su portero espoleó a un Hércules que, instantes después, tuvo en las botas de Portillo un par de ocasiones, una de las cuales la evitó con una gran intervención el meta Kameni. El partido se equilibró, al mismo tiempo que también surgieron los nervios y pequeñas fricciones entre jugadores. Pero justo antes del pitido del final de la primera parte, tuvo lugar una jugada para la polémica, en una caída de Drenthe ante Galán que el colegiado no consideró penalti favorable al Hércules. La siguiente jugada para la polémica llegó en el arranque de la segunda mitad y en esta oportunidad el damnificado fue el Espanyol, que vio cómo le anulaban un gol a Osvaldo por un supuesto fuera de juego del argentino, que había batido con habilidad a Calatayud tras un preciso pase de Verdú.
Pero en la segunda mitad el dominio correspondía al Hércules, que probaba a Kameni con cierta insistencia y se encontró a los 65 minutos con un remate de Valdez al larguero, tras un buen centro de un incisivo Drenthe. El conjunto de Djukic dominaba, pero fue perdiendo fuelle en ataque y ni siquiera la entrada de David Trezeguet en el campo le reavivó. Lo del equipo alicantino se convirtió en un querer y no poder ante un Espanyol que apenas creaba ocasiones pero, cuando merodeaba el área local, lo hacía con sensación de peligro.
El Hércules no tenía fuerzas para llegar al área de Kameni y el Espanyol daba por bueno el empate a cero, como lo confirmó Pochettino con sus cambios en los últimos minutos del choque. Finalmente, el partido murió sin más ocasiones y con un reparto de puntos que debe saber a poco a los dos conjuntos.
3 de abril de 2011
Real Sociedad 1-3 Hércules (2010/2011)
El Hércules logró un triunfo en el estadio de Anoeta (1-3) que le puede dar alas en su lucha por la permanencia, ante una Real Sociedad a la que se le ha hecho muy larga la última parte de la temporada y se ha metido en serios problemas.
El conjunto levantino quiso agradar a su nuevo técnico, un Miroslav Djukic que pudo finalmente sentarse en el banquillo, y desde el pitido inicial cercó a los donostiarras con un Drenthe estelar, mostrando su calidad después de las críticas que ha padecido durante buena parte de la temporada.
El Hércules mostró el nivel que ya se presumía, el que ha tenido oculto durante una buena parte de la Liga y que, de haber mostrado en otros encuentros, le habría evitado pasar los apuros actuales.
Estuvo cerca de marcar el once alicantino a los 20 minutos en un cabezazo de Juanra que paró con acierto por Claudio Bravo. Valdez tendría instantes después otra oportunidad de gol que nuevamente Bravo resolvió con acierto.
La Real despertó en el tramo final del primer tiempo y en un minuto loco, el 38, condensó todo su fútbol de ataque del partido con remates consecutivos de Aranburu, Zurutuza y Mikel González que llevaron mucho peligro.
Griezmann tuvo en sus botas la mejor oportunidad en el minuto 44, pero se encontró enfrente con Calatayud cuando la grada cantaba el gol.
El choque se trabó en el segundo tiempo, con exceso de respeto por ambas partes y un quiero y no puedo en los últimos metros que abocó a un final de ruleta rusa en el que podía pasar cualquier cosa.
Y pasó lo que temía toda la grada donostiarra. En una contra, Kiko puso un balón medido a la cabeza de Portillo y éste remató sin oposición para adelantar a su equipo.
Drenthe mantuvo las esencias de su fútbol hasta el final y, con un fondo físico relevante, metió primero el 0-2 cuando la Real se descomponía y luego un gran tercer gol en los últimos segundos.
El uruguayo Ifrán maquilló el marcador con todo decidido.
El conjunto levantino quiso agradar a su nuevo técnico, un Miroslav Djukic que pudo finalmente sentarse en el banquillo, y desde el pitido inicial cercó a los donostiarras con un Drenthe estelar, mostrando su calidad después de las críticas que ha padecido durante buena parte de la temporada.
El Hércules mostró el nivel que ya se presumía, el que ha tenido oculto durante una buena parte de la Liga y que, de haber mostrado en otros encuentros, le habría evitado pasar los apuros actuales.
Estuvo cerca de marcar el once alicantino a los 20 minutos en un cabezazo de Juanra que paró con acierto por Claudio Bravo. Valdez tendría instantes después otra oportunidad de gol que nuevamente Bravo resolvió con acierto.
La Real despertó en el tramo final del primer tiempo y en un minuto loco, el 38, condensó todo su fútbol de ataque del partido con remates consecutivos de Aranburu, Zurutuza y Mikel González que llevaron mucho peligro.
Griezmann tuvo en sus botas la mejor oportunidad en el minuto 44, pero se encontró enfrente con Calatayud cuando la grada cantaba el gol.
El choque se trabó en el segundo tiempo, con exceso de respeto por ambas partes y un quiero y no puedo en los últimos metros que abocó a un final de ruleta rusa en el que podía pasar cualquier cosa.
Y pasó lo que temía toda la grada donostiarra. En una contra, Kiko puso un balón medido a la cabeza de Portillo y éste remató sin oposición para adelantar a su equipo.
Drenthe mantuvo las esencias de su fútbol hasta el final y, con un fondo físico relevante, metió primero el 0-2 cuando la Real se descomponía y luego un gran tercer gol en los últimos segundos.
El uruguayo Ifrán maquilló el marcador con todo decidido.
21 de marzo de 2011
Hércules 0-4 Osasuna (2010/2011)
Esteban Vigo, el entrenador que devolvió en junio al Hércules a Primera División después de 13 temporadas, ya es historia. El Consejo de Administración del equipo alicantino le destituyó ayer una hora y media después de que su equipo cayera goleado estrepitosamente contra Osasuna. El club entiende que no está capacitado para salvar una situación que ya se antoja muy complicada. Esteban deja al equipo como colista de la categoría y a cuatro puntos de la salvación, con nueve jornadas por delante.
La poca confianza que el Consejo tenía en Esteban se dilapidó ayer con el severo correctivo que infligió el cuadro de Mendilibar al Hércules. Se vio un Hércules apocado, sin alma y sin rumbo. Con unos jugadores que apenas sabían qué hacían sobre el campo ni por qué llevaban un pantalón corto negro y una zamarra a rayas blancas y azules. Eso también exasperó al público.
Enfrente, se vio a un Osasuna que hace muy poco estaba en la situación del Hércules. Sin embargo, Izco cambió de patrón con más margen de maniobra para el sustituto. Un sustituto, Mendilibar, que ya ha dado con la tecla. Osasuna aún no está salvado pero su trayectoria reciente le hace muy fuerte y se ve con argumentos para amarrar la permanencia en breve.
Osasuna aplastó al Hércules desde el inicio. El equipo blanquiazul salió al campo apagado, sin toque ni ideas y, lo que es peor, con una sensación de que le importaba poco lo que sucediera en el partido. Y eso, en esta época y conforme está la situación, es un síntoma de descenso claro. El que llegue para sustituir a Esteban tiene trabajo por delante, y mucho.
Todo lo contrario que los hombres de Osasuna que dejaron claro que ellos no van a manchar su currículum con un descenso. Otros como Drenthe, Valdez (aunque éste fue el único que se salvó de la quema) o Trezeguet tienen muchas posibilidades de hacerlo.
La victoria de Osasuna fue por aplastamiento. Mendilibar tuvo un partido plácido por gentileza del equipo local. Camuñas aprovechó la ya clásica caraja herculana para poner el 0-1 y Nelson puso tierra de por medio tras pasearse un balón por el área de Calatayud. Tras el descanso, el Hércules dio un arreoncito pero el tercero de Vadocz acabó de hundirle. Kike Sola puso la puntilla a Esteban con un taconazo.
La poca confianza que el Consejo tenía en Esteban se dilapidó ayer con el severo correctivo que infligió el cuadro de Mendilibar al Hércules. Se vio un Hércules apocado, sin alma y sin rumbo. Con unos jugadores que apenas sabían qué hacían sobre el campo ni por qué llevaban un pantalón corto negro y una zamarra a rayas blancas y azules. Eso también exasperó al público.
Enfrente, se vio a un Osasuna que hace muy poco estaba en la situación del Hércules. Sin embargo, Izco cambió de patrón con más margen de maniobra para el sustituto. Un sustituto, Mendilibar, que ya ha dado con la tecla. Osasuna aún no está salvado pero su trayectoria reciente le hace muy fuerte y se ve con argumentos para amarrar la permanencia en breve.
Osasuna aplastó al Hércules desde el inicio. El equipo blanquiazul salió al campo apagado, sin toque ni ideas y, lo que es peor, con una sensación de que le importaba poco lo que sucediera en el partido. Y eso, en esta época y conforme está la situación, es un síntoma de descenso claro. El que llegue para sustituir a Esteban tiene trabajo por delante, y mucho.
Todo lo contrario que los hombres de Osasuna que dejaron claro que ellos no van a manchar su currículum con un descenso. Otros como Drenthe, Valdez (aunque éste fue el único que se salvó de la quema) o Trezeguet tienen muchas posibilidades de hacerlo.
La victoria de Osasuna fue por aplastamiento. Mendilibar tuvo un partido plácido por gentileza del equipo local. Camuñas aprovechó la ya clásica caraja herculana para poner el 0-1 y Nelson puso tierra de por medio tras pasearse un balón por el área de Calatayud. Tras el descanso, el Hércules dio un arreoncito pero el tercero de Vadocz acabó de hundirle. Kike Sola puso la puntilla a Esteban con un taconazo.
14 de marzo de 2011
Real Madrid 2-0 Hércules (2010/2011)
No está el Hércules para grandes gestas y menos en plazas de primer nivel, donde te afeitan al raso a poco que asomes la barbilla. Sin embargo, el barbilampiño enemigo que llegó al Bernabéu a verlas venir, medio acobardado ante la posibilidad de que le cayera la del pulpo, encontró una digna y airosa salida por la puerta de la Castellana al mantenerse en pie frente a un rival que, pese a todo, no necesitó emplearse a frenético ritmo para noquearle.
Tuviera o no la mente puesta en el partido ante el Lyon, el Madrid empleó los recursos justos para solventar la papeleta y aplazar el fatal desenlace que ya intuye Mourinho, cuyos excesos verbales esconden excusas.
Ayer, dos goles de Benzema, que apareció para dejar el sello y finiquitar la contienda en momentos puntuales, sirvieron para cerrar el compromiso frente a un Hércules que, al menos, mejoró ante un grande la triste imagen que venía de ofrecer frente a un pequeño.
Sobre todo en la primera parte, el equipo blanquiazul ofreció destellos para la esperanza. Con Tiago más entonado, Farinós omnipresente y con una buena dosis de ímpetu por la banda derecha, donde Juanra cuajó tomando el relevo de Cortés y Kiko mostró atrevimiento, el Hércules se parapetó frente al Madrid.
Tras unos minutos iniciales de amenaza continua, el cuadro alicantino se fue soltando y ganó en desparpajo hasta completar unos primeros cuarenta y cinco minutos más que dignos. Bien posicionado, con las ideas claras y con un punto de ambición que no mostraba lejos de su feudo desde tiempo inmemorial, opuso resistencia a un Real Madrid medio apático, que funcionó entre arreones, con el faro de Özil, la verticalidad de Di María y la lanza de Benzema, de nuevo a punto para matar.
Fuera por el hecho de estar en el Bernabéu, fuera porque en escenarios como ése la derrota no deja marca en la piel, el Hércules empleó posturas distintas a las acostumbradas fuera de Alicante.
Merece este equipo una buena sesión en el diván para ir sacando a flote todos esos miedos que le corroen por dentro en suelo extraño y que ayer afrontó de distinta forma.
El cuadro alicantino fue ganando terreno metro a metro. Buscó el ala derecha, donde Juanra y Kiko tocaron las costillas con acciones de mérito, al tiempo que Tiago y Farinós multiplicaron su presencia por el centro.
La primera acción de peligro herculana llegó con una jugada ensayada que finalizó con un remate de cabeza alto de Pamarot, incorporado al ataque tras un saque de esquina (m.17). El Madrid no tardó en entrar a matar. Özil abrió el ojo, vio pasillo por la derecha con la llegada Arbeloa, que se coló entre Pulhac y Thomert para tocar en horizontal con la finalidad de que Benzema sólo tuviera que empujar (1-0, m.24). Arrancó carne el Madrid al primer mordisco serio y Calatayud evitó más destrozo acto seguido con una buena intervención tras un remate de Adebayor.
