28 de febrero de 2011

Hércules 0-0 Getafe (2010/2011)

Se pudo perder si Undiano Mallenco hubiera visto una claro mano de Fritzler en el minuto 86, y se pudo ganar si el balón que se envenenó tras el disparo de Cristian hubiera tocado el larguero medio centímetro más abajo. Ni una cosa ni otra sucedió, así que el Hércules se tuvo que conformar con un mísero empate que más que darle oxígeno le aprieta el cuello.

Faltó finura e ideas en el encuentro ante el Getafe, un bloque plagado de buenos jugadores que ofreció más sombras que luces, nada que se pareciera a lo que mostró en el partido de la primera vuelta. Pero también le faltó al Hércules una pizca de suerte. De hecho, si ésta hubiera aparecido en alguna de las ocasiones claras que tuvieron Trezeguet, Portillo, Thomert y Cristian, ahora se estaría hablando de otra cosa, pese a que el encuentro no merece tener un hueco reservado en las videotecas.

Debió repirar con alivio Esteban Vigo al ver que su homólogo en el banquillo getafense decidió dejar en la suplencia a futbolistas de la talla de Boateng, Parejo y Manu del Moral. La apuesta de Míchel encontró el órdago herculano, por fin decidido a colocar como titular el dúo atacante Trezeguet-Portillo. El madrileño, pese a haber participado a cuentagotas en la Liga actual, dotó al equipo de más movilidad arriba.

Con Farinós y Tiago en el doble pivote, el Hércules encontró problemas en la banda izquierda, que llenó de dudas al equipo durante una primera parte trufada de indefinición. Con Pulhac excesivamente dubitativo en el primer acto a la hora de elegir la mejor opción -casi siempre resuelta con el apurado pase corto- y con Thomert sin encontrar el sendero adecuado para dar solvencia al juego por su sitio natural, el Hércules dejó peligrosamente una puerta abierta por el costado que el Getafe no supo abrir. Y curiosamente fue Thomert el que malogró la primera gran ocasión del partido tras una perfecta cesión de Tiago Gomes al corazón del área. que el zurdo francés envió a las nubes con todo a favor (m.9).

Más que fútbol orientado, el partido optó por el arreón como arma predilecta para fustigar al rival. Se usaba más energía buscando tapar agujeros propios que intentando taladrar al rival.

En esas, Tote llegó a ver puerta en una acción que fue invalidada por fuera de juego (m.19) y Portillo se fabricó otra que encontró el acierto de Codina para desviar un tiro raso que buscaba puerta.

Por su parte, el Getafe se arrimó con un disparo de Rafa a las nubes y dio carpetazo a la primera parte con la mejor oportunidad: Una indecisión de Pulhac propició un rápido contragolpe que culminó Colunga con un chut al poste. Respiró el Hércules, indeciso y poco sólido durante los primeros 45 minutos frente a un Getafe que anduvo por la misma pauta.

Míchel no esperó para mover el banquillo madrileño. Tras ver las penurias del Hércules por la izquierda colocó a Manu del Moral por Pedro Ríos.
Sin embargo, fue el Hércules el que avisó con más peligro tras la reanudación. Un centro medido de Thomert-de lo poco que le salió bien- llegó preciso a la cabeza de Trezeguet, que solo, sin marca y a dos metros de la línea de gol, remató flojo a las manos de Codina. El francés hizo lo que nunca hace: perdonar. Algo que se repitió minutos después con un perfecto servicio de Tote que el galo remató con el exterior junto al palo.

Vigo dio entrada a Cristian por Thomert en el minuto 56 y el Hércules ganó presencia ofensiva. Poco después de este cambio llegó otra gran ocasión que no se convirtió en gol gracias a que todos los dioses decidieron arropar a Codina. Un buen centro de Pulhac -más entonado tras el descanso- encontró el remate de Portillo que llegó desde atrás para apuntillar en carrera. Sin embargo, Codina, casi de espaldas, con la vista en cualquier lado menos en la pelota, colocando el cuerpo a la desesperada para tapar puerta mientras quedaba encomendado a la divina providencia, vio cómo la pelota golpeaba el trasero cuando toda la grada cantaba gol (m.68).

Esteban Vigo escuchó después de mucho tiempo la primera protesta pública con una sustitución. En el minuto 70, decidió sacar a Tote para dar entrada a Kiko Femenía. El hecho de que fuera el "10" el elegido en lugar de Tiago Gomes -visiblemente agotado, notoriamente apagado- no fue entendido por el respetable, que sigue apuntando - y no sin razón- al madrileño como el único capaz de inventar y crear para provocar sonrisas. El técnico, no obstante, optó por retirararle del campo tras verle perder un par de balones que propiciaron contras del rival.

