El Hércules descendió ayer matemáticamente a Segunda División 326 días después de celebrar el ascenso a Primera en Irún. El paso por la elite del equipo alicantino ha sido efímero pero por la cantidad de incidencias que han acaecido en este curso parece que han pasado siglos. Y fiel a su estilo esta temporada, el Hércules ni siquiera eligió una manera digna de descender. Lo podía haber hecho. Con la victoria que tenía en el bolsillo ayer y luchando, al menos, en el Calderón y en el último partido de la temporada ante el Sporting. Pero no. El Hércules entregó la cuchara de la forma más inocente posible. Por su parte, el Mallorca que, durante la mayor parte del partido ya se vio luchando en las dos últimas jornadas por amarrar la permanencia, sale del Rico Pérez aliviado. Casi sin querer, marcó dos goles en el tramo final que le alejan lo suficiente del descenso como para pensar que seguirán un año más en Primera. Su primera parte fue penosa. Pero tras la entrada de Víctor en el descanso dio la cara lo suficiente para derrumbar a un Hércules que se desparramó sobre el césped en cuanto le hicieron el 2-1.
El conjunto blanquiazul casi tenía asumido que iba a bajar a Segunda División. Pero hacerlo como lo hizo ayer duele todavía más. El equipo alicantino ganaba 2-0 tras cuajar uno de los mejores y más tranquilos partidos en casa. Incluso Trezeguet estuvo a punto de matar el partido con un disparo al palo ya entrada la segunda mitad. Pero entonces, en una jugada sin peligro, Víctor enganchó un disparo que sorprendió a Velthuizen. En ese momento, al Hércules empezó a temblarle el pulso y la posibilidad del descenso matemático atenazó las piernas y nubló las mentes de los blanquiazules. Cuatro minutos después del gol de Webó llegó la puntilla. Fue una jugada de patio de colegio en la que tres jugadores se quedaron mirando cómo el Mallorca sacaba una falta rápido y en largo. Webó le ganó la espalda a Pamarot y marcó de vaselina.
El equipo de Djukic salió dispuesto a aferrarse a cualquier clavo ardiendo que le dejara con posibilidades de salvarse a falta de dos jornadas para el final. Trezeguet, nada más comenzar, avisó de las intenciones alicantinas. Enseguida llegó el primero de Sendoa. Una buena apertura de Tiago a la derecha, un gran centro de Peña y un espectacular control orientado y volea de Sendoa. El vasco se ha enchufado en el tramo final de competición. Pero en el destino no estaba escrito que el extremo pasara a la historia blanquiazul como un héroe.
El Hércules estaba con ganas y con intensidad en las segundas jugadas. Y el Mallorca parecía que pasaba por allí, sin más intención que algún balón aéreo colgado hacia Webó. En esas, llegó el segundo. Kiko mandó un balón al corazón del área, Trezeguet no llegó por poco pero en el segundo palo apareció otra vez Sendoa que, con un espectacular zurdazo, de volea, ampliaba la ventaja alicantina.
Tras el paso por los vestuarios, todo parecía encaminado a que el Hércules seguiría en la lucha. Más aún, cuando el descanso coincidía con la derrota del Zaragoza ante la Real que daba alguna esperanza más de salvación al Hércules. Laudrup se la jugó e introdujo otro delantero al campo. Y Víctor empezó a agitar el árbol de la zaga blanquiazul. Con él, Webó empezó a generar algo de peligro pero fue Trezeguet el que erró dos de las que nunca falla. Primero, cabeceó fuera un buen servicio de Cortés. La jugada, calcada a la que le metió al Real Madrid pero con final distinto. Y luego, tras controlar con el pecho y disparar al poste con Lux ya batido.
El partido parecía muerto pero todo dio un vuelco en cuatro minutos. Velthuizen salió mal, Pereira la puso y Víctor Casadesús empaló al fondo de la red. El Hércules enloqueció y se ahogó en un vaso de agua. Sin jugadores en el campo para detener la hemorragia, el Mallorca se fue a por el empate. Y lo logró tras una jugada de picardía y calidad a partes iguales.
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