El Hércules, sin embargo, no se amilanó. Contrariamente a lo que podía esperarse -he aquí un buen apunte para ser tomado en cuenta- levantó la cabeza ante la adversidad. Kiko apretó las clavijas a Casillas en una acción que el portero detuvo en dos tiempos y, poco después, el cancerbero internacional mostró sus mejores virtudes para evitar dos claras acciones de gol en apenas treinta segundos: Primero con un volea de Thomert que buscaba la red tras centro de Juanra, y, acto seguido, al colocar una prodigiosa mano en un remate cercano de Kiko por la derecha tras ganar la posición a Marcelo. Ahí pudo poner el Hércules una piedra en el camino madridista, con el de Sanet lanzado, sin complejos, entre taconazos y con la mirada al frente.
Con Portillo arriba, peleando sin desmayo todos los balones que llegaban por la zona, el Hércules mostró maneras olvidadas. Faltó firmeza para apuntillar, pero el Madrid no caminaba cómodo, ni firme, ni con el convencimiento que se le podía exigir en una batalla tan desigual.
Nada más comenzar el segundo acto llegó un serio aviso blanco. Un balón en largo servido por Di María encontró la bota de Adebayor apuntando hacia puerta hasta estrellar el cuero en el larguero.
Con la intención de no prolongar la incertidumbre, volvió a aparecer Benzema. Un lanzamiento en largo que no evitó la señal de stop que propuso Abraham Paz fue convertido por el francés en oro puro. El delantero madridista, tras controlar el esférico, trazó el sendero para mirar de frente a Calatayud, al que batió con un disparo ajustado y con cierta comba (2-0, m.57).
Tras sobrepasar con el cronómetro en mano los mil minutos sin marcar fuera de su casa, Vigo optó por quitar a Portillo -vaya usted a saber porqué- y el Hércules perdió presencia en la parte alta. El Madrid caminó más a gusto, sin sobresaltos, a la espera de un final que ya no necesitaba de más esfuerzo.
Roto por el trabajo realizado durante los minutos anteriores, al Hércules solo le quedaba mantener la derrota digna, evitar ese tercer gol que tampoco hubiera hecho justicia a lo que se vio.
Fue mejor el Real Madrid, seguro, pero del Santiago Bernabéu no salió nadie arrasado. Esa es la lección que debe memorizar el cuadro herculano, ya penúltimo en la tabla de clasificación, para afrontar la recta final. Ese es el camino para comenzar a levantar la cabeza.
Tuviera o no la mente puesta en el partido ante el Lyon, el Madrid empleó los recursos justos para solventar la papeleta y aplazar el fatal desenlace que ya intuye Mourinho, cuyos excesos verbales esconden excusas.
Ayer, dos goles de Benzema, que apareció para dejar el sello y finiquitar la contienda en momentos puntuales, sirvieron para cerrar el compromiso frente a un Hércules que, al menos, mejoró ante un grande la triste imagen que venía de ofrecer frente a un pequeño.
Sobre todo en la primera parte, el equipo blanquiazul ofreció destellos para la esperanza. Con Tiago más entonado, Farinós omnipresente y con una buena dosis de ímpetu por la banda derecha, donde Juanra cuajó tomando el relevo de Cortés y Kiko mostró atrevimiento, el Hércules se parapetó frente al Madrid.
Tras unos minutos iniciales de amenaza continua, el cuadro alicantino se fue soltando y ganó en desparpajo hasta completar unos primeros cuarenta y cinco minutos más que dignos. Bien posicionado, con las ideas claras y con un punto de ambición que no mostraba lejos de su feudo desde tiempo inmemorial, opuso resistencia a un Real Madrid medio apático, que funcionó entre arreones, con el faro de Özil, la verticalidad de Di María y la lanza de Benzema, de nuevo a punto para matar.
Fuera por el hecho de estar en el Bernabéu, fuera porque en escenarios como ése la derrota no deja marca en la piel, el Hércules empleó posturas distintas a las acostumbradas fuera de Alicante.
Merece este equipo una buena sesión en el diván para ir sacando a flote todos esos miedos que le corroen por dentro en suelo extraño y que ayer afrontó de distinta forma.
El cuadro alicantino fue ganando terreno metro a metro. Buscó el ala derecha, donde Juanra y Kiko tocaron las costillas con acciones de mérito, al tiempo que Tiago y Farinós multiplicaron su presencia por el centro.
La primera acción de peligro herculana llegó con una jugada ensayada que finalizó con un remate de cabeza alto de Pamarot, incorporado al ataque tras un saque de esquina (m.17). El Madrid no tardó en entrar a matar. Özil abrió el ojo, vio pasillo por la derecha con la llegada Arbeloa, que se coló entre Pulhac y Thomert para tocar en horizontal con la finalidad de que Benzema sólo tuviera que empujar (1-0, m.24). Arrancó carne el Madrid al primer mordisco serio y Calatayud evitó más destrozo acto seguido con una buena intervención tras un remate de Adebayor.
El Hércules, sin embargo, no se amilanó. Contrariamente a lo que podía esperarse -he aquí un buen apunte para ser tomado en cuenta- levantó la cabeza ante la adversidad. Kiko apretó las clavijas a Casillas en una acción que el portero detuvo en dos tiempos y, poco después, el cancerbero internacional mostró sus mejores virtudes para evitar dos claras acciones de gol en apenas treinta segundos: Primero con un volea de Thomert que buscaba la red tras centro de Juanra, y, acto seguido, al colocar una prodigiosa mano en un remate cercano de Kiko por la derecha tras ganar la posición a Marcelo. Ahí pudo poner el Hércules una piedra en el camino madridista, con el de Sanet lanzado, sin complejos, entre taconazos y con la mirada al frente.
Con Portillo arriba, peleando sin desmayo todos los balones que llegaban por la zona, el Hércules mostró maneras olvidadas. Faltó firmeza para apuntillar, pero el Madrid no caminaba cómodo, ni firme, ni con el convencimiento que se le podía exigir en una batalla tan desigual.
Nada más comenzar el segundo acto llegó un serio aviso blanco. Un balón en largo servido por Di María encontró la bota de Adebayor apuntando hacia puerta hasta estrellar el cuero en el larguero.
Con la intención de no prolongar la incertidumbre, volvió a aparecer Benzema. Un lanzamiento en largo que no evitó la señal de stop que propuso Abraham Paz fue convertido por el francés en oro puro. El delantero madridista, tras controlar el esférico, trazó el sendero para mirar de frente a Calatayud, al que batió con un disparo ajustado y con cierta comba (2-0, m.57).
Tras sobrepasar con el cronómetro en mano los mil minutos sin marcar fuera de su casa, Vigo optó por quitar a Portillo -vaya usted a saber porqué- y el Hércules perdió presencia en la parte alta. El Madrid caminó más a gusto, sin sobresaltos, a la espera de un final que ya no necesitaba de más esfuerzo.
Roto por el trabajo realizado durante los minutos anteriores, al Hércules solo le quedaba mantener la derrota digna, evitar ese tercer gol que tampoco hubiera hecho justicia a lo que se vio.
Fue mejor el Real Madrid, seguro, pero del Santiago Bernabéu no salió nadie arrasado. Esa es la lección que debe memorizar el cuadro herculano, ya penúltimo en la tabla de clasificación, para afrontar la recta final. Ese es el camino para comenzar a levantar la cabeza.
7 de marzo de 2011
Hércules 1-2 Almería (2010/2011)
El Hércules va a sufrir de aquí a final de temporada. Eso es seguro. Se salvará o no, pero lo de mantenerse en Primera sin apuros se tendrá que dejar para otra temporada. Y lo peor no fue que ayer dejó escapar una victoria que habría hundido al Almería y le habría permitido respirar antes del partido del Bernabéu. Lo realmente preocupante es que el equipo se descompone. Ocupa plaza de descenso por primera vez en todo el año y los rivales siguen ganando. Mientras muchos van hacia arriba, el equipo blanquiazul va en caída libre. La moral del equipo y la afición queda muy tocada para las próximas finales. Y además, lo peor de todo, es que Tote, uno de los pocos que genera fútbol en el Hércules, probablemente haya dicho adiós a la temporada. Ojalá que no. Lo único a lo que agarrarse son los regresos de Valdez y Drenthe, que deben mejorar el equipo sí o sí.
Y no es que ayer el Hércules realizara el peor partido de la temporada en el Rico Pérez. Con sus armas, el equipo de Esteban fue acorralando al Almería y pudo adelantarse en la primera mitad en un par de acciones de Aguilar y Tote. Nada más comenzar la segunda mitad, el balón parado funcionó y del agobio se pasó a la esperanza. Trezeguet tuvo la suya para sentenciar pero la mandó a las nubes. Y ahí se lesionó Tote, se hizo el silencio en el Rico Pérez y el Hércules se cortocircuitó. Feghouli y M'bami le dieron la vuelta a la tortilla y el estadio explotó pidiendo incluso la cabeza de Esteban Vigo.
La situación es muy delicada para el Hércules. Hay tiempo para remontar el vuelo y calidad de sobra para sacar esto adelante. Pero hay que cambiar la dinámica negativa que puede hundir al equipo en la clasificación. No es el Bernabéu la mejor plaza para llevar esto a cabo. Pero alguien debe hacer una reflexión profunda de lo que está pasando. Y más urgente aún, alguien debe avisar a la plantilla de que quedan 11 partidos para arreglar una situación que puede cambiar la historia de este club.
Desenlace. Todo acabó fatal para el Hércules pero, de entrada, tomó el mando, sabedor de que le iba la vida en este partido. A base de las asociaciones de Aguilar, Cristian y Tote y las cabalgadas con más eficacia que elegancia de Thomert, el Hércules fue acorralando al Almería. El propio francés tuvo la primera ocasión, tras una serie de rebotes, que acabó con un cabezazo suyo fuera. A continuación, Tote dejó solo a Aguilar en el área pequeña, pero el colombiano remató fuera de cabeza, cuando le daba tiempo a pararla y remachar a Alves. El Hércules pidió además un penalti a Tote pero la oportunidad más clara del primer acto fue para Vargas que no aprovechó un jugadón de Luna por la banda izquierda. Calatayud detuvo bien.
Tras el descanso, al Hércules se le puso todo de cara con el gol de Abraham Paz que remató a la red, de cabeza, un gran servicio de falta de Farinós. Aguilar la tuvo tres minutos después pero no acertó con el gol tras un buen centro de Pulhac desde la izquierda. Pero la clave estuvo en el minuto 64. Tote se inventó un pase genial por encima de la defensa que dejó solo a Trezeguet ante Alves. El francés remató de zurda, de primeras. Pero el balón se fue por encima del larguero del guardameta brasileño del Almería.
Merodeaba el gol de la tranquilidad para el Hércules. Sobre todo, porque Tote parecía dispuesto a inventar algo que sentenciara al Almería. Pero en ese preciso instante, un mal apoyo y lesión de rodilla que dejó helado al Rico Pérez. Crusat aprovechó la inferioridad para ganarle la partida a Cortés, por velocidad, llegar a la línea de fondo y dar el pase de la muerte. Ulloa, primer destinatario, le dio al aire y el balón quedó franco a los pies de Feghouli, que no perdonó. En plena caraja blanquiazul, Goitom le volvió a robar la cartera a Cortés. Jugada calcada, aunque con algo más de dificultad. Goitom centró y M'bami voleó con el interior a la red de Calatayud. El Hércules ya no se levantó del golpe. Incluso el Almería pudo aumentar la renta por medio de Feghouli, de nuevo, y con otra ocasión de Goitom.
Y no es que ayer el Hércules realizara el peor partido de la temporada en el Rico Pérez. Con sus armas, el equipo de Esteban fue acorralando al Almería y pudo adelantarse en la primera mitad en un par de acciones de Aguilar y Tote. Nada más comenzar la segunda mitad, el balón parado funcionó y del agobio se pasó a la esperanza. Trezeguet tuvo la suya para sentenciar pero la mandó a las nubes. Y ahí se lesionó Tote, se hizo el silencio en el Rico Pérez y el Hércules se cortocircuitó. Feghouli y M'bami le dieron la vuelta a la tortilla y el estadio explotó pidiendo incluso la cabeza de Esteban Vigo.
La situación es muy delicada para el Hércules. Hay tiempo para remontar el vuelo y calidad de sobra para sacar esto adelante. Pero hay que cambiar la dinámica negativa que puede hundir al equipo en la clasificación. No es el Bernabéu la mejor plaza para llevar esto a cabo. Pero alguien debe hacer una reflexión profunda de lo que está pasando. Y más urgente aún, alguien debe avisar a la plantilla de que quedan 11 partidos para arreglar una situación que puede cambiar la historia de este club.
Desenlace. Todo acabó fatal para el Hércules pero, de entrada, tomó el mando, sabedor de que le iba la vida en este partido. A base de las asociaciones de Aguilar, Cristian y Tote y las cabalgadas con más eficacia que elegancia de Thomert, el Hércules fue acorralando al Almería. El propio francés tuvo la primera ocasión, tras una serie de rebotes, que acabó con un cabezazo suyo fuera. A continuación, Tote dejó solo a Aguilar en el área pequeña, pero el colombiano remató fuera de cabeza, cuando le daba tiempo a pararla y remachar a Alves. El Hércules pidió además un penalti a Tote pero la oportunidad más clara del primer acto fue para Vargas que no aprovechó un jugadón de Luna por la banda izquierda. Calatayud detuvo bien.
