Otra vez vuelta de vacío. No hay manera de que el Hércules marque fuera de casa. Se le atraganta cualquier rival, por muchos problemas y limitaciones que tenga. Ayer, con todas las urgencias del Sevilla, el equipo del Boquerón no fue capaz de sacar nada positivo del Sánchez Pizjuán.
Estuvo cerca, eso sí. A poco que mejoró en la segunda mitad y que el técnico se decidió a introducir los cambios, el conjunto alicantino pudo golpear a su adversario. Pero no hubo acierto ni fortuna. Ni Trezeguet ni Portillo atinaron. Kiko Femenía fue el único capacitado para inquietar por la banda.
Hasta entonces, nada de nada. Cristian obtuvo la titularidad por primera vez en la temporada pero el Boquerón le colocó con bastante poca fortuna en la derecha. Así que el propio entrenador se cargó la posibilidad de desbordar por los flancos con su apuesta. Thomert repitió con la misma incapacidad que siete días antes contra el Zaragoza. Sin embargo, a diferencia de Kiko, mantuvo la titularidad.
En su afán de contener al rival, Esteban Vigo acumuló centrocampistas con Abel Aguilar, Farinós y Tiago Gomes, y renunció a la calidad y la magia de Tote. Apenas tuvo diez minutos el madrileño para intentarlo. Sobre todo, cuando se suceden los partidos lejos de casa sin noticias del gol.
Más que preocupante es el estado de negación del Hércules lejos del Rico Pérez. 862 minutos en blanco. Una cifra demoledora que obliga de nuevo a los blanquiazules a ganar el encuentro en casa contra el Getafe. La derrota deja al equipo alicantino a dos puntos de la zona del descenso. Aunque, eso sí, no tendrá a tres piezas clave por acumulación de amarillas. Cortés, Aguilar y Rodríguez vieron ayer la quinta. La buena noticia es que para el próximo domingo Valdez y Peña ya deben estar en condiciones para reaparecer.
Farinós se empleó de nuevo hasta el final por imperativo del guión. El Boquerón sabe que el equipo le necesita y, en su primera comparecencia como titular fuera de casa, se notó la mejoría. Aunque la presencia del valenciano no es suficiente para tapar todas las debilidades del grupo como visitante.
A diferencia de otras ocasiones, el equipo blanquiazul no comenzó del todo mal ante un Sevilla a medio gas porque Manzano reservó a algunos de sus mejores hombres pensando ya en la vuelta del compromiso europeo contra el Oporto en Portugal.
Sin embargo, el aviso de Negredo llegó pronto, como preludio de lo que podía suceder. El disparo del delantero sevillista se encontró con la madera. Pudo adelantar a los suyos tras un disparo con el exterior al travesaño a los ocho minutos y sirvió en bandeja el gol poco después a Luis Fabiano, pero el brasileño estuvo inocente en el remate de vaselina y Calatayud atajó el baló a dos manos.
El conjunto local se gustaba ante la inoperancia del Hércules y a los veinte minutos llegó el tanto sevillista. Luis Fabiano vio bien situado a Negredo que lo cazó dentro del área y lo cedió con el pecho hacia atrás para que el croata Ivan Rakitic, llegando desde la segunda línea, disparara raso para batir al portero alicantino.
Premio a la insistencia hispalense que seguía controlando el partido ante un inofensivo Hércules que tuvo su primera ocasión a la media hora de juego, aunque el blando remate de Trezeguet lo detuvo sin problemas Javi Varas, que sustituía bajo el arco sevillista al lesionado Andrés Palop.
Tras el paso por los vestuarios, el Sevilla salió lanzado a por el gol que sentenciara el partido pero ni Jesús Navas ni Luis Fabiano lograron acertar, lo que aprovechó el Hércules para estirarse y mostrar mejores argumentos, aunque sin inquietar demasiado a Javi Varas.
El partido entró en un ritmo bajo y el equipo del Boquerón trató de buscar el empate. La salida de Kiko Femenía dio otro aire y más posibilidades ofensivas. El canterano se fabricó varias buenas acciones y puso hasta tres centros de gol. Pero no hubo acierto. Trezeguet agotó una convocatoria más para aprobar su asignatura pendiente: marcar fuera de casa. Y tampoco Portillo tuvo la puntería necesaria para culminar otro certero centro del canterano. Tampoco se entiende demasiado bien que no tuviera continuidad en el once él y sí Thomert. Ante la ausencia de Drenthe, el único recurso que entiende el técnico parece ser la presencia del francés en esa banda.
Manzano no vio claro el panorama y dio salida de Kanouté a veinte minutos del final. Su presencia revitalizó de nuevo a los sevillistas que buscaban con insistencia el gol de la tranquilidad. Hasta en dos ocasiones salvó Calatayud dos ocasiones francas del Sevilla. Primero, en un mano a mano con Negredo, y después, un remate de Navas.
Los alicantinos buscaron con más fe que cabeza el tanto del empate. Lo tuvieron también en alguna opción a balón parado. Al menos, en esta ocasión sí, el Hércules pudo inquietar en acciones de estrategia con la ejecución casi siempre certera del incombustible Farinós.
Pero se agotó el tiempo y el conjunto alicantino volvió a marcharse con la cabeza baja y la eterna incógnita de qué hacer para marcar fuera de casa. Ya son demasiados minutos sin celebrar un gol a domicilio. Y sin gol, no hay vida más allá del Rico Pérez. De nada sirvió la leve mejoría sin el sabor dulce que deja la celebración de un tanto, aunque sólo sirva para sumar un punto. Pero, al Hércules, en esta situación, cualquier cosa le sirve para acabar con el calvario y la obsesión.
La derrota deja otra vez al conjunto blanquiazul al borde del abismo. Una jornada más el partido del Rico Pérez se convierte en una final para no ceder más terreno ante el resurgir de alguno de los rivales más directos.
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