El cambio dibujó un nuevo esquema. Cristian se metió por el centro y Portillo pasó al extremo izquerdo. A todo eso, Farinós se resintió de un pinchazo en su pierna derecha y salió para dar entrada a Fritzler. El argentino y el Hércules pueden dar gracias a que ni Undiano Mallenco ni su auxilar vieron lo que observó buena parte del estadio: un penalti claro por mano dentro del área tras un sutil toque de Manu del Moral (m.86).

Curiosamente, de esta clara opción para el Getafe se pasó a otra gran oportunidad para el Hércules, que a punto estuvo de dejar los puntos en casa para dar por bueno un partido con más nervio que tino.

Un disparo de Cristian en la frontal del área encontró la pierna de un defensor del Getafe, que dotó la trayectoria de un vuelo envenenado antes de marcar una caída mortífera que topó con el larguero y botó unos centímetros fuera de la línea de gol. Era el balón soñado en el minuto soñado (88), la jugada que hubiera dejado los tres puntos e inmaculada la racha del Hércules como local en los partidos ante iguales. Pero faltó esa pizca de suerte para decantar una balanza que en esta ocasión no encontró genialidades como el día que se recibió al Zaragoza.

Con sólo un punto más en su casillero, el Hércules se mete en problemas. Si no se puntúa fuera, los partidos en casa se afrontan con la obligación de ganar. Y si no se ganan el infierno acecha. Las llamas todavía no tocan el cuerpo, pero no están tan lejos. Ya va siendo hora de hacer algo más fuera. Aunque toque Villarreal.

22 de febrero de 2011

Sevilla 1-0 Hércules (2010/2011)

Otra vez vuelta de vacío. No hay manera de que el Hércules marque fuera de casa. Se le atraganta cualquier rival, por muchos problemas y limitaciones que tenga. Ayer, con todas las urgencias del Sevilla, el equipo del Boquerón no fue capaz de sacar nada positivo del Sánchez Pizjuán.

Estuvo cerca, eso sí. A poco que mejoró en la segunda mitad y que el técnico se decidió a introducir los cambios, el conjunto alicantino pudo golpear a su adversario. Pero no hubo acierto ni fortuna. Ni Trezeguet ni Portillo atinaron. Kiko Femenía fue el único capacitado para inquietar por la banda.

Hasta entonces, nada de nada. Cristian obtuvo la titularidad por primera vez en la temporada pero el Boquerón le colocó con bastante poca fortuna en la derecha. Así que el propio entrenador se cargó la posibilidad de desbordar por los flancos con su apuesta. Thomert repitió con la misma incapacidad que siete días antes contra el Zaragoza. Sin embargo, a diferencia de Kiko, mantuvo la titularidad.

En su afán de contener al rival, Esteban Vigo acumuló centrocampistas con Abel Aguilar, Farinós y Tiago Gomes, y renunció a la calidad y la magia de Tote. Apenas tuvo diez minutos el madrileño para intentarlo. Sobre todo, cuando se suceden los partidos lejos de casa sin noticias del gol.

Más que preocupante es el estado de negación del Hércules lejos del Rico Pérez. 862 minutos en blanco. Una cifra demoledora que obliga de nuevo a los blanquiazules a ganar el encuentro en casa contra el Getafe. La derrota deja al equipo alicantino a dos puntos de la zona del descenso. Aunque, eso sí, no tendrá a tres piezas clave por acumulación de amarillas. Cortés, Aguilar y Rodríguez vieron ayer la quinta. La buena noticia es que para el próximo domingo Valdez y Peña ya deben estar en condiciones para reaparecer.
Farinós se empleó de nuevo hasta el final por imperativo del guión. El Boquerón sabe que el equipo le necesita y, en su primera comparecencia como titular fuera de casa, se notó la mejoría. Aunque la presencia del valenciano no es suficiente para tapar todas las debilidades del grupo como visitante.
A diferencia de otras ocasiones, el equipo blanquiazul no comenzó del todo mal ante un Sevilla a medio gas porque Manzano reservó a algunos de sus mejores hombres pensando ya en la vuelta del compromiso europeo contra el Oporto en Portugal.