Tras el descanso, al Hércules se le puso todo de cara con el gol de Abraham Paz que remató a la red, de cabeza, un gran servicio de falta de Farinós. Aguilar la tuvo tres minutos después pero no acertó con el gol tras un buen centro de Pulhac desde la izquierda. Pero la clave estuvo en el minuto 64. Tote se inventó un pase genial por encima de la defensa que dejó solo a Trezeguet ante Alves. El francés remató de zurda, de primeras. Pero el balón se fue por encima del larguero del guardameta brasileño del Almería.
Merodeaba el gol de la tranquilidad para el Hércules. Sobre todo, porque Tote parecía dispuesto a inventar algo que sentenciara al Almería. Pero en ese preciso instante, un mal apoyo y lesión de rodilla que dejó helado al Rico Pérez. Crusat aprovechó la inferioridad para ganarle la partida a Cortés, por velocidad, llegar a la línea de fondo y dar el pase de la muerte. Ulloa, primer destinatario, le dio al aire y el balón quedó franco a los pies de Feghouli, que no perdonó. En plena caraja blanquiazul, Goitom le volvió a robar la cartera a Cortés. Jugada calcada, aunque con algo más de dificultad. Goitom centró y M'bami voleó con el interior a la red de Calatayud. El Hércules ya no se levantó del golpe. Incluso el Almería pudo aumentar la renta por medio de Feghouli, de nuevo, y con otra ocasión de Goitom.
3 de marzo de 2011
Villarreal 1-0 Hércules (2010/2011)
El Villarreal superó falsamente su mala racha de resultados -cuatro partidos sin ganar- y gracias a un rival de un nivel preocupante, el Hércules (1-0), que le permitió ir creciendo durante el partido, fallar goles a bocajarro y finalmente, hundirse físicamente, sin que el rival reaccionara.
El partido comenzó con un ritmo soso, lento, propio de dos equipos sumidos en momentos de bajón. El Villarreal dominaba el balón pero su cadencia de juego adivinaba aún el letargo por el que ha vivido en las últimas jornadas.
Ante la escasa oposición del Hércules -sólo Pamarot y Calatayud merecieron ser destacados-, el Villarreal se fue creciendo y encontró un hueco para Rossi en el minuto 26, a pase de Cani tras regalo de Abraham Paz. El italiano, en posición dudosa -muy difícil de discernir para Paradas Romero e imposible en la pobre realización televisiva- se plantó sólo, con tiempo de pensar ante Calatayud para definir plácidamente por bajo.
El Villarreal fue aumentando su juego, ante las facilidades, con Cazorla disparando desde todas las posiciones. Nilmar, aún desconocido, también tuvos las suyas, como Rossi.
El primer disparo del Hércules a los tres palos fue en el minuto 65. Ilusión óptica que duró cinco minutos, en los que Trezeguet erró dos remates claros. Ahí se quedó todo el bagaje ofensivo de un equipo que acumula seis derrotas consecutivas fuera del Rico Pérez y 953 minutos sin marcar a domicilio.
De equipo revelación a luchar por el descenso, el Hércules camina por una trayectoria preocupante.
El Villarreal se hundió físicamente en el tramo final -volvían Bruno, Capdevilla, Gonzalo Cazorla y Nilmar-, pero aún así disfrutó de ocasiones y acabó el partido con ocasiones claras que tampoco materializó.
Los de Garrido recuperan la victoria antes de jugar en el Vicente Calderón y viajar a Leverkusen. Las sensaciones y el juego, quedan en duda, dada la entidad del rival hoy. El Hércules, en cambio, buscará la reacción ante un rival de su Liga, no la de los equipos revelaciones, sino de los que luchan por evitar la Segunda (Almería).
El partido comenzó con un ritmo soso, lento, propio de dos equipos sumidos en momentos de bajón. El Villarreal dominaba el balón pero su cadencia de juego adivinaba aún el letargo por el que ha vivido en las últimas jornadas.
Ante la escasa oposición del Hércules -sólo Pamarot y Calatayud merecieron ser destacados-, el Villarreal se fue creciendo y encontró un hueco para Rossi en el minuto 26, a pase de Cani tras regalo de Abraham Paz. El italiano, en posición dudosa -muy difícil de discernir para Paradas Romero e imposible en la pobre realización televisiva- se plantó sólo, con tiempo de pensar ante Calatayud para definir plácidamente por bajo.
El Villarreal fue aumentando su juego, ante las facilidades, con Cazorla disparando desde todas las posiciones. Nilmar, aún desconocido, también tuvos las suyas, como Rossi.
El primer disparo del Hércules a los tres palos fue en el minuto 65. Ilusión óptica que duró cinco minutos, en los que Trezeguet erró dos remates claros. Ahí se quedó todo el bagaje ofensivo de un equipo que acumula seis derrotas consecutivas fuera del Rico Pérez y 953 minutos sin marcar a domicilio.
De equipo revelación a luchar por el descenso, el Hércules camina por una trayectoria preocupante.
El Villarreal se hundió físicamente en el tramo final -volvían Bruno, Capdevilla, Gonzalo Cazorla y Nilmar-, pero aún así disfrutó de ocasiones y acabó el partido con ocasiones claras que tampoco materializó.
Los de Garrido recuperan la victoria antes de jugar en el Vicente Calderón y viajar a Leverkusen. Las sensaciones y el juego, quedan en duda, dada la entidad del rival hoy. El Hércules, en cambio, buscará la reacción ante un rival de su Liga, no la de los equipos revelaciones, sino de los que luchan por evitar la Segunda (Almería).
28 de febrero de 2011
Hércules 0-0 Getafe (2010/2011)
Se pudo perder si Undiano Mallenco hubiera visto una claro mano de Fritzler en el minuto 86, y se pudo ganar si el balón que se envenenó tras el disparo de Cristian hubiera tocado el larguero medio centímetro más abajo. Ni una cosa ni otra sucedió, así que el Hércules se tuvo que conformar con un mísero empate que más que darle oxígeno le aprieta el cuello.
Faltó finura e ideas en el encuentro ante el Getafe, un bloque plagado de buenos jugadores que ofreció más sombras que luces, nada que se pareciera a lo que mostró en el partido de la primera vuelta. Pero también le faltó al Hércules una pizca de suerte. De hecho, si ésta hubiera aparecido en alguna de las ocasiones claras que tuvieron Trezeguet, Portillo, Thomert y Cristian, ahora se estaría hablando de otra cosa, pese a que el encuentro no merece tener un hueco reservado en las videotecas.
Debió repirar con alivio Esteban Vigo al ver que su homólogo en el banquillo getafense decidió dejar en la suplencia a futbolistas de la talla de Boateng, Parejo y Manu del Moral. La apuesta de Míchel encontró el órdago herculano, por fin decidido a colocar como titular el dúo atacante Trezeguet-Portillo. El madrileño, pese a haber participado a cuentagotas en la Liga actual, dotó al equipo de más movilidad arriba.
Con Farinós y Tiago en el doble pivote, el Hércules encontró problemas en la banda izquierda, que llenó de dudas al equipo durante una primera parte trufada de indefinición. Con Pulhac excesivamente dubitativo en el primer acto a la hora de elegir la mejor opción -casi siempre resuelta con el apurado pase corto- y con Thomert sin encontrar el sendero adecuado para dar solvencia al juego por su sitio natural, el Hércules dejó peligrosamente una puerta abierta por el costado que el Getafe no supo abrir. Y curiosamente fue Thomert el que malogró la primera gran ocasión del partido tras una perfecta cesión de Tiago Gomes al corazón del área. que el zurdo francés envió a las nubes con todo a favor (m.9).
Más que fútbol orientado, el partido optó por el arreón como arma predilecta para fustigar al rival. Se usaba más energía buscando tapar agujeros propios que intentando taladrar al rival.
En esas, Tote llegó a ver puerta en una acción que fue invalidada por fuera de juego (m.19) y Portillo se fabricó otra que encontró el acierto de Codina para desviar un tiro raso que buscaba puerta.
Por su parte, el Getafe se arrimó con un disparo de Rafa a las nubes y dio carpetazo a la primera parte con la mejor oportunidad: Una indecisión de Pulhac propició un rápido contragolpe que culminó Colunga con un chut al poste. Respiró el Hércules, indeciso y poco sólido durante los primeros 45 minutos frente a un Getafe que anduvo por la misma pauta.
Míchel no esperó para mover el banquillo madrileño. Tras ver las penurias del Hércules por la izquierda colocó a Manu del Moral por Pedro Ríos.
Sin embargo, fue el Hércules el que avisó con más peligro tras la reanudación. Un centro medido de Thomert-de lo poco que le salió bien- llegó preciso a la cabeza de Trezeguet, que solo, sin marca y a dos metros de la línea de gol, remató flojo a las manos de Codina. El francés hizo lo que nunca hace: perdonar. Algo que se repitió minutos después con un perfecto servicio de Tote que el galo remató con el exterior junto al palo.
Vigo dio entrada a Cristian por Thomert en el minuto 56 y el Hércules ganó presencia ofensiva. Poco después de este cambio llegó otra gran ocasión que no se convirtió en gol gracias a que todos los dioses decidieron arropar a Codina. Un buen centro de Pulhac -más entonado tras el descanso- encontró el remate de Portillo que llegó desde atrás para apuntillar en carrera. Sin embargo, Codina, casi de espaldas, con la vista en cualquier lado menos en la pelota, colocando el cuerpo a la desesperada para tapar puerta mientras quedaba encomendado a la divina providencia, vio cómo la pelota golpeaba el trasero cuando toda la grada cantaba gol (m.68).
Esteban Vigo escuchó después de mucho tiempo la primera protesta pública con una sustitución. En el minuto 70, decidió sacar a Tote para dar entrada a Kiko Femenía. El hecho de que fuera el "10" el elegido en lugar de Tiago Gomes -visiblemente agotado, notoriamente apagado- no fue entendido por el respetable, que sigue apuntando - y no sin razón- al madrileño como el único capaz de inventar y crear para provocar sonrisas. El técnico, no obstante, optó por retirararle del campo tras verle perder un par de balones que propiciaron contras del rival.
El cambio dibujó un nuevo esquema. Cristian se metió por el centro y Portillo pasó al extremo izquerdo. A todo eso, Farinós se resintió de un pinchazo en su pierna derecha y salió para dar entrada a Fritzler. El argentino y el Hércules pueden dar gracias a que ni Undiano Mallenco ni su auxilar vieron lo que observó buena parte del estadio: un penalti claro por mano dentro del área tras un sutil toque de Manu del Moral (m.86).
Curiosamente, de esta clara opción para el Getafe se pasó a otra gran oportunidad para el Hércules, que a punto estuvo de dejar los puntos en casa para dar por bueno un partido con más nervio que tino.
Un disparo de Cristian en la frontal del área encontró la pierna de un defensor del Getafe, que dotó la trayectoria de un vuelo envenenado antes de marcar una caída mortífera que topó con el larguero y botó unos centímetros fuera de la línea de gol. Era el balón soñado en el minuto soñado (88), la jugada que hubiera dejado los tres puntos e inmaculada la racha del Hércules como local en los partidos ante iguales. Pero faltó esa pizca de suerte para decantar una balanza que en esta ocasión no encontró genialidades como el día que se recibió al Zaragoza.
Con sólo un punto más en su casillero, el Hércules se mete en problemas. Si no se puntúa fuera, los partidos en casa se afrontan con la obligación de ganar. Y si no se ganan el infierno acecha. Las llamas todavía no tocan el cuerpo, pero no están tan lejos. Ya va siendo hora de hacer algo más fuera. Aunque toque Villarreal.
Faltó finura e ideas en el encuentro ante el Getafe, un bloque plagado de buenos jugadores que ofreció más sombras que luces, nada que se pareciera a lo que mostró en el partido de la primera vuelta. Pero también le faltó al Hércules una pizca de suerte. De hecho, si ésta hubiera aparecido en alguna de las ocasiones claras que tuvieron Trezeguet, Portillo, Thomert y Cristian, ahora se estaría hablando de otra cosa, pese a que el encuentro no merece tener un hueco reservado en las videotecas.
Debió repirar con alivio Esteban Vigo al ver que su homólogo en el banquillo getafense decidió dejar en la suplencia a futbolistas de la talla de Boateng, Parejo y Manu del Moral. La apuesta de Míchel encontró el órdago herculano, por fin decidido a colocar como titular el dúo atacante Trezeguet-Portillo. El madrileño, pese a haber participado a cuentagotas en la Liga actual, dotó al equipo de más movilidad arriba.
