¿Qué hacer cuando se encaja un gol en el minuto uno de partido? Difícil remontar y más aún cuando se juega lejos de Alicante. Así comenzó la última actuación del Hércules como visitante en una temporada negra que sólo ha tenido el tímido rayo de luz del pasado once de septiembre en el Camp Nou. Aquello fue un espejismo. En el Calderón, el equipo blanquiazul certificó su descalabro. Firmó su derrota 14 a domicilio y certificó que ha sido el peor equipo de la categoría fuera de casa. Otro capítulo más para el olvido. No fue posible tampoco recuperar cierta parte de la autoestima perdida frente a un Atlético que le sobró con ir a medio gas.
De poco le sirvió a Djukic su apuesta por una defensa de cinco. Un error en cadena habilitó a Domínguez, que pronto mostró el camino a los colchoneros. El técnico serbio dejó a Fritzler en el banquillo como único profesional acompañando a los cinco canteranos del Hércules.
Tan negado está el conjunto blanquiazul en su despedida de la élite que hasta Trezeguet erró un penalti para igualar a uno. De Gea acertó la trayectoria del esférico y frustró el intento de equilibrar la contienda. Después, el delantero francés marcó el 1-1 a la salida de un córner, aunque el Atlético todavía tendría que decir su última palabra. Celebró una victoria clave en la despedida del Calderón de Quique Sánchez Flores.
El conjunto rojiblanco cerró su billete para la Liga Europa de la próxima temporada con un triunfo sin brillantez, a medio gas, en un duelo que encarriló muy pronto, que se complicó en la segunda parte y que solucionó en cuanto apretó el acelerador.
Álvaro Domínguez, nada más comenzar el choque, y José Antonio Reyes, a falta de veinte minutos, sellaron el triunfo, más sufrido de lo esperado por el exceso de confianza del equipo rojiblanco con el 1-0 ante un Hércules que desperdició un penalti en la primera mitad, detenido por David de Gea, y que asustó al bloque local con el 1-1.
Los acontecimientos de la última semana, con el enfrentamiento entre Quique Sánchez Flores y el uruguayo Diego Forlán, el martes, la confirmación del técnico de que no seguirá la próxima campaña y la decisión de descartar al ariete charrúa de la convocatoria habían restado protagonismo a un partido fundamental para las opciones europeas del Atlético de Madrid.
No lo notó de inicio el conjunto rojiblanco, que en menos de dos minutos ya mandaba en el marcador. Una jugada ensayada en un córner que terminó con un disparo desde fuera del área de Mario Suárez y un rechace en el área la aprovechó Álvaro Domínguez para batir a Velthuizen y poner en ventaja a su equipo de inmediato (1-0, minuto. 2).
Ese tanto simplificó el comienzo de partido del Atlético, que se encontró con un rival descendido, endeble en tareas defensivas, a pesar de alinear cinco jugadores en su retaguardia, y sometido al comienzo del choque al control y las ocasiones locales, las más claras del argentino Kun Agüero y Juanfran Torres.
El encuentro viajaba por un camino cómodo para el conjunto rojiblanco, entre la división de opiniones de la grada en el apoyo a Quique Sánchez Flores, en su despedida del Calderón, o Forlán y sin sobresaltos para David de Gea hasta que el árbitro Iturralde González sancionó penalti en un agarrón de Pulido dentro del área.
Lo lanzó el francés David Trezeguet, lo detuvo con una estirada magnífica el guardameta del Atlético, salvador de su equipo en un momento difícil, en el que el Hércules había minimizado las oportunidades sobre su portería y amagaba, en los alrededores del área rival, con complicar el encuentro al confiado bloque madrileño.
Esa jugada espabiló un rato al Atlético, que retomó su ritmo de ocasiones con una jugada de Agüero, un disparo a la escuadra de Koke y un tiro al lateral de la red de Mario Suárez, y que despidió la primera parte con 1-0 en el marcador, pero con la necesidad de pisar algo más el acelerador para asegurar un triunfo con sabor europeo.
No lo hizo en el inicio de la segunda parte, en la que, sin excesiva intensidad ni continuidad en sus apariciones sobre la portería contraria, mantenía el duelo en su poder, pero cada vez con más inquietud en los ataques del Hércules , que llegaba con facilidad al área local, y con un conformismo peligroso con el 1-0 a su favor.
Y lo pagó. Un aviso muy serio del conjunto alicantino, un lanzamiento de falta de Javier Portillo a la cruceta, tuvo continuación minutos después en el 1-1, en un saque de esquina peinado en el primer palo y en un remate raso de Trezeguet solo en el segundo, un castigo previsible ante la relajación del Atlético. No concedió más el equipo rojiblanco, alertado de que a medio gas es muy difícil ganar a cualquier rival de Primera División y al que le bastó la siguiente ocasión, una internada de Agüero salvada por Velthuizen, para firmar el 2-1.
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