Sin embargo, el aviso de Negredo llegó pronto, como preludio de lo que podía suceder. El disparo del delantero sevillista se encontró con la madera. Pudo adelantar a los suyos tras un disparo con el exterior al travesaño a los ocho minutos y sirvió en bandeja el gol poco después a Luis Fabiano, pero el brasileño estuvo inocente en el remate de vaselina y Calatayud atajó el baló a dos manos.
El conjunto local se gustaba ante la inoperancia del Hércules y a los veinte minutos llegó el tanto sevillista. Luis Fabiano vio bien situado a Negredo que lo cazó dentro del área y lo cedió con el pecho hacia atrás para que el croata Ivan Rakitic, llegando desde la segunda línea, disparara raso para batir al portero alicantino.

Premio a la insistencia hispalense que seguía controlando el partido ante un inofensivo Hércules que tuvo su primera ocasión a la media hora de juego, aunque el blando remate de Trezeguet lo detuvo sin problemas Javi Varas, que sustituía bajo el arco sevillista al lesionado Andrés Palop.
Tras el paso por los vestuarios, el Sevilla salió lanzado a por el gol que sentenciara el partido pero ni Jesús Navas ni Luis Fabiano lograron acertar, lo que aprovechó el Hércules para estirarse y mostrar mejores argumentos, aunque sin inquietar demasiado a Javi Varas.

El partido entró en un ritmo bajo y el equipo del Boquerón trató de buscar el empate. La salida de Kiko Femenía dio otro aire y más posibilidades ofensivas. El canterano se fabricó varias buenas acciones y puso hasta tres centros de gol. Pero no hubo acierto. Trezeguet agotó una convocatoria más para aprobar su asignatura pendiente: marcar fuera de casa. Y tampoco Portillo tuvo la puntería necesaria para culminar otro certero centro del canterano. Tampoco se entiende demasiado bien que no tuviera continuidad en el once él y sí Thomert. Ante la ausencia de Drenthe, el único recurso que entiende el técnico parece ser la presencia del francés en esa banda.

Manzano no vio claro el panorama y dio salida de Kanouté a veinte minutos del final. Su presencia revitalizó de nuevo a los sevillistas que buscaban con insistencia el gol de la tranquilidad. Hasta en dos ocasiones salvó Calatayud dos ocasiones francas del Sevilla. Primero, en un mano a mano con Negredo, y después, un remate de Navas.

Los alicantinos buscaron con más fe que cabeza el tanto del empate. Lo tuvieron también en alguna opción a balón parado. Al menos, en esta ocasión sí, el Hércules pudo inquietar en acciones de estrategia con la ejecución casi siempre certera del incombustible Farinós.

Pero se agotó el tiempo y el conjunto alicantino volvió a marcharse con la cabeza baja y la eterna incógnita de qué hacer para marcar fuera de casa. Ya son demasiados minutos sin celebrar un gol a domicilio. Y sin gol, no hay vida más allá del Rico Pérez. De nada sirvió la leve mejoría sin el sabor dulce que deja la celebración de un tanto, aunque sólo sirva para sumar un punto. Pero, al Hércules, en esta situación, cualquier cosa le sirve para acabar con el calvario y la obsesión.

La derrota deja otra vez al conjunto blanquiazul al borde del abismo. Una jornada más el partido del Rico Pérez se convierte en una final para no ceder más terreno ante el resurgir de alguno de los rivales más directos.

13 de febrero de 2011

Hércules 2-1 Zaragoza (2010/2011)

El Hércules obtuvo el premio a su ambición y acabó remontando el partido en apenas diez minutos. Los alicantinos no perdieron la cara al duelo y después de buscar el tanto durante los 76 minutos que fueron por debajo en el marcador, regresaron a la senda de la victoria por medio de Farinós y Trezeguet.

Los maños completaron un duelo aceptable, pero se encontraron un gol a favor en los primeros compases del partido y se dedicaron más a destruir el juego rival que a pensar en un posible nuevo tanto con el que matar el duelo.

El héroe de la cita fue Javier Farinós. El fútbol fue justo con el capitán del Hércules, que volvió a ser titular tras superar las lesiones que le han mantenido fuera de los terrenos de juego durante una larga temporada. Con el recuerdo de ser una pieza clave en el ascenso, el valenciano volvió por sus fueros y tiene todavía tiempo para triunfar con el conjunto alicantino en la Liga BBVA.

Cuando los de Esteban Vigo se topaban una y otra vez con la zaga maña, el medio del Hércules se sacó un duro zapatazo desde unos 35 metros que se coló por la escuadra derecha de la meta defendida por Leo Franco. Uno de los goles de la jornada en un momento vital para los locales.
Aquí no acabó el repertorio de Farinós sobre el césped. Mientras ambos conjuntos luchaban por los tres puntos y el duelo estaba más abierto que nunca, el capitán demostró tener la cabeza fría para poner un balón perfecto sobre Trezeguet a la espalda de Jarosik. Contini habilitó al galo reculando su posición y el delantero francés terminó controlando el cuero con el pecho y fusilando a un Leo Franco que poco pudo hacer para evitar el tanto que condenó a los de Aguirre.