Con Farinós y Tiago en el doble pivote, el Hércules encontró problemas en la banda izquierda, que llenó de dudas al equipo durante una primera parte trufada de indefinición. Con Pulhac excesivamente dubitativo en el primer acto a la hora de elegir la mejor opción -casi siempre resuelta con el apurado pase corto- y con Thomert sin encontrar el sendero adecuado para dar solvencia al juego por su sitio natural, el Hércules dejó peligrosamente una puerta abierta por el costado que el Getafe no supo abrir. Y curiosamente fue Thomert el que malogró la primera gran ocasión del partido tras una perfecta cesión de Tiago Gomes al corazón del área. que el zurdo francés envió a las nubes con todo a favor (m.9).
Más que fútbol orientado, el partido optó por el arreón como arma predilecta para fustigar al rival. Se usaba más energía buscando tapar agujeros propios que intentando taladrar al rival.
En esas, Tote llegó a ver puerta en una acción que fue invalidada por fuera de juego (m.19) y Portillo se fabricó otra que encontró el acierto de Codina para desviar un tiro raso que buscaba puerta.
Por su parte, el Getafe se arrimó con un disparo de Rafa a las nubes y dio carpetazo a la primera parte con la mejor oportunidad: Una indecisión de Pulhac propició un rápido contragolpe que culminó Colunga con un chut al poste. Respiró el Hércules, indeciso y poco sólido durante los primeros 45 minutos frente a un Getafe que anduvo por la misma pauta.
Míchel no esperó para mover el banquillo madrileño. Tras ver las penurias del Hércules por la izquierda colocó a Manu del Moral por Pedro Ríos.
Sin embargo, fue el Hércules el que avisó con más peligro tras la reanudación. Un centro medido de Thomert-de lo poco que le salió bien- llegó preciso a la cabeza de Trezeguet, que solo, sin marca y a dos metros de la línea de gol, remató flojo a las manos de Codina. El francés hizo lo que nunca hace: perdonar. Algo que se repitió minutos después con un perfecto servicio de Tote que el galo remató con el exterior junto al palo.
Vigo dio entrada a Cristian por Thomert en el minuto 56 y el Hércules ganó presencia ofensiva. Poco después de este cambio llegó otra gran ocasión que no se convirtió en gol gracias a que todos los dioses decidieron arropar a Codina. Un buen centro de Pulhac -más entonado tras el descanso- encontró el remate de Portillo que llegó desde atrás para apuntillar en carrera. Sin embargo, Codina, casi de espaldas, con la vista en cualquier lado menos en la pelota, colocando el cuerpo a la desesperada para tapar puerta mientras quedaba encomendado a la divina providencia, vio cómo la pelota golpeaba el trasero cuando toda la grada cantaba gol (m.68).
Esteban Vigo escuchó después de mucho tiempo la primera protesta pública con una sustitución. En el minuto 70, decidió sacar a Tote para dar entrada a Kiko Femenía. El hecho de que fuera el "10" el elegido en lugar de Tiago Gomes -visiblemente agotado, notoriamente apagado- no fue entendido por el respetable, que sigue apuntando - y no sin razón- al madrileño como el único capaz de inventar y crear para provocar sonrisas. El técnico, no obstante, optó por retirararle del campo tras verle perder un par de balones que propiciaron contras del rival.
El cambio dibujó un nuevo esquema. Cristian se metió por el centro y Portillo pasó al extremo izquerdo. A todo eso, Farinós se resintió de un pinchazo en su pierna derecha y salió para dar entrada a Fritzler. El argentino y el Hércules pueden dar gracias a que ni Undiano Mallenco ni su auxilar vieron lo que observó buena parte del estadio: un penalti claro por mano dentro del área tras un sutil toque de Manu del Moral (m.86).
Curiosamente, de esta clara opción para el Getafe se pasó a otra gran oportunidad para el Hércules, que a punto estuvo de dejar los puntos en casa para dar por bueno un partido con más nervio que tino.
Un disparo de Cristian en la frontal del área encontró la pierna de un defensor del Getafe, que dotó la trayectoria de un vuelo envenenado antes de marcar una caída mortífera que topó con el larguero y botó unos centímetros fuera de la línea de gol. Era el balón soñado en el minuto soñado (88), la jugada que hubiera dejado los tres puntos e inmaculada la racha del Hércules como local en los partidos ante iguales. Pero faltó esa pizca de suerte para decantar una balanza que en esta ocasión no encontró genialidades como el día que se recibió al Zaragoza.
Con sólo un punto más en su casillero, el Hércules se mete en problemas. Si no se puntúa fuera, los partidos en casa se afrontan con la obligación de ganar. Y si no se ganan el infierno acecha. Las llamas todavía no tocan el cuerpo, pero no están tan lejos. Ya va siendo hora de hacer algo más fuera. Aunque toque Villarreal.
22 de febrero de 2011
Sevilla 1-0 Hércules (2010/2011)
Otra vez vuelta de vacío. No hay manera de que el Hércules marque fuera de casa. Se le atraganta cualquier rival, por muchos problemas y limitaciones que tenga. Ayer, con todas las urgencias del Sevilla, el equipo del Boquerón no fue capaz de sacar nada positivo del Sánchez Pizjuán.
Estuvo cerca, eso sí. A poco que mejoró en la segunda mitad y que el técnico se decidió a introducir los cambios, el conjunto alicantino pudo golpear a su adversario. Pero no hubo acierto ni fortuna. Ni Trezeguet ni Portillo atinaron. Kiko Femenía fue el único capacitado para inquietar por la banda.
Hasta entonces, nada de nada. Cristian obtuvo la titularidad por primera vez en la temporada pero el Boquerón le colocó con bastante poca fortuna en la derecha. Así que el propio entrenador se cargó la posibilidad de desbordar por los flancos con su apuesta. Thomert repitió con la misma incapacidad que siete días antes contra el Zaragoza. Sin embargo, a diferencia de Kiko, mantuvo la titularidad.
En su afán de contener al rival, Esteban Vigo acumuló centrocampistas con Abel Aguilar, Farinós y Tiago Gomes, y renunció a la calidad y la magia de Tote. Apenas tuvo diez minutos el madrileño para intentarlo. Sobre todo, cuando se suceden los partidos lejos de casa sin noticias del gol.
Más que preocupante es el estado de negación del Hércules lejos del Rico Pérez. 862 minutos en blanco. Una cifra demoledora que obliga de nuevo a los blanquiazules a ganar el encuentro en casa contra el Getafe. La derrota deja al equipo alicantino a dos puntos de la zona del descenso. Aunque, eso sí, no tendrá a tres piezas clave por acumulación de amarillas. Cortés, Aguilar y Rodríguez vieron ayer la quinta. La buena noticia es que para el próximo domingo Valdez y Peña ya deben estar en condiciones para reaparecer.
Farinós se empleó de nuevo hasta el final por imperativo del guión. El Boquerón sabe que el equipo le necesita y, en su primera comparecencia como titular fuera de casa, se notó la mejoría. Aunque la presencia del valenciano no es suficiente para tapar todas las debilidades del grupo como visitante.
A diferencia de otras ocasiones, el equipo blanquiazul no comenzó del todo mal ante un Sevilla a medio gas porque Manzano reservó a algunos de sus mejores hombres pensando ya en la vuelta del compromiso europeo contra el Oporto en Portugal.
Sin embargo, el aviso de Negredo llegó pronto, como preludio de lo que podía suceder. El disparo del delantero sevillista se encontró con la madera. Pudo adelantar a los suyos tras un disparo con el exterior al travesaño a los ocho minutos y sirvió en bandeja el gol poco después a Luis Fabiano, pero el brasileño estuvo inocente en el remate de vaselina y Calatayud atajó el baló a dos manos.
El conjunto local se gustaba ante la inoperancia del Hércules y a los veinte minutos llegó el tanto sevillista. Luis Fabiano vio bien situado a Negredo que lo cazó dentro del área y lo cedió con el pecho hacia atrás para que el croata Ivan Rakitic, llegando desde la segunda línea, disparara raso para batir al portero alicantino.
Premio a la insistencia hispalense que seguía controlando el partido ante un inofensivo Hércules que tuvo su primera ocasión a la media hora de juego, aunque el blando remate de Trezeguet lo detuvo sin problemas Javi Varas, que sustituía bajo el arco sevillista al lesionado Andrés Palop.
Tras el paso por los vestuarios, el Sevilla salió lanzado a por el gol que sentenciara el partido pero ni Jesús Navas ni Luis Fabiano lograron acertar, lo que aprovechó el Hércules para estirarse y mostrar mejores argumentos, aunque sin inquietar demasiado a Javi Varas.
El partido entró en un ritmo bajo y el equipo del Boquerón trató de buscar el empate. La salida de Kiko Femenía dio otro aire y más posibilidades ofensivas. El canterano se fabricó varias buenas acciones y puso hasta tres centros de gol. Pero no hubo acierto. Trezeguet agotó una convocatoria más para aprobar su asignatura pendiente: marcar fuera de casa. Y tampoco Portillo tuvo la puntería necesaria para culminar otro certero centro del canterano. Tampoco se entiende demasiado bien que no tuviera continuidad en el once él y sí Thomert. Ante la ausencia de Drenthe, el único recurso que entiende el técnico parece ser la presencia del francés en esa banda.
Manzano no vio claro el panorama y dio salida de Kanouté a veinte minutos del final. Su presencia revitalizó de nuevo a los sevillistas que buscaban con insistencia el gol de la tranquilidad. Hasta en dos ocasiones salvó Calatayud dos ocasiones francas del Sevilla. Primero, en un mano a mano con Negredo, y después, un remate de Navas.
Los alicantinos buscaron con más fe que cabeza el tanto del empate. Lo tuvieron también en alguna opción a balón parado. Al menos, en esta ocasión sí, el Hércules pudo inquietar en acciones de estrategia con la ejecución casi siempre certera del incombustible Farinós.
Pero se agotó el tiempo y el conjunto alicantino volvió a marcharse con la cabeza baja y la eterna incógnita de qué hacer para marcar fuera de casa. Ya son demasiados minutos sin celebrar un gol a domicilio. Y sin gol, no hay vida más allá del Rico Pérez. De nada sirvió la leve mejoría sin el sabor dulce que deja la celebración de un tanto, aunque sólo sirva para sumar un punto. Pero, al Hércules, en esta situación, cualquier cosa le sirve para acabar con el calvario y la obsesión.
La derrota deja otra vez al conjunto blanquiazul al borde del abismo. Una jornada más el partido del Rico Pérez se convierte en una final para no ceder más terreno ante el resurgir de alguno de los rivales más directos.
Estuvo cerca, eso sí. A poco que mejoró en la segunda mitad y que el técnico se decidió a introducir los cambios, el conjunto alicantino pudo golpear a su adversario. Pero no hubo acierto ni fortuna. Ni Trezeguet ni Portillo atinaron. Kiko Femenía fue el único capacitado para inquietar por la banda.
Hasta entonces, nada de nada. Cristian obtuvo la titularidad por primera vez en la temporada pero el Boquerón le colocó con bastante poca fortuna en la derecha. Así que el propio entrenador se cargó la posibilidad de desbordar por los flancos con su apuesta. Thomert repitió con la misma incapacidad que siete días antes contra el Zaragoza. Sin embargo, a diferencia de Kiko, mantuvo la titularidad.
En su afán de contener al rival, Esteban Vigo acumuló centrocampistas con Abel Aguilar, Farinós y Tiago Gomes, y renunció a la calidad y la magia de Tote. Apenas tuvo diez minutos el madrileño para intentarlo. Sobre todo, cuando se suceden los partidos lejos de casa sin noticias del gol.
Más que preocupante es el estado de negación del Hércules lejos del Rico Pérez. 862 minutos en blanco. Una cifra demoledora que obliga de nuevo a los blanquiazules a ganar el encuentro en casa contra el Getafe. La derrota deja al equipo alicantino a dos puntos de la zona del descenso. Aunque, eso sí, no tendrá a tres piezas clave por acumulación de amarillas. Cortés, Aguilar y Rodríguez vieron ayer la quinta. La buena noticia es que para el próximo domingo Valdez y Peña ya deben estar en condiciones para reaparecer.
Farinós se empleó de nuevo hasta el final por imperativo del guión. El Boquerón sabe que el equipo le necesita y, en su primera comparecencia como titular fuera de casa, se notó la mejoría. Aunque la presencia del valenciano no es suficiente para tapar todas las debilidades del grupo como visitante.
A diferencia de otras ocasiones, el equipo blanquiazul no comenzó del todo mal ante un Sevilla a medio gas porque Manzano reservó a algunos de sus mejores hombres pensando ya en la vuelta del compromiso europeo contra el Oporto en Portugal.
Sin embargo, el aviso de Negredo llegó pronto, como preludio de lo que podía suceder. El disparo del delantero sevillista se encontró con la madera. Pudo adelantar a los suyos tras un disparo con el exterior al travesaño a los ocho minutos y sirvió en bandeja el gol poco después a Luis Fabiano, pero el brasileño estuvo inocente en el remate de vaselina y Calatayud atajó el baló a dos manos.
El conjunto local se gustaba ante la inoperancia del Hércules y a los veinte minutos llegó el tanto sevillista. Luis Fabiano vio bien situado a Negredo que lo cazó dentro del área y lo cedió con el pecho hacia atrás para que el croata Ivan Rakitic, llegando desde la segunda línea, disparara raso para batir al portero alicantino.
Premio a la insistencia hispalense que seguía controlando el partido ante un inofensivo Hércules que tuvo su primera ocasión a la media hora de juego, aunque el blando remate de Trezeguet lo detuvo sin problemas Javi Varas, que sustituía bajo el arco sevillista al lesionado Andrés Palop.
Tras el paso por los vestuarios, el Sevilla salió lanzado a por el gol que sentenciara el partido pero ni Jesús Navas ni Luis Fabiano lograron acertar, lo que aprovechó el Hércules para estirarse y mostrar mejores argumentos, aunque sin inquietar demasiado a Javi Varas.
El partido entró en un ritmo bajo y el equipo del Boquerón trató de buscar el empate. La salida de Kiko Femenía dio otro aire y más posibilidades ofensivas. El canterano se fabricó varias buenas acciones y puso hasta tres centros de gol. Pero no hubo acierto. Trezeguet agotó una convocatoria más para aprobar su asignatura pendiente: marcar fuera de casa. Y tampoco Portillo tuvo la puntería necesaria para culminar otro certero centro del canterano. Tampoco se entiende demasiado bien que no tuviera continuidad en el once él y sí Thomert. Ante la ausencia de Drenthe, el único recurso que entiende el técnico parece ser la presencia del francés en esa banda.
Manzano no vio claro el panorama y dio salida de Kanouté a veinte minutos del final. Su presencia revitalizó de nuevo a los sevillistas que buscaban con insistencia el gol de la tranquilidad. Hasta en dos ocasiones salvó Calatayud dos ocasiones francas del Sevilla. Primero, en un mano a mano con Negredo, y después, un remate de Navas.
Los alicantinos buscaron con más fe que cabeza el tanto del empate. Lo tuvieron también en alguna opción a balón parado. Al menos, en esta ocasión sí, el Hércules pudo inquietar en acciones de estrategia con la ejecución casi siempre certera del incombustible Farinós.
Pero se agotó el tiempo y el conjunto alicantino volvió a marcharse con la cabeza baja y la eterna incógnita de qué hacer para marcar fuera de casa. Ya son demasiados minutos sin celebrar un gol a domicilio. Y sin gol, no hay vida más allá del Rico Pérez. De nada sirvió la leve mejoría sin el sabor dulce que deja la celebración de un tanto, aunque sólo sirva para sumar un punto. Pero, al Hércules, en esta situación, cualquier cosa le sirve para acabar con el calvario y la obsesión.
La derrota deja otra vez al conjunto blanquiazul al borde del abismo. Una jornada más el partido del Rico Pérez se convierte en una final para no ceder más terreno ante el resurgir de alguno de los rivales más directos.
13 de febrero de 2011
Hércules 2-1 Zaragoza (2010/2011)
El Hércules obtuvo el premio a su ambición y acabó remontando el partido en apenas diez minutos. Los alicantinos no perdieron la cara al duelo y después de buscar el tanto durante los 76 minutos que fueron por debajo en el marcador, regresaron a la senda de la victoria por medio de Farinós y Trezeguet.
Los maños completaron un duelo aceptable, pero se encontraron un gol a favor en los primeros compases del partido y se dedicaron más a destruir el juego rival que a pensar en un posible nuevo tanto con el que matar el duelo.
El héroe de la cita fue Javier Farinós. El fútbol fue justo con el capitán del Hércules, que volvió a ser titular tras superar las lesiones que le han mantenido fuera de los terrenos de juego durante una larga temporada. Con el recuerdo de ser una pieza clave en el ascenso, el valenciano volvió por sus fueros y tiene todavía tiempo para triunfar con el conjunto alicantino en la Liga BBVA.
Cuando los de Esteban Vigo se topaban una y otra vez con la zaga maña, el medio del Hércules se sacó un duro zapatazo desde unos 35 metros que se coló por la escuadra derecha de la meta defendida por Leo Franco. Uno de los goles de la jornada en un momento vital para los locales.
Aquí no acabó el repertorio de Farinós sobre el césped. Mientras ambos conjuntos luchaban por los tres puntos y el duelo estaba más abierto que nunca, el capitán demostró tener la cabeza fría para poner un balón perfecto sobre Trezeguet a la espalda de Jarosik. Contini habilitó al galo reculando su posición y el delantero francés terminó controlando el cuero con el pecho y fusilando a un Leo Franco que poco pudo hacer para evitar el tanto que condenó a los de Aguirre.
Mucho antes de que Farinós diera una nueva alegría a la afición del Rico Pérez, el Zaragoza se mostró como un equipo trabajado, serio en defensa pero sin demasiada ambición o sin la capacidad para matar un partido que se le puso de cara desde el principio.
Aguirre volvió a dar entrada a Boutahar en la banda para aprovechar su calidad y Braulio fue el referente en punta para pelear con los centrales rivales. El holandés no tardó en sacar el guante y a los cuatro minutos puso un balón en el corazón del área para que el punta canario sorprendiera a la zaga local. El Zaragoza se las prometía muy felices al ver que el marcador que reinaba en el electrónico se sumaba a la racha de resultados en las últimas fechas, pero las cosas no son como empiezan, si no como acaban.
Con el duelo en contra, el Hércules abrió más el campo, Kiko Femenía se alió con Cortés por la derecha pero no tuvo mucha fortuna en los centros al área, Thomert puso en apuros a Diogo y Tote daba sentido al juego local cada vez que controlaba el balón en zona de tres cuartos de campo junto a Tiago.
Todo ésto contrastaba con los intentos de Ander y Boutahar por conectar con Braulio, pero la voluntad y el derroche físico del punta no fue suficiente para volver a superar a Sergio Rodríguez y a Pamarot. Los de Esteban Vigo no sacaron más resultados debido a la presencia de Ponzio en la medular. El argentino no cesó de recuperar balones y abarcó buena parte de la zona de creación para demostrar que es una pieza fundamental en el Zaragoza.
Finalmente, hasta los últimos hechos ya mencionados, el Zaragoza dejó pasar los minutos de la mejor manera posible, N'Daw se estrenó con la camiseta del conjunto aragonés, Sinama poco pudo hacer en la punta de ataque tras sustituir a Braulio y Bertolo no tuvo fortuna por la izquierda. El Hércules también movió el equipo, pero cosas del destino, la gloria estaba reservada para los que se habían esforzado durante todo el duelo y para los que más lo necesitaban, Farinós por el sufrimiento que ha pasado y Trezeguet por las críticas de las últimas jornadas como consecuencia de su racha goleadora.
Los maños completaron un duelo aceptable, pero se encontraron un gol a favor en los primeros compases del partido y se dedicaron más a destruir el juego rival que a pensar en un posible nuevo tanto con el que matar el duelo.
El héroe de la cita fue Javier Farinós. El fútbol fue justo con el capitán del Hércules, que volvió a ser titular tras superar las lesiones que le han mantenido fuera de los terrenos de juego durante una larga temporada. Con el recuerdo de ser una pieza clave en el ascenso, el valenciano volvió por sus fueros y tiene todavía tiempo para triunfar con el conjunto alicantino en la Liga BBVA.
Cuando los de Esteban Vigo se topaban una y otra vez con la zaga maña, el medio del Hércules se sacó un duro zapatazo desde unos 35 metros que se coló por la escuadra derecha de la meta defendida por Leo Franco. Uno de los goles de la jornada en un momento vital para los locales.
Aquí no acabó el repertorio de Farinós sobre el césped. Mientras ambos conjuntos luchaban por los tres puntos y el duelo estaba más abierto que nunca, el capitán demostró tener la cabeza fría para poner un balón perfecto sobre Trezeguet a la espalda de Jarosik. Contini habilitó al galo reculando su posición y el delantero francés terminó controlando el cuero con el pecho y fusilando a un Leo Franco que poco pudo hacer para evitar el tanto que condenó a los de Aguirre.
Mucho antes de que Farinós diera una nueva alegría a la afición del Rico Pérez, el Zaragoza se mostró como un equipo trabajado, serio en defensa pero sin demasiada ambición o sin la capacidad para matar un partido que se le puso de cara desde el principio.
Aguirre volvió a dar entrada a Boutahar en la banda para aprovechar su calidad y Braulio fue el referente en punta para pelear con los centrales rivales. El holandés no tardó en sacar el guante y a los cuatro minutos puso un balón en el corazón del área para que el punta canario sorprendiera a la zaga local. El Zaragoza se las prometía muy felices al ver que el marcador que reinaba en el electrónico se sumaba a la racha de resultados en las últimas fechas, pero las cosas no son como empiezan, si no como acaban.
Con el duelo en contra, el Hércules abrió más el campo, Kiko Femenía se alió con Cortés por la derecha pero no tuvo mucha fortuna en los centros al área, Thomert puso en apuros a Diogo y Tote daba sentido al juego local cada vez que controlaba el balón en zona de tres cuartos de campo junto a Tiago.
Todo ésto contrastaba con los intentos de Ander y Boutahar por conectar con Braulio, pero la voluntad y el derroche físico del punta no fue suficiente para volver a superar a Sergio Rodríguez y a Pamarot. Los de Esteban Vigo no sacaron más resultados debido a la presencia de Ponzio en la medular. El argentino no cesó de recuperar balones y abarcó buena parte de la zona de creación para demostrar que es una pieza fundamental en el Zaragoza.
Finalmente, hasta los últimos hechos ya mencionados, el Zaragoza dejó pasar los minutos de la mejor manera posible, N'Daw se estrenó con la camiseta del conjunto aragonés, Sinama poco pudo hacer en la punta de ataque tras sustituir a Braulio y Bertolo no tuvo fortuna por la izquierda. El Hércules también movió el equipo, pero cosas del destino, la gloria estaba reservada para los que se habían esforzado durante todo el duelo y para los que más lo necesitaban, Farinós por el sufrimiento que ha pasado y Trezeguet por las críticas de las últimas jornadas como consecuencia de su racha goleadora.
7 de febrero de 2011
Valencia 2-0 Hércules (2010/2011)
Nuevo viaje, nueva derrota. No levanta cabeza el Hércules fuera del Rico Pérez. Se perdió en Mestalla, donde sólo se aguantó mirando de frente cuarenta minutos, y se reduce la distancia con la zona de descenso a la mínima expresión. No necesitó imponer el Valencia un ritmo frenético para inclinar de su lado la balanza. Pese a mostrar dudas, los valencianos desequilibraron plasmando la clara diferencia que existe entre una plantilla y otra. La resistencia herculana se derrumbó tras recibir la primera herida. Y entre medias, el desbarajuste. Un sólo imprevisto, la lesión de Peña, dio curso a un sorprendente cuadro en el que varios actores se vieron ejerciendo papeles hasta ahora extraños en su carrera.
Sobre ese escenario, curiosamente, quince segundos ayudaron a cambiar el signo del partido. Un gol mal anulado a Valdez, que arrancó en posición correcta antes de conectar un disparo seco que superó a Guaita, dio paso, en la siguiente jugada, al tanto de Aduriz. Esa acción varió el panorama: del 0-1 se pasó al 1-0, rompiendo el planteamiento que hasta ese instante estaba sujetando al Valencia en Mestalla.
Esteban optó ayer por dejar fuera del once inicial a Trezeguet. Varió la composición del equipo prescindiendo del francés, negado ante el gol fuera del Rico Pérez. Ese fue el argumento más significativo esgrimido por el técnico para que el Hércules evitara el diván, lugar que Vigo apuntaba como indicado dado el, a su entender, "problema psicológico" que impide al equipo meter la pelota entre los tres palos.
El conjunto alicantino ofreció ayer detalles distintos, pero no desequilibrantes para puntuar fuera de casa, y mucho menos ante un rival de la entidad del Valencia.
De inicio, la improvisada pareja de centrales -Juanra y Sergio Rodríguez- encontró en el juego valenciano un aliado. Las trazas del conjunto de Emery apuntaron hacia el fútbol que más gusta al Hércules a la hora de defender. Empeñados en querer entrar por el centro, los herculanos se mostraron encantados de ver embozado el juego por esa zona que tan entrenada tienen gracias a la disposición táctica ensayada para jugar ante el Barcelona. Por esa superficie, enfrente de la corona del área, el Valencia chocó con un muro, con un Hércules domesticado para roer cuantos balones buscaran el agujero.