Mucho antes de que Farinós diera una nueva alegría a la afición del Rico Pérez, el Zaragoza se mostró como un equipo trabajado, serio en defensa pero sin demasiada ambición o sin la capacidad para matar un partido que se le puso de cara desde el principio.
Aguirre volvió a dar entrada a Boutahar en la banda para aprovechar su calidad y Braulio fue el referente en punta para pelear con los centrales rivales. El holandés no tardó en sacar el guante y a los cuatro minutos puso un balón en el corazón del área para que el punta canario sorprendiera a la zaga local. El Zaragoza se las prometía muy felices al ver que el marcador que reinaba en el electrónico se sumaba a la racha de resultados en las últimas fechas, pero las cosas no son como empiezan, si no como acaban.

Con el duelo en contra, el Hércules abrió más el campo, Kiko Femenía se alió con Cortés por la derecha pero no tuvo mucha fortuna en los centros al área, Thomert puso en apuros a Diogo y Tote daba sentido al juego local cada vez que controlaba el balón en zona de tres cuartos de campo junto a Tiago.

Todo ésto contrastaba con los intentos de Ander y Boutahar por conectar con Braulio, pero la voluntad y el derroche físico del punta no fue suficiente para volver a superar a Sergio Rodríguez y a Pamarot. Los de Esteban Vigo no sacaron más resultados debido a la presencia de Ponzio en la medular. El argentino no cesó de recuperar balones y abarcó buena parte de la zona de creación para demostrar que es una pieza fundamental en el Zaragoza.

Finalmente, hasta los últimos hechos ya mencionados, el Zaragoza dejó pasar los minutos de la mejor manera posible, N'Daw se estrenó con la camiseta del conjunto aragonés, Sinama poco pudo hacer en la punta de ataque tras sustituir a Braulio y Bertolo no tuvo fortuna por la izquierda. El Hércules también movió el equipo, pero cosas del destino, la gloria estaba reservada para los que se habían esforzado durante todo el duelo y para los que más lo necesitaban, Farinós por el sufrimiento que ha pasado y Trezeguet por las críticas de las últimas jornadas como consecuencia de su racha goleadora.

7 de febrero de 2011

Valencia 2-0 Hércules (2010/2011)

Nuevo viaje, nueva derrota. No levanta cabeza el Hércules fuera del Rico Pérez. Se perdió en Mestalla, donde sólo se aguantó mirando de frente cuarenta minutos, y se reduce la distancia con la zona de descenso a la mínima expresión. No necesitó imponer el Valencia un ritmo frenético para inclinar de su lado la balanza. Pese a mostrar dudas, los valencianos desequilibraron plasmando la clara diferencia que existe entre una plantilla y otra. La resistencia herculana se derrumbó tras recibir la primera herida. Y entre medias, el desbarajuste. Un sólo imprevisto, la lesión de Peña, dio curso a un sorprendente cuadro en el que varios actores se vieron ejerciendo papeles hasta ahora extraños en su carrera.

Sobre ese escenario, curiosamente, quince segundos ayudaron a cambiar el signo del partido. Un gol mal anulado a Valdez, que arrancó en posición correcta antes de conectar un disparo seco que superó a Guaita, dio paso, en la siguiente jugada, al tanto de Aduriz. Esa acción varió el panorama: del 0-1 se pasó al 1-0, rompiendo el planteamiento que hasta ese instante estaba sujetando al Valencia en Mestalla.

Esteban optó ayer por dejar fuera del once inicial a Trezeguet. Varió la composición del equipo prescindiendo del francés, negado ante el gol fuera del Rico Pérez. Ese fue el argumento más significativo esgrimido por el técnico para que el Hércules evitara el diván, lugar que Vigo apuntaba como indicado dado el, a su entender, "problema psicológico" que impide al equipo meter la pelota entre los tres palos.

El conjunto alicantino ofreció ayer detalles distintos, pero no desequilibrantes para puntuar fuera de casa, y mucho menos ante un rival de la entidad del Valencia.
De inicio, la improvisada pareja de centrales -Juanra y Sergio Rodríguez- encontró en el juego valenciano un aliado. Las trazas del conjunto de Emery apuntaron hacia el fútbol que más gusta al Hércules a la hora de defender. Empeñados en querer entrar por el centro, los herculanos se mostraron encantados de ver embozado el juego por esa zona que tan entrenada tienen gracias a la disposición táctica ensayada para jugar ante el Barcelona. Por esa superficie, enfrente de la corona del área, el Valencia chocó con un muro, con un Hércules domesticado para roer cuantos balones buscaran el agujero.