Entretanto, avisos hubo en ambos lados. El Valencia lo dio con un disparo de Topal que repelió el palo, y el Hércules mostró los dientes con un tiro de Valdez, que salió alto, y otro de Abel Aguilar, que Guaita detuvo con problemas.
El primer gran contratiempo llegó con la lesión de Peña. El lateral salió del terreno de juego pasada la media hora al tener molestias en su tobillo. El imprevisto obligó a variar piezas hasta el punto de tener que bajar a Kiko a defender el costado huérfano (¿dónde y para qué está Pulhac?, cabe preguntarse) y sacar al campo a Tiago Gomes para "vestirlo" de interior diestro.
El primer gol valenciano llegó propiciado por un error de Sergio Rodríguez, que se adelantó mal a las circunstancias. Una buena prolongación de Soldado tras cesión de Navarro dejó a Aduriz ante Calatayud, al que batió de forma acrobática. El 1-0 a falta de tres minutos para la conclusión de la primera parte dolió. No está el Hércules para remontadas, y menos en Mestalla.
En la segunda parte, con un nuevo cambio táctico para adaptarse a las circunstancias sobre la marcha, Cortés pasó al lateral izquierdo y Kiko bajó a defender como defensa derecho (el de Sanet le dio la mano a Cortés como dándole las gracias por quitarle de encima el "marrón" nada más aparecer sobre el campo).
El Valencia comenzó a funcionar mejor y acabó "matando" a su enemigo a las primeras de cambio. Una falta en la frontal sirvió para que Tino Costa pusiera en práctica su magistral toque de balón (2-0, m. 53). Ahí acabó todo. Más que bajar los brazos, al Hércules le cayó el alma al suelo. Sólo dio muestras de levantarse en la recta final del choque, cuando prácticamente apenas restaban minutos para nivelar la contienda. Mientras tanto, al Valencia le servía lo que tenía, tanto que se dedicó a contemporizar, a mostrar algún que otro detalle de cara a la galería, sin estorbar ya demasiado. La diferencia aparecía clara, enorme.
Esteban decidió reaccionar diez minutos después de encajar el segundo gol. Reapareció Drenthe, al que comenzó a colocar por el centro (nuevo condimento extraño en el potaje). El holandés tardó en calentarse, pero al final dejó claro que su presencia es necesaria hasta junio. Suya fue la incursión por la banda que despertó al Hércules para poner algo de picante en el insípido partido que apareció tras el 2-0. El centro al corazón del área no encontró rematador, contrariamente a lo que sí sucedió un minuto después con un disparo seco de Fritzler desde dentro del área, que topó con una prodigiosa mano de Guaita para evitar el tanto herculano.
En esos compases finales, Drenthe siguió insistiendo, combativo y vertical, dispuesto para el disparo, que ensayó un par de veces con peligro. Sin embargo, la ocasión más clara la tuvo el Valencia, que a punto estuvo de firmar otro hiriente 3-0 tras un error de Juanra que el propio defensa solventó bajo los palos tras el postrero disparo de Soldado.
Puede entenderse la decisión de Vigo de dejar fuera a Trezeguet dada la sequía del francés lejos de Alicante, pero lo que quedó claro ayer es que no se puede prescindir de Drenthe. El holandés da otro aire al equipo. Con él en el campo, el Valencia encontró razones para apretar las filas y mantenerse concentrado. Antes de ello, el conjunto local manejó fácil, sin problemas. Y eso resulta especialmente preocupante teniendo en cuenta que sobre el campo no estaban ni Joaquìn ni Mata, dos futbolistas desequilibrantes cuya presencia hubiera sido letal dada la precariedad defensiva que tenía el Hércules para afontar este encuentro.
El panorama se oscurece. Con Esteban Vigo, el Hércules no sabe hacer daño fuera de su estadio. Así que no le queda otra que morderse el labio y salir bien armado en el Rico Pérez para volver a poner tierra sobre la zona de descenso.
Se está jugando con fuego, encadenando derrotas que han acabado por meter al equipo en el saco de cola. El tiempo apremia y, como se preveía, el partido ante el Zaragoza del próximo domingo ya se presenta como una final. Bien harían desde dentro para comenzar a despertar a la gente con el fin de trasladar a todos los estamentos la importancia del encuentro ante los maños.
Sobre ese escenario, curiosamente, quince segundos ayudaron a cambiar el signo del partido. Un gol mal anulado a Valdez, que arrancó en posición correcta antes de conectar un disparo seco que superó a Guaita, dio paso, en la siguiente jugada, al tanto de Aduriz. Esa acción varió el panorama: del 0-1 se pasó al 1-0, rompiendo el planteamiento que hasta ese instante estaba sujetando al Valencia en Mestalla.
Esteban optó ayer por dejar fuera del once inicial a Trezeguet. Varió la composición del equipo prescindiendo del francés, negado ante el gol fuera del Rico Pérez. Ese fue el argumento más significativo esgrimido por el técnico para que el Hércules evitara el diván, lugar que Vigo apuntaba como indicado dado el, a su entender, "problema psicológico" que impide al equipo meter la pelota entre los tres palos.
El conjunto alicantino ofreció ayer detalles distintos, pero no desequilibrantes para puntuar fuera de casa, y mucho menos ante un rival de la entidad del Valencia.
De inicio, la improvisada pareja de centrales -Juanra y Sergio Rodríguez- encontró en el juego valenciano un aliado. Las trazas del conjunto de Emery apuntaron hacia el fútbol que más gusta al Hércules a la hora de defender. Empeñados en querer entrar por el centro, los herculanos se mostraron encantados de ver embozado el juego por esa zona que tan entrenada tienen gracias a la disposición táctica ensayada para jugar ante el Barcelona. Por esa superficie, enfrente de la corona del área, el Valencia chocó con un muro, con un Hércules domesticado para roer cuantos balones buscaran el agujero.
Entretanto, avisos hubo en ambos lados. El Valencia lo dio con un disparo de Topal que repelió el palo, y el Hércules mostró los dientes con un tiro de Valdez, que salió alto, y otro de Abel Aguilar, que Guaita detuvo con problemas.
El primer gran contratiempo llegó con la lesión de Peña. El lateral salió del terreno de juego pasada la media hora al tener molestias en su tobillo. El imprevisto obligó a variar piezas hasta el punto de tener que bajar a Kiko a defender el costado huérfano (¿dónde y para qué está Pulhac?, cabe preguntarse) y sacar al campo a Tiago Gomes para "vestirlo" de interior diestro.
El primer gol valenciano llegó propiciado por un error de Sergio Rodríguez, que se adelantó mal a las circunstancias. Una buena prolongación de Soldado tras cesión de Navarro dejó a Aduriz ante Calatayud, al que batió de forma acrobática. El 1-0 a falta de tres minutos para la conclusión de la primera parte dolió. No está el Hércules para remontadas, y menos en Mestalla.
En la segunda parte, con un nuevo cambio táctico para adaptarse a las circunstancias sobre la marcha, Cortés pasó al lateral izquierdo y Kiko bajó a defender como defensa derecho (el de Sanet le dio la mano a Cortés como dándole las gracias por quitarle de encima el "marrón" nada más aparecer sobre el campo).
El Valencia comenzó a funcionar mejor y acabó "matando" a su enemigo a las primeras de cambio. Una falta en la frontal sirvió para que Tino Costa pusiera en práctica su magistral toque de balón (2-0, m. 53). Ahí acabó todo. Más que bajar los brazos, al Hércules le cayó el alma al suelo. Sólo dio muestras de levantarse en la recta final del choque, cuando prácticamente apenas restaban minutos para nivelar la contienda. Mientras tanto, al Valencia le servía lo que tenía, tanto que se dedicó a contemporizar, a mostrar algún que otro detalle de cara a la galería, sin estorbar ya demasiado. La diferencia aparecía clara, enorme.
Esteban decidió reaccionar diez minutos después de encajar el segundo gol. Reapareció Drenthe, al que comenzó a colocar por el centro (nuevo condimento extraño en el potaje). El holandés tardó en calentarse, pero al final dejó claro que su presencia es necesaria hasta junio. Suya fue la incursión por la banda que despertó al Hércules para poner algo de picante en el insípido partido que apareció tras el 2-0. El centro al corazón del área no encontró rematador, contrariamente a lo que sí sucedió un minuto después con un disparo seco de Fritzler desde dentro del área, que topó con una prodigiosa mano de Guaita para evitar el tanto herculano.
En esos compases finales, Drenthe siguió insistiendo, combativo y vertical, dispuesto para el disparo, que ensayó un par de veces con peligro. Sin embargo, la ocasión más clara la tuvo el Valencia, que a punto estuvo de firmar otro hiriente 3-0 tras un error de Juanra que el propio defensa solventó bajo los palos tras el postrero disparo de Soldado.
Puede entenderse la decisión de Vigo de dejar fuera a Trezeguet dada la sequía del francés lejos de Alicante, pero lo que quedó claro ayer es que no se puede prescindir de Drenthe. El holandés da otro aire al equipo. Con él en el campo, el Valencia encontró razones para apretar las filas y mantenerse concentrado. Antes de ello, el conjunto local manejó fácil, sin problemas. Y eso resulta especialmente preocupante teniendo en cuenta que sobre el campo no estaban ni Joaquìn ni Mata, dos futbolistas desequilibrantes cuya presencia hubiera sido letal dada la precariedad defensiva que tenía el Hércules para afontar este encuentro.
El panorama se oscurece. Con Esteban Vigo, el Hércules no sabe hacer daño fuera de su estadio. Así que no le queda otra que morderse el labio y salir bien armado en el Rico Pérez para volver a poner tierra sobre la zona de descenso.
Se está jugando con fuego, encadenando derrotas que han acabado por meter al equipo en el saco de cola. El tiempo apremia y, como se preveía, el partido ante el Zaragoza del próximo domingo ya se presenta como una final. Bien harían desde dentro para comenzar a despertar a la gente con el fin de trasladar a todos los estamentos la importancia del encuentro ante los maños.
29 de enero de 2011
Hércules 0-3 Barcelona (2010/2011)
El Barcelona sumó su decimoquinta victoria consecutiva (0-3) en la Liga y, de paso, vengó la derrota que en la primera vuelta encajó en casa frente al Hércules, en un partido que dominó desde los primeros compases, aunque no sentenció hasta los instantes finales del choque.
Pedro Rodríguez abrió el marcador cerca del descanso y Lionel Messi marcó por partida doble para sentenciar el partido en su recta final, ante un Hércules que apenas le puso en aprietos, para lograr el decimoquinto triunfo consecutivo, igualando el récord del Real Madrid de Alfredo Di Stefano la temporada 1960-61.
El Barcelona tenía la lección aprendida de lo sucedido en el Camp Nou en la segunda jornada de Liga y desde el primer minuto puso cerco a la portería alicantina en busca del gol que abriera el marcador y echara abajo la resistencia del cuadro local.
En un cuarto de hora, Messi, en un par de oportunidades, y Pedro probaron fortuna, pero no acertaron a batir al meta Calatayud; y eso dio pie a que el Hércules fuera fortaleciendo su moral.
Los alicantinos tenían muchas dificultades para tener el balón en sus pies, pero poco a poco supieron frenar mejor las acometidas del Barcelona, que, por su parte, seguía controlando el partido, pero con las ideas menos claras.
Y eso lo aprovechó el Hércules para dar un zarpazo por medio de David Trezeguet, quien en boca de gol remató fuera cuando la grada ya casi cantaba gol.
Los minutos iban cayendo sin que los de Guardiola consiguieran superar la maraña defensiva de los locales, hasta que, por sexto partido consecutivo, apareció Pedro para marcar cuando el primer tiempo tocaba a su fin.
Xavi vio al canario abierto en el área y el canario batió a Calatayud de un fuerte chut. Celebró el gol con rabia, porque el Hércules se le seguía resistiendo al Barcelona como en la primera vuelta.
Tras el descanso, y pese a tener ya ventaja en el marcador, el Barcelona salió a finiquitar el choque. Como en la primera mitad, el dominio azulgrana fue abrumador. Antes de que se hubieran cumplido cinco minutos, David Villa y Xavi rondaron el segundo tanto.
Un gol que llegó a anotar Pedro, aunque le fue anulado por fuera de juego. Y a todo esto, Messi demostraba ganas de marcar, aunque sin fortuna, por mucho que lo intentara de todas las maneras posibles.
El dominio del Barcelona era el habitual en sus partidos y sólo le faltaba concretar sus ocasiones en gol ante un Hércules que ofensivamente sólo asustó en un disparo de Nelson Valdez que capturó Víctor Valdés sin problemas.
Y como sucediera en la primera mitad, el gol del Barça llegó en los últimos minutos y por partida doble. Con el Hércules ya con un hombre menos, por la expulsión de Javier Farinós, Messi encontró el camino del gol, primero en una acción individual, a cuatro minutos del final, y luego tras un centro de Dani Alves, cuando quedaba un minuto para la conclusión.