Entretanto, avisos hubo en ambos lados. El Valencia lo dio con un disparo de Topal que repelió el palo, y el Hércules mostró los dientes con un tiro de Valdez, que salió alto, y otro de Abel Aguilar, que Guaita detuvo con problemas.
El primer gran contratiempo llegó con la lesión de Peña. El lateral salió del terreno de juego pasada la media hora al tener molestias en su tobillo. El imprevisto obligó a variar piezas hasta el punto de tener que bajar a Kiko a defender el costado huérfano (¿dónde y para qué está Pulhac?, cabe preguntarse) y sacar al campo a Tiago Gomes para "vestirlo" de interior diestro.

El primer gol valenciano llegó propiciado por un error de Sergio Rodríguez, que se adelantó mal a las circunstancias. Una buena prolongación de Soldado tras cesión de Navarro dejó a Aduriz ante Calatayud, al que batió de forma acrobática. El 1-0 a falta de tres minutos para la conclusión de la primera parte dolió. No está el Hércules para remontadas, y menos en Mestalla.
En la segunda parte, con un nuevo cambio táctico para adaptarse a las circunstancias sobre la marcha, Cortés pasó al lateral izquierdo y Kiko bajó a defender como defensa derecho (el de Sanet le dio la mano a Cortés como dándole las gracias por quitarle de encima el "marrón" nada más aparecer sobre el campo).

El Valencia comenzó a funcionar mejor y acabó "matando" a su enemigo a las primeras de cambio. Una falta en la frontal sirvió para que Tino Costa pusiera en práctica su magistral toque de balón (2-0, m. 53). Ahí acabó todo. Más que bajar los brazos, al Hércules le cayó el alma al suelo. Sólo dio muestras de levantarse en la recta final del choque, cuando prácticamente apenas restaban minutos para nivelar la contienda. Mientras tanto, al Valencia le servía lo que tenía, tanto que se dedicó a contemporizar, a mostrar algún que otro detalle de cara a la galería, sin estorbar ya demasiado. La diferencia aparecía clara, enorme.

Esteban decidió reaccionar diez minutos después de encajar el segundo gol. Reapareció Drenthe, al que comenzó a colocar por el centro (nuevo condimento extraño en el potaje). El holandés tardó en calentarse, pero al final dejó claro que su presencia es necesaria hasta junio. Suya fue la incursión por la banda que despertó al Hércules para poner algo de picante en el insípido partido que apareció tras el 2-0. El centro al corazón del área no encontró rematador, contrariamente a lo que sí sucedió un minuto después con un disparo seco de Fritzler desde dentro del área, que topó con una prodigiosa mano de Guaita para evitar el tanto herculano.
En esos compases finales, Drenthe siguió insistiendo, combativo y vertical, dispuesto para el disparo, que ensayó un par de veces con peligro. Sin embargo, la ocasión más clara la tuvo el Valencia, que a punto estuvo de firmar otro hiriente 3-0 tras un error de Juanra que el propio defensa solventó bajo los palos tras el postrero disparo de Soldado.

Puede entenderse la decisión de Vigo de dejar fuera a Trezeguet dada la sequía del francés lejos de Alicante, pero lo que quedó claro ayer es que no se puede prescindir de Drenthe. El holandés da otro aire al equipo. Con él en el campo, el Valencia encontró razones para apretar las filas y mantenerse concentrado. Antes de ello, el conjunto local manejó fácil, sin problemas. Y eso resulta especialmente preocupante teniendo en cuenta que sobre el campo no estaban ni Joaquìn ni Mata, dos futbolistas desequilibrantes cuya presencia hubiera sido letal dada la precariedad defensiva que tenía el Hércules para afontar este encuentro.

El panorama se oscurece. Con Esteban Vigo, el Hércules no sabe hacer daño fuera de su estadio. Así que no le queda otra que morderse el labio y salir bien armado en el Rico Pérez para volver a poner tierra sobre la zona de descenso.

Se está jugando con fuego, encadenando derrotas que han acabado por meter al equipo en el saco de cola. El tiempo apremia y, como se preveía, el partido ante el Zaragoza del próximo domingo ya se presenta como una final. Bien harían desde dentro para comenzar a despertar a la gente con el fin de trasladar a todos los estamentos la importancia del encuentro ante los maños.