Pedro Rodríguez abrió el marcador cerca del descanso y Lionel Messi marcó por partida doble para sentenciar el partido en su recta final, ante un Hércules que apenas le puso en aprietos, para lograr el decimoquinto triunfo consecutivo, igualando el récord del Real Madrid de Alfredo Di Stefano la temporada 1960-61.
El Barcelona tenía la lección aprendida de lo sucedido en el Camp Nou en la segunda jornada de Liga y desde el primer minuto puso cerco a la portería alicantina en busca del gol que abriera el marcador y echara abajo la resistencia del cuadro local.
En un cuarto de hora, Messi, en un par de oportunidades, y Pedro probaron fortuna, pero no acertaron a batir al meta Calatayud; y eso dio pie a que el Hércules fuera fortaleciendo su moral.
Los alicantinos tenían muchas dificultades para tener el balón en sus pies, pero poco a poco supieron frenar mejor las acometidas del Barcelona, que, por su parte, seguía controlando el partido, pero con las ideas menos claras.
Y eso lo aprovechó el Hércules para dar un zarpazo por medio de David Trezeguet, quien en boca de gol remató fuera cuando la grada ya casi cantaba gol.
Los minutos iban cayendo sin que los de Guardiola consiguieran superar la maraña defensiva de los locales, hasta que, por sexto partido consecutivo, apareció Pedro para marcar cuando el primer tiempo tocaba a su fin.
Xavi vio al canario abierto en el área y el canario batió a Calatayud de un fuerte chut. Celebró el gol con rabia, porque el Hércules se le seguía resistiendo al Barcelona como en la primera vuelta.
Tras el descanso, y pese a tener ya ventaja en el marcador, el Barcelona salió a finiquitar el choque. Como en la primera mitad, el dominio azulgrana fue abrumador. Antes de que se hubieran cumplido cinco minutos, David Villa y Xavi rondaron el segundo tanto.
Un gol que llegó a anotar Pedro, aunque le fue anulado por fuera de juego. Y a todo esto, Messi demostraba ganas de marcar, aunque sin fortuna, por mucho que lo intentara de todas las maneras posibles.
El dominio del Barcelona era el habitual en sus partidos y sólo le faltaba concretar sus ocasiones en gol ante un Hércules que ofensivamente sólo asustó en un disparo de Nelson Valdez que capturó Víctor Valdés sin problemas.
Y como sucediera en la primera mitad, el gol del Barça llegó en los últimos minutos y por partida doble. Con el Hércules ya con un hombre menos, por la expulsión de Javier Farinós, Messi encontró el camino del gol, primero en una acción individual, a cuatro minutos del final, y luego tras un centro de Dani Alves, cuando quedaba un minuto para la conclusión.
26 de enero de 2011
Athletic 3-0 Hércules (2010/2011)
Ya son veinte las veces que el Hércules pasa por La Catedral sin catar el sabor de la victoria. Todas en las que ha cursado visita en el marco de la Liga. Esta vez sucumbió ante el nervio, la constancia y el hambre de que hacen gala los chicos de Caparrós delante de su afición, que celebró el éxito coreando que el Athletic está en Europa. Gracias al concluyente resultado obtenido ayer, así es, figura sexto en la clasificación.
El Athletic continúa explotando a su favor el factor campo y ayer consiguió además convencer a la concurrencia. Había sacado algunos compromisos de modo un tanto apurado, pero no fue el caso ante un Hércules que concentró toda su gracia en el incansable Valdez, mientras el resto se difuminaba o caía en disputas que a nada conducen.
En la pobreza de los argumentos expuestos por los alicantinos sin duda que influye el talante mostrado por el conjunto local, que salió con las ideas muy claras, tanto que le sobró la media hora final. Vamos, que el Athletic hizo su trabajo con suficiencia, sin grandes alardes, al margen de los derivados de la inversión de sudor, aunque intercaló algún detalle que se agradece, como la gestación del segundo gol. Pero la clave, para variar, estuvo en la puesta en escena.
Hay que empezar a buscar alguna razón distinta, incluso a elaborar una teoría al margen de lo futbolístico, si el guión continúa repitiéndose porque por falta de información no puede ser. Las declaraciones llegadas de Alicante a lo largo de la semana arrojan una pista que explicaría al menos lo de anoche: el encanto de San Mamés superó sus expectativas y el Hércules quedó anonadado, tanto que el Athletic, decidido y muy concentrado, le pasó por encima en el inicio y tomó ventaja en el marcador.
Cuesta creer que por falta de aplicación o de intensidad no se replique a lo que podría considerarase como el abecé de la propuesta rojiblanca cuando actúa en su campo. El Racing, que fue el anterior equipo que pasó por Bilbao, salió también dormido y se llevó dos en diez minutos. Ayer sólo cayó uno, asímismo por la vía más previsible, un lance a balón parado, un córner, pero el Athletic puso cerco al área rival con todo su empeño para tratar de liquidar el partido.
Cerca estuvo de sentenciar al desorientado grupo de Esteban. La movilidad de Muniain y Toquero, el toque de David López y la presión del colectivo para imprimir un ritmo de lo más revolucionado, depararon una sucesión de situaciones comprometidas para Calatayud. Hasta el lateral Koikili se sumó al vendaval con dos remates desde el vértice del área. Ofensiva total.
A duras penas, a partir del minuto 20, el Hércules consiguió enfriar la caldera y vivir menos agobiado, pero su respuesta a la desventaja se limitó a un cabezazo picado de Valdez, bien resuelto por Iraizoz. Por lo demás, escasas ideas y menos pericia para apretar a un Athletic que parecía tomar aire de cara al segundo tiempo.
La impresión no iba descaminada: el Hércules, de nuevo gracias a Valdez, contó con su ocasión para meterse en el partido, pero el Athletic mostró una consistencia que aderezó además con una pegada de peso pesado.
Dos más. Primero avisó Toquero, con un remate al larguero, y luego en la mejor acción de la noche, con participación de Orbaiz, Toquero e Iraola, pudo Llorente engordar su estadística. Por si quedaban dudas del cariz que había tomado la contienda, Tiago Gomes destrozó las remotas opciones de los suyos con un inesperado y perfecto pase a Muniain, quien sólo tuvo que cambiar de ritmo, correr en perpendicular y presentarse ante el portero.
Comentar que Esteban tenía prevista una doble sustitución cuando Llorente marcó el 2-0. Se hizo, si bien ya no tuvo incidencia alguna en el devenir del juego. El Athletic dio unos pasos hacia atrás a fin de buscar más alegrías a la contra y de paso propició que el Hércules se consumiese en su impotencia. Trezeguet siguió sin olerla y Valdez, él solo, no pudo, claro. El Athletic, en bloque, fue el dueño del choque de cabo a rabo.
El Athletic continúa explotando a su favor el factor campo y ayer consiguió además convencer a la concurrencia. Había sacado algunos compromisos de modo un tanto apurado, pero no fue el caso ante un Hércules que concentró toda su gracia en el incansable Valdez, mientras el resto se difuminaba o caía en disputas que a nada conducen.
En la pobreza de los argumentos expuestos por los alicantinos sin duda que influye el talante mostrado por el conjunto local, que salió con las ideas muy claras, tanto que le sobró la media hora final. Vamos, que el Athletic hizo su trabajo con suficiencia, sin grandes alardes, al margen de los derivados de la inversión de sudor, aunque intercaló algún detalle que se agradece, como la gestación del segundo gol. Pero la clave, para variar, estuvo en la puesta en escena.
Hay que empezar a buscar alguna razón distinta, incluso a elaborar una teoría al margen de lo futbolístico, si el guión continúa repitiéndose porque por falta de información no puede ser. Las declaraciones llegadas de Alicante a lo largo de la semana arrojan una pista que explicaría al menos lo de anoche: el encanto de San Mamés superó sus expectativas y el Hércules quedó anonadado, tanto que el Athletic, decidido y muy concentrado, le pasó por encima en el inicio y tomó ventaja en el marcador.
Cuesta creer que por falta de aplicación o de intensidad no se replique a lo que podría considerarase como el abecé de la propuesta rojiblanca cuando actúa en su campo. El Racing, que fue el anterior equipo que pasó por Bilbao, salió también dormido y se llevó dos en diez minutos. Ayer sólo cayó uno, asímismo por la vía más previsible, un lance a balón parado, un córner, pero el Athletic puso cerco al área rival con todo su empeño para tratar de liquidar el partido.
Cerca estuvo de sentenciar al desorientado grupo de Esteban. La movilidad de Muniain y Toquero, el toque de David López y la presión del colectivo para imprimir un ritmo de lo más revolucionado, depararon una sucesión de situaciones comprometidas para Calatayud. Hasta el lateral Koikili se sumó al vendaval con dos remates desde el vértice del área. Ofensiva total.
A duras penas, a partir del minuto 20, el Hércules consiguió enfriar la caldera y vivir menos agobiado, pero su respuesta a la desventaja se limitó a un cabezazo picado de Valdez, bien resuelto por Iraizoz. Por lo demás, escasas ideas y menos pericia para apretar a un Athletic que parecía tomar aire de cara al segundo tiempo.
La impresión no iba descaminada: el Hércules, de nuevo gracias a Valdez, contó con su ocasión para meterse en el partido, pero el Athletic mostró una consistencia que aderezó además con una pegada de peso pesado.
Dos más. Primero avisó Toquero, con un remate al larguero, y luego en la mejor acción de la noche, con participación de Orbaiz, Toquero e Iraola, pudo Llorente engordar su estadística. Por si quedaban dudas del cariz que había tomado la contienda, Tiago Gomes destrozó las remotas opciones de los suyos con un inesperado y perfecto pase a Muniain, quien sólo tuvo que cambiar de ritmo, correr en perpendicular y presentarse ante el portero.
Comentar que Esteban tenía prevista una doble sustitución cuando Llorente marcó el 2-0. Se hizo, si bien ya no tuvo incidencia alguna en el devenir del juego. El Athletic dio unos pasos hacia atrás a fin de buscar más alegrías a la contra y de paso propició que el Hércules se consumiese en su impotencia. Trezeguet siguió sin olerla y Valdez, él solo, no pudo, claro. El Athletic, en bloque, fue el dueño del choque de cabo a rabo.
21 de enero de 2011
Sporting 2-0 Hércules (2010/2011)
El Sporting mostró su mejor cara para imponerse al Hércules y obtener tres puntos fundamentales. Tres puntos que permiten a los asturianos acabar la primera vuelta fuera de los puestos de descenso.
Los de Preciado, que salieron mucho más enchufados que el Hércules, ya mandaban en el marcador a los 30 segundos de partido gracias a un gol de Barral. Nacho Cases, que cuajó un partidazo, marcó el tanto de la tranquilidad a la media hora.
Los gijonenses sabían lo que se jugaban hoy y salieron mucho más mentalizados que el Hércules. A morder desde el principio. Eso les valió para adelantarse nada más empezar el partido y, de paso, navegar con el viento a favor durante todo el choque. Si a eso le sumamos que, pese a ir ganando, nunca bajaron el nivel de intensidad, podemos entender la historia de este partido.
El Hércules volvió a tener los mismos problemas que le persiguen en cada partido lejos del Rico Pérez. Encima coincidió que el rival de hoy tenía un hambre fuera de lo normal, especialmente motivado por la idea de acabar la primera vuelta fuera de descenso. Un hecho bueno para el equipo asturiano y, sobre todo, para la cabeza de Preciado.
La primera parte consistió en un asedio de los asturianos a la portería de Calatayud. Pudieron dejar el partido más que sentenciado antes del descanso, pero sólo hicieron dos goles. El primero fue de Barral, que remató un centro de Canella desde la banda para acabar con su sequía goleadora. Es el primer tanto del gaditano esta temporada.
El segundo fue obra del joven Nacho Cases. El chaval, que a principios de temporada no contaba ni para el filial, se reivindicó en el día de su estreno en El Molinón. No sólo hizo un gran partido, sino que firmó el segundo con un disparo durísimo desde fuera del área. Un gol que recordará para siempre.
En la segunda mitad el guión no cambió demasiado. El Sporting, aunque llegó menos, fue mejor que el Hércules y apenas sufrió. Vigo probó con Drenthe para intentar llegar más, pero el holandés tampoco estuvo fino.
Con estos tres puntos el sportinguismo y, en concreto Preciado, puede dormir más tranquilo. En Alicante, en cambio, Vigo tendrá que seguir buscando la forma de volver a ganar un partido a domicilio. Aquel de la jornada 2 contra el Barça queda ya muy lejos.
Los de Preciado, que salieron mucho más enchufados que el Hércules, ya mandaban en el marcador a los 30 segundos de partido gracias a un gol de Barral. Nacho Cases, que cuajó un partidazo, marcó el tanto de la tranquilidad a la media hora.
Los gijonenses sabían lo que se jugaban hoy y salieron mucho más mentalizados que el Hércules. A morder desde el principio. Eso les valió para adelantarse nada más empezar el partido y, de paso, navegar con el viento a favor durante todo el choque. Si a eso le sumamos que, pese a ir ganando, nunca bajaron el nivel de intensidad, podemos entender la historia de este partido.
El Hércules volvió a tener los mismos problemas que le persiguen en cada partido lejos del Rico Pérez. Encima coincidió que el rival de hoy tenía un hambre fuera de lo normal, especialmente motivado por la idea de acabar la primera vuelta fuera de descenso. Un hecho bueno para el equipo asturiano y, sobre todo, para la cabeza de Preciado.
La primera parte consistió en un asedio de los asturianos a la portería de Calatayud. Pudieron dejar el partido más que sentenciado antes del descanso, pero sólo hicieron dos goles. El primero fue de Barral, que remató un centro de Canella desde la banda para acabar con su sequía goleadora. Es el primer tanto del gaditano esta temporada.
El segundo fue obra del joven Nacho Cases. El chaval, que a principios de temporada no contaba ni para el filial, se reivindicó en el día de su estreno en El Molinón. No sólo hizo un gran partido, sino que firmó el segundo con un disparo durísimo desde fuera del área. Un gol que recordará para siempre.
En la segunda mitad el guión no cambió demasiado. El Sporting, aunque llegó menos, fue mejor que el Hércules y apenas sufrió. Vigo probó con Drenthe para intentar llegar más, pero el holandés tampoco estuvo fino.
Con estos tres puntos el sportinguismo y, en concreto Preciado, puede dormir más tranquilo. En Alicante, en cambio, Vigo tendrá que seguir buscando la forma de volver a ganar un partido a domicilio. Aquel de la jornada 2 contra el Barça queda ya muy lejos.
10 de enero de 2011
Hércules 4-1 Atlético (2010/2011)
El Hércules pasó como un vendaval por encima de un ridículo Atlético de Madrid al que goleó en apenas 45 minutos para demostrar que es un equipo que se encuentra mucho mejor cuando juega como local que de visitante (4-1).
El conjunto alicantino dejó el partido visto para sentencia en una brillantísima primera mitad en la que practicó un buen fútbol pero, sobre todo, hizo gala de una efectividad en el remate propia de los grandes de la competición.
El Atlético arrancó el partido con ganas de buscar la portería alicantina, pero se vino abajo con el primer gol del Hércules, obra de un Tote, en un error garrafal de la defensa y portero rojiblanco.
Tote, declarado seguidor del Atlético, se coló en el área y, tras varios rechaces, disparó con la derecha para que el balón entrara entre el palo y un De Gea que no estuvo acertado en esa acción.
El gol tranquilizó a un Hércules que tocó bien en el centro del campo con una facilidad pasmosa y superó una y otra vez al Atlético, que pudo igualar el partido en un centro chut de Filipe Luis.
El Atlético desaprovechó su opción, lo que no hizo el paraguayo n Nelson Valdez que marcó el segundo tanto local con un gran disparo con la zurda desde la frontal que no encontró réplica en De Gea.
El francés Thomert se sumó al festival goleador del Hércules con un espléndido cabezazo a centro de Peña. El centrocampista remató solo entre Godín y Domínguez, los desacertados centrales de los madrileños.
Y para redondear una primera parte mágica para los alicantinos, Trezeguet marcó el gol que siempre anota en los partidos del estadio Rico Pérez y con otro gran remate desde el borde del área rubricó el cuarto tanto, tras una no menos buenas jugada de Tote.
La segunda mitad quedó simplemente para que el Atlético de Madrid intentara lavar su imagen en sus primeros compases, en los que buscó la portería de un relajado Hércules, aunque sin éxito.
Agüero se encontró con el palo en un disparo de falta y Reyes con una buena intervención de Calatayud. El Atlético acabó bajando los brazos y con problemas para no recibir un nuevo tanto en contra, algo que también evitó la madera en un disparo de Fritzler.
Reyes acabó por hacer el gol del honor para los madrileños a falta de dos minutos para la conclusión. El 4-1 sonroja a los rojiblancos, que encajaron la derrota más abultada de la temporada a tres días del derbi copero ante el Real Madrid.
El conjunto alicantino dejó el partido visto para sentencia en una brillantísima primera mitad en la que practicó un buen fútbol pero, sobre todo, hizo gala de una efectividad en el remate propia de los grandes de la competición.
El Atlético arrancó el partido con ganas de buscar la portería alicantina, pero se vino abajo con el primer gol del Hércules, obra de un Tote, en un error garrafal de la defensa y portero rojiblanco.
Tote, declarado seguidor del Atlético, se coló en el área y, tras varios rechaces, disparó con la derecha para que el balón entrara entre el palo y un De Gea que no estuvo acertado en esa acción.
El gol tranquilizó a un Hércules que tocó bien en el centro del campo con una facilidad pasmosa y superó una y otra vez al Atlético, que pudo igualar el partido en un centro chut de Filipe Luis.
El Atlético desaprovechó su opción, lo que no hizo el paraguayo n Nelson Valdez que marcó el segundo tanto local con un gran disparo con la zurda desde la frontal que no encontró réplica en De Gea.
El francés Thomert se sumó al festival goleador del Hércules con un espléndido cabezazo a centro de Peña. El centrocampista remató solo entre Godín y Domínguez, los desacertados centrales de los madrileños.
Y para redondear una primera parte mágica para los alicantinos, Trezeguet marcó el gol que siempre anota en los partidos del estadio Rico Pérez y con otro gran remate desde el borde del área rubricó el cuarto tanto, tras una no menos buenas jugada de Tote.
La segunda mitad quedó simplemente para que el Atlético de Madrid intentara lavar su imagen en sus primeros compases, en los que buscó la portería de un relajado Hércules, aunque sin éxito.
Agüero se encontró con el palo en un disparo de falta y Reyes con una buena intervención de Calatayud. El Atlético acabó bajando los brazos y con problemas para no recibir un nuevo tanto en contra, algo que también evitó la madera en un disparo de Fritzler.
Reyes acabó por hacer el gol del honor para los madrileños a falta de dos minutos para la conclusión. El 4-1 sonroja a los rojiblancos, que encajaron la derrota más abultada de la temporada a tres días del derbi copero ante el Real Madrid.
4 de enero de 2011
Mallorca 3-0 Hércules (2010/2011)
En el justo momento en el que Drenthe llegaba a su domicilio en la Playa de San Juan, escoltado por las fuerzas de seguridad como si de un alto cargo o una estrella de cine se tratara, el Hércules firmaba su sentencia de muerte en el Iberostar Estadi. Dos goles encajados en apenas tres minutos dejaron al equipo del Boquerón herido de muerte ya antes de enfilar el camino de los vestuarios.
Después del empate en Santander, los blanquiazules regresaron a las andadas. Ni un tiro a puerta en los primeros cuarenta y cinco minutos. Y así es complicado sacar algo positivo lejos de casa. Sólo hubo noticias del ataque cuando Cristian pisó el césped. Pero fue demasiado tarde porque el Mallorca ya había hecho todo el trabajo.
La puesta en escena no fue la mejor. Calatayud tuvo que sacar lo mejor de sí para evitar el primero de la tarde. Su despeje en el primer minuto dio la vida al equipo. Sacó magistralmente un cabezazo de Webó en el primer palo. Después el barullo que se formó el área fue bien resuelto por la zaga blanquiazul.
El primer minuto de juego del nuevo año elevó la tensión. El Mallorca evidenció su ansia por acabar con la mala racha que le persigue en Liga. Después de tres derrotas consecutivas, el equipo de Laudrup metió la quinta marcha desde el pitido inicial. Pereira y Webó llevaron de cabeza a la zaga blanquiazul. El jugador francés del Mallorca ensayó un eslalon en una acción personal pero se quedó sin ángulo para el remate final. Antes marcó un gol que fue anulado por un justo fuera de juego después de otro rechace de Calatayud tras un remate de Nsue, que se metió solo hasta plantarse delante del meta blanquiazul.
El Hércules tuvo alguna opción para sorprender al contragolpe. Kiko Femenía intentó hacer daño por su banda. Apenas lo consiguió en un par de ocasiones, en combinación con Cortés. Pero el balón no llegó nunca en condiciones ni a Valdez ni a Trezeguet.
El conjunto alicantino resultó demasiado inofensivo. Recordó al de tardes aciagas como la de Pamplona o Getafe. Sufrió en exceso en defensa y finalmente los insulares consiguieron perforar la meta de Calatayud. Otra vez a balón parado el equipo alicantino evidenció sus debilidades. De Guzmán ejecutó desde la frontal después de un par de cabezazos frustrados de sus compañeros. Calatayud no acertó a atrapar el esférico y Nsue ejecutó a placer.
Una vez abierta la veda, la movilidad de los atacantes locales resultó letal para el equipo del Boquerón. Apenas tres minutos después, Webó y Casadesús se fabricaron una pared dentro del área que finiquitó el mallorquín con cierta comodidad ante la indolencia defensiva. Con el 2-0, el partido quedó listo para sentencia.
La segunda parte comenzó con el inesperado cambio de Sergio por Abraham Paz, que no pudo seguir por problemas físicos. Pero lo peor estaba por llegar. En un contragolpe, Pereira volvió a dejar en evidencia a la zaga blanquiazul.
Sólo la entrada de Cristian impuso algo de cordura. Fritzler y Abel Aguilar no ofrecieron el nivel esperado. El equipo sigue echando de menos a un líder que haga jugar a sus compañeros. Y ayer Cristian asumió ese rol. Quizás ya fue demasiado tarde. De sus botas partieron las únicas cuatro opciones. Ni Valdez ni Trezeguet acertaron. Y otra vez la derrota resulta sonrojante. El año comienza con un nuevo despropósito.
Después del empate en Santander, los blanquiazules regresaron a las andadas. Ni un tiro a puerta en los primeros cuarenta y cinco minutos. Y así es complicado sacar algo positivo lejos de casa. Sólo hubo noticias del ataque cuando Cristian pisó el césped. Pero fue demasiado tarde porque el Mallorca ya había hecho todo el trabajo.
La puesta en escena no fue la mejor. Calatayud tuvo que sacar lo mejor de sí para evitar el primero de la tarde. Su despeje en el primer minuto dio la vida al equipo. Sacó magistralmente un cabezazo de Webó en el primer palo. Después el barullo que se formó el área fue bien resuelto por la zaga blanquiazul.
El primer minuto de juego del nuevo año elevó la tensión. El Mallorca evidenció su ansia por acabar con la mala racha que le persigue en Liga. Después de tres derrotas consecutivas, el equipo de Laudrup metió la quinta marcha desde el pitido inicial. Pereira y Webó llevaron de cabeza a la zaga blanquiazul. El jugador francés del Mallorca ensayó un eslalon en una acción personal pero se quedó sin ángulo para el remate final. Antes marcó un gol que fue anulado por un justo fuera de juego después de otro rechace de Calatayud tras un remate de Nsue, que se metió solo hasta plantarse delante del meta blanquiazul.
El Hércules tuvo alguna opción para sorprender al contragolpe. Kiko Femenía intentó hacer daño por su banda. Apenas lo consiguió en un par de ocasiones, en combinación con Cortés. Pero el balón no llegó nunca en condiciones ni a Valdez ni a Trezeguet.
El conjunto alicantino resultó demasiado inofensivo. Recordó al de tardes aciagas como la de Pamplona o Getafe. Sufrió en exceso en defensa y finalmente los insulares consiguieron perforar la meta de Calatayud. Otra vez a balón parado el equipo alicantino evidenció sus debilidades. De Guzmán ejecutó desde la frontal después de un par de cabezazos frustrados de sus compañeros. Calatayud no acertó a atrapar el esférico y Nsue ejecutó a placer.
Una vez abierta la veda, la movilidad de los atacantes locales resultó letal para el equipo del Boquerón. Apenas tres minutos después, Webó y Casadesús se fabricaron una pared dentro del área que finiquitó el mallorquín con cierta comodidad ante la indolencia defensiva. Con el 2-0, el partido quedó listo para sentencia.
La segunda parte comenzó con el inesperado cambio de Sergio por Abraham Paz, que no pudo seguir por problemas físicos. Pero lo peor estaba por llegar. En un contragolpe, Pereira volvió a dejar en evidencia a la zaga blanquiazul.
Sólo la entrada de Cristian impuso algo de cordura. Fritzler y Abel Aguilar no ofrecieron el nivel esperado. El equipo sigue echando de menos a un líder que haga jugar a sus compañeros. Y ayer Cristian asumió ese rol. Quizás ya fue demasiado tarde. De sus botas partieron las únicas cuatro opciones. Ni Valdez ni Trezeguet acertaron. Y otra vez la derrota resulta sonrojante. El año comienza con un nuevo despropósito.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)